Todo por dinero.

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Al salir del instituto, se desabotonó la camisa completamente, ya que traía una de resaque debajo  y se la ató arriba del ombligo, se acomodó la falda, miró a unos muchachos delante de ella, una prueba más para ella, comenzó a menear aún más las caderas de tal forma que la falda se levantara y pudieran ver gran parte de sus muslos, obvio los chicos se le quedaron viendo. Cruzó un parque y siguió caminando, llegó a la esquina y entro a la tienda. Estaba muy oscura, casi siempre se encontraba así.

-¿Señor Richard?

-¿Si?

-Soy Amanda.

-Amandita- y se apresuró en llegar, era un señor de unos 50 años, con el pelo bastante canoso, de aspecto fornido- que se te ofrece mi muñequita linda?

-Pasé a ver como se encontraba- puso las manos en la cintura y observó la tienda- señor Richie, se ve más surtida la tienda.

-Eres la primera que lo nota, aparte de hermosa eres muy observadora.

-Sí, y lista, sacaré buena calificación, se lo aseguro- dijo guiñándole el ojo.

 -Que bueno Amandita, toma algo de la tienda, lo tienes merecido.

-Pero señor Richie, no quiero causarle molestia.

-Preciosa, no es molestia, enserio.

-Bueno, tomaré una soda, hace bastante calor- se agachó a tomar la soda, en realidad no había necesidad de agacharse, pero era el precio que tenía que pagar para tener una soda gratis, y puede que algo mas.

-Muchachita, tienes una falda muy cortita.

-¿Le parece?

-Por supuesto, todos miran tus hermosas piernas.

-Están feas, pero hace bastante calor, así no tengo tanto.

-Muy buen punto, dime ¿tienes novio?

-No, ¿para que?

-Pues para que te hagan sentir única.

-No ocupo que alguien me lo diga, sé que soy única, no perfecta, pero si única.

-A mí me pareces la mujer más perfecta del mundo

-Pero señor Richie, mis piernas no tienen forma- levantó la falda.

-Son hermosísimas, haría lo que fuera por poderlas tocar- dijo mostrando billetes verdes.

-Señor Richie, dejare que las toque, pero con una condición

-¿Cual?

-Que no valla pensar que soy una fácil, zorra, etc. ¿me dará dinero?

-Por supuesto que no mi niña, y te daré todo lo que quieras-estiró la mano y la chiquilla tomo el dinero y lo guardó en la mochila rápidamente.

-Okey- y se encaminó hacia detrás del mostrador.

-No, aquí no, atrás, así nadie te podrá ver.

-Cierto- se fue al fondo y se quitó completamente la falda- le parecen bellas señor Richie?

-Si-dijo idiotizado, se agacho y las tocó, su corazón aceleraba conforme masajeaba las piernas- mi niña, es lo más bello que mis manos han tocado.

-No es para tanto- y dio un paso atrás- puede que tenga unas piernas bonitas, pero no pienso lo mismo de mis pechos.

-Preciosa, eres la mujer más perfecta del mundo, apuesto que tus pechos son tan hermosos como tu.

-¿Enserio?- y se bajó la blusa

-Dios- exclamó el señor, su mano rozó la piel, sintió como quemaba de lo excitado que estaba.

-Señor Richie, me tengo que ir, mi mamá ha de estar furiosa- se acomodó el uniforme- adiós. Y se marchó dejando al hombre excitado, con ganas de más.

Cuidado con la pelirroja. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora