prefacio

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━Lo único que hace es ordenarme qué hacer y qué no aun cuando estamos fuera de horario laboral ━Debe de tomar un momento para llenarse los pulmones de oxígeno y lograr expulsar todo ese veneno acumulado en el pecho━, me tiene harto

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━Lo único que hace es ordenarme qué hacer y qué no aun cuando estamos fuera de horario laboral ━Debe de tomar un momento para llenarse los pulmones de oxígeno y lograr expulsar todo ese veneno acumulado en el pecho━, me tiene harto. Es insufrible trabajar a su lado.

El hombre frente suyo eleva la comisura de sus labios, soberbio: ━El asunto aquí, Gustabo, es que no trabajas conmigo, trabajas para mí ━Esa aterciopelada voz retumba dentro de sus oídos. Nadie era mejor que el Superintendente para escupir toxinas por doquier, ni siquiera él━. Debes de estar realmente loco si piensas que puedo enamorarme de ti ━El rubio tensa la mandíbula, humillado, carente de cualquier fuerza que pueda hacerlo desenfundar el arma y dispararle━. Tú no significas nada para mí, eres un peón más en un tablero de puros alfiles simulando ser reyes.

Gustabo lo mira estupefacto, con el pecho desbocado, deseando una disculpa o la culpabilidad reflejada en su rostro, algo que le dijera que esas palabras eran erróneas, que sus sentimientos no eran el problema de la relación. Ante el silencio se limita a mirar el suelo conteniendo la aflicción que quiere derramarse por sus ojos. La persona por la cual se desvive apresuradamente le ha dado un buen golpe de realidad, uno lamentable e hiriente que despedaza su corazón en fracciones irremplazables. Quiere ser fuerte y mandarlo a la mierda, sin embargo, está paralizado por su propia vergüenza. Es como si lo empujaran de un precipicio adrede con la finalidad de hacerlo sentir un revoltón en el estómago que le agita las entrañas y deja un vacío adrenalínico en su interior, para al final sentir un tirón en el corazón.

La sonrisa del Superintendente deja en evidencia que cada palabra estaba intencionada para elevar la inferioridad de Gustabo. No había mejor abastecimiento ególatra que el doblegamiento de un hombre fuerte hacia otro débil. Jack no quería exponer sus pensamientos de tal forma, pero cuando se trataba de Gustabo todo se volvía difícil de controlar. Haber conocido los sentimientos del oficial a su cargo no era algo que debía ocurrir, no obstante, las paredes de los vestidores hablaron mientras él estaba por entrar. Su primera reacción fue carcajear de ironía, una vez cayó en cuenta de que el rubio murmuraba en serio un nudo se instaló en su esófago, incapaz de hacerlo digerir la situación.

Él se consideraba a sí mismo una persona sin filtros, directo y realista, aunque su realismo se base en la crueldad y en los actos desenfrenados. Es decir, ¿cómo alguien así podía corresponder el enamoramiento de un hombre inestable? Exacto, no podría. Gustabo era alguien quisquilloso, descortés y consentido, le gustan las cosas fáciles y la música soez, pero sobre todo era un psicótico que encadenaba sus emociones hasta estallar.

━Tiene razón, cada uno es el peón en la vida de los demás ━añade borrando la tensión en su rostro. Psicótico━, pero no sea arrogante, usted jamás podrá gustarme más allá de una paja ━La oscura mirada que le dedica el mayor lo hace ladear la cabeza y reír brevemente con fingida seguridad. Sale del despacho mordiendo su lengua, absteniéndose de contradecir sus propias palabras, el bombeo de su corazón es frenético, casi puede sentir el movimiento de su piel sobresaliendo por los latidos desbocados y el ardor en sus ojos al recorrer los pasillos.

،، 𝙫𝙞𝙤𝙡𝙚𝙣𝙩 ،، ʿ 𖥻︰𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘢𝘣𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora