Después de soltarnos de ese cálido abrazo, me dedique a observarlo. Me di cuenta que se parecía mucho a mí a los 12 años, no podía creer lo rápido que había pasado el tiempo, si tan solo ayer era un bebe y hoy ya terminaba su primer año en Hogwarts, el mismo colegio donde Daphne y yo fuimos, donde nos conocimos.
El fue el primero en hablar.
-Hola papá- dijo Orson muy feliz, pero su sonrisa reflejaba otra cosa más que no podía deducir.
-Hola hijo- le dije- ¿Cómo estuvo tu primer año? ¿Qué hiciste? – le dije mientras nos alejábamos unos metros de la multitud.
-Estupendo, no puedo creer lo interesante que es Herbología, el Profesor Longbottom lo hace ver genial, además, con mis amigos jugamos Quidditch- Dijo felizmente.
No podía creer que Neville fuera profesor, si antes era un niño tan tímido, me acordaba de las veces que cayó en los comentarios de Draco.
-Me alegro mucho pequeño, en un momento se me pasó por la cabeza que lo pudiste pasar mal- Dije sonriéndole.
A lo lejos pude divisar a Fred Weasley recogiendo a su hijo, no podía creer que sus hijos tenían la misma edad, quizás eran amigos, pero no pudo seguir pensando porque su pequeño lo saco de sus pensamientos.
-Oye papá, ¿y donde se encuentran mamá y la pequeña Clodie? ¿No pudieron venir contigo? - dijo el mientras las buscaba con una mirada de decepción.
-Clodie se quedó en casa con tu madre, mientras ella trabajaba, por eso vine yo a recogerte- le dije- ¿Acaso no te gusto la sorpresa? - agregué con un puchero.
-Claro que sí, solo que las extrañe un montón y también quería verlas ahora- dijo felizmente con un rastro de pena en su mirada.
-Nosotros igual te extrañamos pequeño, aunque no te lo dijera muy seguido en las cartas – dije tímidamente. Me costaba expresar mis sentimientos, incluso con mis pequeños.
-Lo sé- dijo el, de momento a otro su actitud cambio y exclamo alegremente. - ¡quiero llegar pronto a casa para ver a mamá y a Clodie!
-Toma tus cosas y vámonos a casa- dije mientras nos acercábamos al portal caminando.
Ya por fin iba a casa a descansar, los días en el trabajo estaban siendo muy cansadores y hoy era el día de descanso, pero no se pudo.
- Espérame - Dijo Orson casi gritando, mientras se detenía con su baúl.
Vi como buscaba algo en su bolso, pero al parecer no lo encontró ahí, ya que se dirigió a su baúl y empezó a buscar en él.
- ¿Qué estás buscando? - Le dije confundido, pero a la vez emocionado, me encantaban las sorpresas.
- Traje algo de Hogwarts- dijo mientras la ropa del baúl salía disparada al suelo. Sabia que cuando llegara a casa su madre nos retaría por que su ropa se encontraría sucia y con polvo.
No podía creer que su baúl estuviera tan desordenado, si no fuera por la magia, ni la mitad de la ropa cabria ahí, y menos estando tan desordenada.
- ¿Qué me trajiste? ¿Un inodoro? – le dije mientras le daba una sonrisa media disimulada.
- En tus sueños, lo más seguro es que mamá me hubiese matado – dijo aun con su cabeza en el baúl buscando el objeto desconocido para mí.
- Lo hubieras traído, no le hubiese dicho nada- le dije riendo- Además, lo pude haber dejado en el trabajo.
Estaba claro que no le diría a Daphne que Orson trajo un inodoro de Hogwarts, quizás lo podría esconder en mi departamento de escape.
- ¡Lo encontré! - dijo mientras soltaba una carcajada.
En sus manos se encontraba una caja de color negra.
- ¿Qué es eso? - le pregunte viendo la caja, era una caja negra y elegante, se me hacía familiar.
- Lo encontré en uno de los pasillos oscuros y ocultos del castillo, estaba en una esquina, estaba como escondida u olvidada- dijo Orson limpiándole un poco el polvo que tenía la caja.
- Mm ¿y que tiene adentro? - pregunte curioso.
- Ese es el problema papá- dijo el- No pude abrirla- añadió el pequeño mientras me la entregaba.
Tomé la caja y la inspeccioné por todos lados, me di cuenta que tenia un pequeño candado plateado y elegante.
-Con mis amigos intentamos abrirlas de muchas maneras, ni siquiera los hechizos funcionaron- dijo el- incluso un hechizo que le lanzamos al candado rebotó en André, uno de mis amigos-agrego el mientras se me acercaba un poco.
Analice detenidamente el candado, se notaba que era magia distinta, por eso no se abrió, al parecer llevaba una contraseña con la que se podría abrir.
- ¡Tiene un nombre aquí! - dijo Orson mientras señalaba la parte de debajo de la caja.
La acomode mejor y la mire, tenía un nombre grabado.
"Juliett Montgomery"
La letra era elegante y fina, se podía entender fácilmente el grabado. Reconocí el nombre, mi dulce Juliett, claro que me acordaba de ella.
- ¿Qué dice papá? ¿Dice algún nombre o alguna pista? - Dijo Orson desesperado e intrigado.
- Tengo una idea de como abrirla, pero no estoy seguro- dije intentado recordar algún digito o fecha que sirviera.
No quería que el supiera de ella, no me gustaba hablar de ella, incluso me dolía tan solo recordarla. Lo mejor que podía hacer era distraerlo y que se olvidara de la caja por un rato.
- ¿Enserio papá? - pregunto Orson con una sonrisa. Por fin iba a descubrir el contenido de la caja misteriosa. Ahora pude entender el sentimiento que tenia el al momento de reencontrarnos.
- Si hijo- dije exhalando todo el aire que había retenido desde el momento que leí aquel nombre- Mejor vámonos a casa o si no tu madre nos matara- dije mientras lo ayudaba a guardar su ropa y dirigir su carrito a la barrera.
Por fin podríamos dirigirnos a casa, lo único que quería hacer era descansar, pero a la vez quería saber el contenido de aquella caja, los secretos que escondía ella.
