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Me giré sobre mi cuerpo y ahí seguía él, dormido en la misma posición en la que le di un último beso antes de dormirnos. Peiné con mis dedos su flequillo castaño porque estaba algo despeinado, y mientras yo estaba repasando sus facciones, sonrió entre sueños y luego balbuceó algo que no entendí bien.

― ¿Qué has dicho? ― pregunté tras intentar procesar su balbuceo, pero no llegué a ninguna conclusión.

― He dicho buenos días princesa. ― repitió, me dio un beso en la frente y se levantó de la cama -supongo que para ir al baño-, le imité y le seguí arrastrando los pies por el pasillo. ― Me gusta verte con mi ropa. ― dijo antes de lavarse la cara y yo miré hacia abajo, recordando que le había robado una de sus camisetas para usarla como pijama. ― También me gustan mis marcas. ― añadió y, sinceramente, me horroricé al escucharle. Le di con la cintura para que se quitara del espejo que tenía en frente, me miré y efectivamente, tenía el cuello lleno de chupetones de todos los colores rojizos habidos y por haber. Le eché una mirada filosa porque él sabía muy bien que no me gustaban las marcas y aún menos en los sitios visibles.

― Eres un idiota. ― le dije y fui en busca de mi estuche de maquillaje para taparme la fealdad que tenía en la piel.

― ¡Eso no era lo que decías anoche! ― al girarme para contraatacarle, el muy imbécil había cerrado la puerta del baño.

Bien, os preguntaréis quién cojones era yo y quién era él. Me llamo Shu Yan y él es... bueno, Lucas era alguien que me importaba, dejémoslo en eso. Supongo que también os estaréis preguntando de qué nos conocíamos, era una historia simple la verdad. Yo era fotógrafa en un estudio de moda y él era el modelo recién incluido, entonces una cosa llevó a la otra y terminamos siendo algo más que unos amigos con derecho a roce.

Volviendo a lo que estaba, cogí la base de maquillaje y me miré en el espejo rectangular que tenía Lucas en su cuarto, me cubrí la mitad del cuello y luego lo sellé todo con polvos translúcidos. Estaba terminando cuando él apareció y sentí cómo me miraba desde la puerta.

― ¿Vamos a desayunar juntos o tienes que irte? ― preguntó mientras se acercaba a mí y pasaba sus manos por mi cintura.

― Me encantaría, pero tengo cosas que hacer y fijar días con los clientes para sus sesiones. ― su mirada se juntó con la mía, y entonces empezó a acercarse cada vez más a mis labios.

― ¿Entonces te apetecería que cuando termines vaya a por ti y vayamos a cenar fuera? ―

― Lucas... Ya sabes lo que somos y lo que tenemos, lo hablamos antes de empezar con todo esto y te recuerdo que quedamos en no conocernos muy a fondo. Solo nos vemos cuando nos necesitamos. ― su mirada se fue oscureciendo y poco a poco se alejó.

― Nadie ha dicho que no te vaya a necesitar cuando terminemos de cenar. ― os juro que quería mantenerme alejada de quedar fuera de nuestros apartamentos para impedir que nos conociesemos más, pero era él, su forma de mirarme y hablarme le hacían alguien para mí. No podía negarme si lo tenía en frente mirándome con esos grandes ojos que brillaban por mi aprobación.

― Vale vale, nos vemos en la avenida que lleva al estudio a las ocho. ― rodeé su cuello con mis brazos y él en respuesta me apretó la cintura, me acercó a él y terminamos con la tortuosa distancia que había entre nuestros labios.



















smirks. [ Wong Lucas ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora