Primera parte

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Primera Parte

Un grupo de amigos cenando en un restaurante al que concurrían habitualmente. Una de ellos estaba en silencio, sumida en sus pensamientos, mientras los demás carcajeaban. Se la notaba triste, y tenía razones más que suficientes para estarlo.

Hacía bastante tiempo que su noviazgo con Pablo estaba extraño. Sentía que todo estaba por llegar a su fin, que el amor se había acabado. Estaban muy distanciados uno del otro, ya ni comunicación había. Uno pensaría que tras seis años de relación, estarían más que unidos, pero esa no era la realidad.

-¿Ro? ¿Estás bien?-le preguntó una morocha de escasa estatura, Mariana-.
-¿Eh? Si, si-respondió la joven volviendo en si-.
-¿Segura?-cuestionó una castaña que también formaba parte de aquella ronda, Candela. Los hombres estaban en su mundo, no les prestaban atención-.
-Si, estoy bien, no se preocupen-les sonrió y cambió de tema para evitar más preguntas-. Che, Oli, ¿qué pasó con Nico al final?
-¡Ay, no saben! Es un tierno…

Y mientras la rubia de ojos azules, la “Barbie” como le decían, les relataba con lujo de detalles lo ocurrido con su, ahora, novio, un muchacho, mejor dicho mozo, se les acercó y le entregó un papel a Rocío al mismo tiempo que le susurraba algo inentendible para el resto.

-¿Qué… qué pasó?-interrogaron-.
-Nada, ya se van a enterar…
-¿Quién era ese? ¿Qué quería?-le recriminó Pablo, tomándola del codo y haciendo que se levantara de su asiento-.
-Basta, me estás lastimando-se quejó adolorida mientras era arrastrada hacia una esquina algo alejada de su mesa, en aquel local-.

Al llegar, el muchacho se dio vuelta, dejando a la vista su rostro desfigurado por la furia. La soltó con brusquedad y la miró, tratando de intimidarla.

-¿Quién era él? ¿Tu amante?
-¿Qué?-dijo indignada-. ¿Me creés capaz de engañarte?
-Ya ni sé de qué sos capaz-habló despectivamente-. Te hacés la santita, pero no es más que un disfraz… Apuesto lo que sea a que te revolcás con cualquiera cuando yo no estoy…
-Pareciera que no me conocés-estaba dolida, mucho-.
-No, no te conozco… No sos la Rocío de la que me enamoré, cambiaste mucho-habló Pablo, lanzando dagas por los ojos-.
-¿Yo cambié?-cuestionó molesta- Ah bueno, lo que me faltaba…-rió irónica-. Sabés perfectamente que te sigo amando…
-Como el primer día…-la interrumpió-. No te creo nada, Rocío, son puras mentiras lo que decís ¿O no?-la muchacha hacía silencio y miraba al suelo-. Me estás dando la razón… Ahora decime, ¿con quién te acostás? ¿Cuánto te pagan?

La joven estuvo a punto de levantarle la mano para hacer que se tragara aquella falta de respeto a su persona, pero fue evitada por un empleado que se les acercó.

-¿Está lista, señorita? Le toca…-le sonrió y se fue a seguir con lo suyo-.
-¿Lista? ¿Toca? ¿Qué cosa? ¿Para qué?-interrogó Pablo, celoso-.
-Ya vas a ver; y prestá mucha atención, es para vos…-le respondió y se dirigió al escenario, donde tomó el micrófono y le dedicó una fugaz mirada a su novio-. Hola…-saludó-. Mi nombre es Rocío y quería cantarles una canción que expresa todo lo que siento…-sonrió levemente mirando al suelo-. Mi vida ya no es la misma desde hace un tiempo y ya no puedo más… Espero les guste…

El ojiverde la observaba con los brazos cruzados. Tenía el ceño fruncido al no entender nada de lo que pasaba. Una lenta melodía se escuchaba en todo el salón.

Me miras diferente
Me abrazas y no siento tu calor
Te digo lo que siento
Me interrumpes y terminas la oración
Siempre tienes la razón.


Flashbacks

Estaban acostados en la cama del departamento que compartían. Rocío posaba su cabeza en el pecho de Pablo, y éste la rodeaba con sus brazos. Ella ya no lograba sentir la protección y seguridad que le brindaban antes aquellos abrazos, y le dolía, no quería perderlo.

No quiero perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora