Era una tarde soleada en Londres muggle, a pesar de haber llovido la noche anterior, el día era tranquilo, aunque una brisa fría recorría aquellas serenas calles que rodean el barrio donde vivía. Aunque las amara deben recorrerlas hoy por obligación.
Llegue a la capital, cruce la calle velozmente, a pesar de haber visto el semáforo, los vehículos andaban como locos. Era día de semana y se notaba.
Antes de llegar a la estación de tren, pase al frente de una cafetería, creí verlo adentro, aun no podía creer que Crabbe hubiera muerto en la guerra, éramos tan amigos y de momento a otro murió; pero tan solo era un hombre sin importancia.
Los recuerdos vinieron a mi mente mientras caminaba a la estación, todavía no entendía porque el tren llegaba tan tarde si podía estar en la casa disfrutando del sol junto a Clodie, mi pequeña y alegra niña de 2 años, sin sentir esa brisa fría que no se iba ya que era la hora que atardecía.
Me alegraba que las personas que se encontraban caminando no estuvieran concentrados en lo que pasa que sucedía a su alrededor, ya que era una ventaja para llegar más rápido a la estación, a pesar de que hubo personas que chocaban conmigo de vez en cuando . Habían niños jugando, corriendo y gritando, y sus padres estaban ahí, que fue lo que me hizo sentir identificado.
Tuve que apresurar el paso para ir por Orson o su madre, Daphne, me mataría.
Cuando llegue a la estación me adentre hacia los andenes, entre el 9 y 10, donde se encontraba el anden 9 3/4. Me vinieron los recuerdos otra vez, esos años en Hogwarts juntos a mis amigos en nuestra casa, Slytherin.
Agarre vuelo y corrí hacia la pared, se sintió como el primer año que fui a Hogwarts y me toco atravesar aquella mágica pared, se me vino a la mente la primera vez que pensé que aquella pared no iba a estar y yo me iba a estrellar, pero no sucedió.
Al llegar al otro lado me dio un escalofrió acompañado de la brisa fría, a pesar de que un gran sol se notaba desde el anden. Se notaba el cambio de estación y que se acercaba el verano. Sentí que este verano seria distinto, pero no sabía el porque.
Mire a mi alrededor y note que el tren todavía no llegaba, lo que me hacia sentir más relajado ya que creí que estaba atrasado y Orson se enojaría conmigo y su madre igual. Seguí mirando y me di cuenta que a pesar de creer que había llegado temprano, habrían padres y familiares esperando, algunos se veían con frío como yo y otros abrigados, al parecer se percataron que la noche seria fría y no se confiaron de ese sol que ya parecía que no calentaba.
Decidí esperar apoyada a una pared mientras me abrazaba a mi mismo tratando de darme un poco de calor, aunque al parecer no ayudo de mucho.
Me acorde de la propuesta que me hizo la pequeña Clodie, de quedarme con ella acostada mientras veíamos alguna caricatura. Cuando la veía me acordaba mucho a su madre, tenian las mismas facciones, pero se notaba que había sacado mi personalidad.
Me puse a pensar en su madre, Daphne, era una mujer hermosa, pero de momento a otro se me vino a la mente otra persona, no entendía porque ella volvió a mi mente, hace años no pensaba en ella, esa bella morena, en su nombre, su dulce sonrisa.
Me había propuesto borrar su nombre de mi cabeza, me dolía pensar en ella.
Un sonido fuerte me saco de mi mente, era un silbido, el silbido del tren acercándose. Agradecí tanto ese sonido ya que me hizo olvidarme de ella de nuevo para poder ponerme derecho y caminar cerca del tren, a esperar que se detuviera.
Se me paso por la mente si alguien conducía el tren o era magia quien lo manejado. Lo más seguro era que lo hiciera con magia pero me gustaba creer que había alguien ahí.
De tan solo pensar en ver a mi pequeño otra vez después de tanto tiempo hacia que los nervios vinieron a mi. El año lejos de el se hizo eterno, realmente lo extrañaba un montón, aunque no quisiera admitirlo.
Los padres poco a poco se iban acercando al tren, amontonándose en las salidas, esperando emocionados a sus hijos que no veían desde hace un tiempo. Nunca había tomado el peso de lo que era extrañar a un hijo que se iba por casi un año, mis padres no me tomaban tanta atención, lo cual para mi volver a casa era casi una obligación.
Ahora el sonido del tren en la estación mágica era remplazada por distintas voces, eran la de los niños felices por ver a sus padres.
Habían muchas personas hay, cabezas de distintos portes, pero más de pequeños. Trate de acercarme más al tren para tratar de ver a Orson, pero mi búsqueda fue en vano. Pero de un momento a otro lo vi saliendo del tren con su baúl en mano y con su mirada buscándome.
Cuando por fin me vio, me saludo con la mano que tenia desocupada. Desde lejos pude ver su felicidad, y creo que mi cara reflejaba lo mismo.
Al momento en que se encontraba en tierra, trato de correr entre la multitud con su baúl y un carrito hacia mi.
Cuando lo tuve al frente mío, lo único que hice fue abrazarlo con todas las fuerzas posibles, dejando su carrito de lado. Lo extrañaba tanto, y ahora estaba tan feliz de volver a verlo.
