¿Que es esto? ¿Frutillas....?

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Oh Seul, llego la primavera y la ciudad empezaba a florecer. Nuevo año, nuevos planes.

Por lo tanto, habían tantos locales y lugares nuevos abriendo sus puertas, haciendo la experiencia mas interesante. El sol brillaba en las calles y los barrios mas bajos de la ciudad, la naturaleza no tenia limites para decorar las plazas con flores de diferentes colores y olores.

La rutina mañanera daba inicio y un rubio en bicicleta bajaba la calle de su vecindario. Pantalones de campana, sudadera amarilla y dos bolsas de papel en los puños del velocípedo.

 Se levanto en su asiento, dejando que el impulso de la bicicleta calle abajo lo llevara por si solo. La brisa se  filtraba por sus cabellos dorados, sintiendo su cabeza cosquillear por los movimientos de este, como si el viento le diera suaves caricias. Cerro sus ojos, dejando que la sensación se lo llevara, complacido de hacer eso cada mañana.

Ajeno a todo lo demás, se envolvió en sus pensamientos, imaginando todo tipo de escenarios parecidos. Sus pecosos pómulos se abultaron, dejando ver su brillante sonrisa, al recordar que hoy era un día especial, pues finalmente volvería a ver a sus pequeños.

Claro, su encandilante escena se vio interrumpida por una voz femenina ya conocida para él. 

— ¡Felix! ¡Niño despistado detente!

Entonces el chico abrió sus ojos abrupta-mente, observando al camión que cargaba mercadería en el lado de la calle por la que estaba bajando. Tomo el manubrio con fuerza, apretando los frenos luego de colocar los pies en el pavimento, deteniendo su bicicleta casi inmediatamente. 

Jadeo aliviado, llevando una mano a su pecho, observando en la acera a varias personas reunidas para presenciar su penoso espectáculo. Las mejillas de Felix se enrojecieron, juntando inconscientemente sus manos arriba de su pecho, encogiéndose en su lugar. Miro a la señora Min, quien mirada entre preocupada y enojada al rubio.

Felix pedaleo hasta la acera, bajándose de su bicicleta y rascando su nuca apenado. avergonzado, se disculpo con los trabajadores y la gente a la que había preocupado con su irresponsable forma de comportarse. Para esas personas, quizá era la primera vez que pasaban por Julgeon, pues la mayoría seguían hablando del tema  de forma exagerada, como si nunca hubieran visto un choque en sus vidas. Pero par la señora Min, los comerciantes de la zona y por su puesto, los policías de transito, era común que Felix apareciera de la nada, bajando en su bicicleta como si fuera el único vehículo del mundo.

— Lo siento señora Min....— murmuro el pecoso, tomando las bolsas de papel que llevaba y colocando las en la canasta que su bicicleta traía incorporada al manubrio.

  —  A veces me sorprende que sigas vivo. — Dijo la señora Min, acomodando su vestido y bolsa de compras, pues se había levantado de su asiento en un segundo cuando vio a su risueño vecino bajar a toda velocidad en su velocípedo. — ¿A donde ibas tan apurado? ¿Tarde otra vez Felix?

El menor rasco su nuca nuevamente, si, de echo estaba llegando tarde justo en ese momento. Pero la noche anterior se había quedado preparando los postres para sus niños, tenia suerte de haber despertado diez minutos antes, lo cual en realidad no era nada malo, pero usualmente despertaba solo dos minutos antes y tardaba en arreglarse. Así que, estaba llegando tarde, pero no tan tarde como de costumbre, quizá solo veinte minutos de tardanza....¿Que?

— Hoy es el primer día de clases, así que prepare un pastel ¿Quiere probarlo señora Min?  — pregunto cortes-mente el menor, sin responder a la pregunta de la contraria.

— Lo siento hijo, esta vieja ya esta muy llena. — Bromeo la mas baja, posando sus manos en su barriga y moviendo la un poco. — Anda ve, que nadie mas querrá contratarte solo porque les cocines pasteles.

El rubio rio, acomodando su bicicleta de nuevo en el carril y comenzando a pedalar nuevamente hacia su trabajo.

— Ese niño nunca aprende. — susurro la Señora Min, riendo al ver como el pecoso casi pierde el equilibrio por andar mirando el parque. Tomo su bolsa y carrito, volviendo a su hogar calle arriba en Julgeon.

— ¿Si sabes que no va a perdonarte solo por darle uno de estos no? — Pregunto Tzuyu, la compañera de trabajo del pecoso, comiendo del delicioso postre que Felix había llevado a la guardería para compartir

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— ¿Si sabes que no va a perdonarte solo por darle uno de estos no? — Pregunto Tzuyu, la compañera de trabajo del pecoso, comiendo del delicioso postre que Felix había llevado a la guardería para compartir.

El menor bufo, sentándose en el pequeño sillón de dinosaurios de la salita Azul. Apenas llego a la institución, sus compañeros parecían haberlo anticipado, pues su camisa y overol estaban preparados para él en la entrada de los vestidores para maestros.

También parecían estar un poco nerviosos, pues la nueva directora de Sunshine's, no aparentaba ser muy simpática. Yoonah, la anterior directora, se habia retirado el año pasado, dejando le el lugar a su prima, Im Nayeon.

— Ahora que quiero que te quedes callada no lo haces ¿Que te sucede? — protesto el rubio, mirando a su amiga con el ceño fruncido, lo cual solo la hizo reír.

— ¡Oye! Recuerda quien fue la que te cubrió. 

— Solo pasaron cinco minutos para que se diera cuenta de que obviamente llegue tarde, tonta. 

— Cinco minutos de pura confianza, amistad y cariño.

El rubio rodó los ojos, soltando una carcajada con la mas alta, aunque fuera solo por un centímetro, a la mayor le gustaba presumirlo.

Su felicidad se vio silenciada cuando el sonido de unos tacones se hizo presente en los pasillos de la guardería, atrayendo toda la atención de los dos jóvenes a la entrada de los vestidores. Tzuyu bajo el pequeña cajita de cartón debajo del asiento, temiendo que fuera reprendida por comer en horario de trabajo.

Una fémina, de no mas de 1.67m, se poso en el marco de la puerta, cruzando sus brazos y observando a las únicas personas en la habitación. Tzuyu y Felix pasaron saliva en silencio, no sabían si esa era la directora, pues no parecía de su edad como para dirigir una institución.

— ¿Lee Felix? — pregunto la mujer, clavando su vista en el pecoso.

El rubio dudo en responder, ya que la que suponía era "Nayeon", parecía muy seria. Asintió lentamente con su cabeza, mirando a la mayor un poco nervioso.

Nayeon sonrió, estirando su dedo indice al menor, haciéndole señas para que la siguiera, empezando a caminar por los pasillos de Sunshine's.

— Que Dios se apiade de ti. — Susurro Tzuyu cuando Felix salio de la habitación. 

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2021 ⏰

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