Extra: Igual a papá (1)

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2010

¿Por qué su hijo de cuatro años estaba tirado en el suelo, fingiendo estar muerto?

Draco llevaba alrededor de un minuto haciéndose esta pregunta.

¿Por qué?

Él no lo entendía. Altair se encontraba tendido en la alfombra de la sala, con los ojos en el techo, mientras Scorpius enloquecía llamando su atención. Se tiró sobre él, rodó encima de su cuerpo, lo zarandeó, jaló sus brazos, lo arrastró un par de pasos, volvió a caerle encima, le agarró el cabello, le apretó las mejillas.

—¡Ati! ¡Ati! ¡Ati!

Altair parecía pensar que, si no se movía, Scorpius se detendría.

Estaba equivocado.

—AtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAtiAti...

Draco en serio no sabía qué hacer. ¿Decirle a Scorpius que dejase a su hermano en paz? ¿O a Altair que le prestase atención?

¿Por qué hacían eso?

Estaba seguro de que él no era así de pequeño.

—0—

1986

Un Draco de seis años se paró junto a la cama de sus padres, con una almohada bajo el brazo, y los observó por medio minuto. Luego alzó la almohada y la estampó contra la cara de su padre.

—Papápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapá...

Lucius emitió un vago quejido, atacado una y otra vez por los almohadazos sin fuerza de su hijo.

No se detenía.

Jamás lo hacía.

—Papápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapá...

—Narcissa —gruñó Lucius, interponiendo un brazo entre la almohada y su cara.

—Son las siete —murmuró Narcissa, felizmente envuelta en su manta, y al otro lado de la cama, donde no era "atacada"—. Antes de las nueve, es tuyo, cariño. Suerte.

La última palabra tenía un toque de diversión obvia.

Lucius atrapó la almohada y observó a su hijo con el entrecejo arrugado.

—¿No quieres despertar a tu madre, Draco?

Draco sacudió la cabeza y recuperó su almohada. Cuando pensó que su padre volvería a cerrar los ojos, comenzó de nuevo.

—Papápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapá...

El mago se dedicó a fingir estar muerto, hasta que Draco decidió que la almohada no bastaba. La dejó a un lado, y cuando Lucius estaba por celebrar su victoria, el niño se subió a la cama y cayó sobre su estómago.

Lucius se quedó sin aliento. Ni siquiera pudo quejarse. Draco rodeaba sobre él.

—Papápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapápapá...

—Cuidado con mami, cielo —pidió Narcissa, con dulzura, y Draco la obedeció. Se limitó a rodar sobre su padre y dejarla descansar.

Él no podía creer la serpiente traidora que tenía por hijo. Capturó al niño, lo sentó en su pecho, y le dedicó una mirada somnolienta que no hizo nada por eliminar la hiperactividad del pequeño.

—¿Qué quieres, Draco?

—¡Tengo hambre!

—¿Y los elfos están ocupados?

Draco frunció un poco el ceño.

—Mami dice que te busque a ti en las mañanas.

Lucius giró el rostro, pero su esposa había metido la cabeza bajo las mantas y era un bulto de tela, tembloroso por la risa que contenía.

No tenía una serpiente traidora en casa, sino a dos.

—Bien —aceptó Lucius—, pero no habrá sirope de chocolate hoy. Desayunaremos avena, tú y yo.

Draco emitió un sonido de desagrado y se dejó caer sobre el cuerpo de su padre, para fingir estar muerto y escapar de la horrible avena que tanto odiaba.

Lucius se resignó a que, de un modo u otro, terminaría siendo aplastado, burlado y usado como almohada.

Narcissa todavía se reía en silencio bajo su cobija.

—0—

2010

Mientras Scorpius buscaba una almohada para seguir llamando a su hermano, Draco se repitió que no tenía idea de por qué actuaban así.

Luego Altair le arrebató la almohada, la lanzó lejos, y se tendió bocabajo para continuar con su actuación de "muerto". Scorpius se tiró sobre su espalda y jugó con su cabello.

—Ati, oye, Ati- Ati, ¿me escuchas, Ati? Ati...

Los niños eran un misterio.

*

Yo venía de buen humor hoy con los extras que escribí esta semana...y resulta que se borraron dos de cuatro en el teléfono ;; estuve haciéndole pucheros a la pantalla por un rato, hasta que decidí subir este para llenarlos de amor. Veré si reescribo estos días lo que perdí :c

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