Cap. 7

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Narra Eren

4 dias, 4 malditos días han pasado que Levi no sale de su cuarto.
Hoy en la tarde viene Hanji y no puedo desaprovechar la oportunidad, necesito saber que pasa con Levi que ni su propia madre puede entrar. A lo mejor le dió viruela o algo contagioso y por eso necesita estar aislado.

Mitchell7236: A mi me quedaron dos marcas de cuando me dió viruela, las dos peores semanas de mi vida

Como sea, la tarde llegó y Hanji estaba en el cuarto de Levi, si te acercabas a la puerta solo escuchabas quejidos y habla de Hanji. Lo sabía porque Armin y yo estabamos pegados en la puerta tratando de escuchar algo.

Armin: Eren no puedo saber de que habla Hanji -Susurró-.

Pasos se escucharon caminar a la puerta y ambos salimos corriendo a escondernos, no sin antes dejar una pequeña ayuda.

Hanji salió, se despidió y cerró el cuarto con llave. Volvimos a estar enfrente del cuarto de Levi y Armin retiró un papel que colocó en el seguro, permitiéndonos así abrir la puerta. Lo cual solo ayudo a que desde el interior me jalaran del brazo, cerrandole la puerta en la cara a Armin. Como ya no había que se interpusiera, se puso el seguro.

Yo me encontraba en el suelo, tratando de asimilar lo que acababa de pasar, observé lo que la oscuridad del lugar me permitía ver gracias a la luz que entraba por la ventana. Como andaba distraido me sobresalte al sentir como colocaban una mano en mi cadera y me alzaban hasta medio sentarme, más específicamente mi trasero estaba sobre las piernas de Levi, quien estaba sentado en cuclillas. Mis manos estaban sobre su pecho, estaba sin camisa, sentía la calidez de su cuerpo y me estremesí porque habló.

Levi: La cuatro ojos no les dijo que no debían estar aquí? -Su voz sonaba más gruesa de lo que recordaba, me encantaba-.

Eso no quitó el hecho de que estar en esa posición me ponía nervioso.

Eren: P-perdón, e-es que no salías y nos preocupamos -Apretó más su agarre de manos en mi cadera-. P-podría soltarme?

Me atrevía mirarlo a los ojos. Grises brillantes, tentadores, desbordaban deseo de comerme como a una rica pierna de pollo. Trague grueso, no podía separar mis ojos de los suyos, o eso pensé, bruscamente me volteó dejándome en el suelo haciendo que mi cabeza se golpeara, dolió un poco.

Antes de que pudiera protestar por tal acto tomó mis brazos y los cruzó en mi espalda, sujetó ambos brazos con una mano, mientras que con la otra tapó mi boca haciendome imposible hablar. Se sentó sobre mi espalda y me dió un escalofrío al sentir su aliento frío en mi nuca.

Quien sabe si esa noche todo iba a salir bien...para mi.

No hables, gemir es mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora