Bueno, estos capítulos me cuestan mucho... Me quitan la inspiración, y detesto ser en cierta forma Juliett. No sé cómo son los pensamientos de las mujeres, pero hago lo mejor posible, supongo. También el asunto del amor es un tema desconocido para mí y no es algo de lo que pueda escribir fácilmente, pero esta historia la necesitaba...
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Juliett
Sonreí sin muchos ánimos, le agradecí a Evelyn por el desayuno y Ricardo y yo salimos por el garaje. Nos subimos al auto y mi hermano arrancó el motor.
—Te ves cansada —me dijo mientras conducía.
—Es porque lo estoy —repliqué, recostando la cabeza contra la ventana.
Sí algo me había mantenido despierta la noche anterior, no podía recordarlo. Sólo recordaba la insoportable idea de que iba a pasar todo el día con los ojos abiertos, viendo clases a las que ni siquiera prestaría atención. Era el primer día de escuela luego de las vacaciones de navidad y no tenía muchas ganas de volver.
Solté un bufido de exasperación cuando Ricardo estacionó el auto frente a la escuela. Nos apeamos al mismo tiempo, y dijo:
—Nos vemos aquí cuando salgas.
Asentí con cara de pocos amigos, y cada uno tomó un camino diferente hacia la escuela. Volviendo a la rutina, los pasillos estaban abarrotados de gente y saludé de vuelta a todos los que me saludaban a mí, aunque hubo varias personas a las que no pude identificar. Llegué hasta mi casillero, guardé mi bolso y saqué mi libro de historia y el cuaderno que asigné para esa materia. Ya casi empezaba mi clase, así que no podía moverme con lentitud.
—¡¡Juliet!! —gritó una voz atiplada que se hizo oír entre la aglomeración de estudiantes.
Reconocí la voz de inmediato, me volteé y vi a Melanie acercándose con paso rápido. Le costaba esquivar a los demás estudiantes, pero logró llegar a mi encuentro.
—Oh, aquí estás. Pensé que faltarías a las clases de hoy, ya que no te encontraba por ningún lado —susurraba entre jadeos pero me dio un jovial y breve abrazo—. No te imaginas lo mucho que te extrañé.
—Sí, yo también —dije, sonriéndole. Ya habíamos hablado por teléfono la noche anterior y también habíamos pasado un día juntas en su casa ya hace una semana, pero era de esperar que ella pusiera un poco de drama a cada reencuentro que tuviéramos.
—¿Ya vistes a los nuevos estudiantes que llegaron hace rato?
—Acabo de llegar, Mel. ¿En serio quieres empezar tan temprano con los chismes?
—Pues sí —respondió—. Por lo que escuché son dos hermanos y llegaron en una lujosa carroza. Pero aun no los he visto, y eso me está matando. Ángela me dijo que eran guapísimos y que ya muchas muchachas de nuestro curso están babeando por uno de ellos.
—¡Qué interesante! —dije sarcástica después de un suspiro—. ¿Podemos hablar luego? Ya estoy yendo tarde a clases.
—Sí, está bien. Pero ¿no me dejarías maquillarte un poco? Pareciera como si no hubieras dormido en toda la noche.
—Bueno, estoy bastante cansada. Y no estoy de humor para maquillajes. Nos vemos en el almuerzo, ¿sí?
Melanie y yo no compartíamos ninguna clase aquel lunes, así que, pasé por su lado y me dirigí al salón de historia. Como yo, muchos estudiantes ya iban tarde a sus clases, por ello casi todos se estaban moviendo deprisa, lo cual me hacía más difícil caminar. Cuando sonó la campana de la escuela ya yo estaba sentada en mi mesa.
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Saga Los Elementos: El regreso de los Fraseres (Detenida)
Science FictionLas cosas cambian de manera radical cuando Mike es atacado por unas temibles criaturas, siendo obligado a escapar de Chicago. En Druid Hills, Atlanta, Juliett conoce a Mike, sin saber que inevitablemente se enamorará de él. Pero con el paso del tiem...