Gélida tarde de invierno I

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Inesperado encuentro

La tarde era demasiado fría, nublada y un poco sofocante, a tal punto de que dolía respirar, a pesar de todo Saori se concentraba en la lectura de uno de sus libros favoritos en la biblioteca de la Mansión Kido; cuando de repente una voz la sacó de su ensimismamiento.

—Saori, Saori, ¡Mira hacia la ventana, por fin está nevando! —Era su muy buen, y en ese momento agitado amigo Shun que acababa de llegar del centro con unos paquetes.

Saori esbozó una risita discreta y se dirigió hacia la gran ventana que ya tenía abiertas las cortinas.

—Cuánta belleza —dijo ella mientras inhalaba y exhalaba con fuerza.

—¿Ese es un suspiro acaso? — preguntó Shun de inmediato, lanzando una mirada pícara.

—Oh, cállate no he suspirado, ¡Es que el frío hace que no logre respirar del todo! —dijo Saori mostrando firmeza en su tono de voz.

—Bueno, si tú lo dices, aunque sería una lastima perderse la primera nevada, deberías salir un momena darte aire, lo necesitas, y mientras preparo el chocolate que traje de la plaza —sugirió Shun sonriéndole cálidamente.

Saori volteó la mirada hacia el santo de Andrómeda.

–Sí, a lo mejor lo necesito –respondió ella con voz apagada mientras bajaba la mirada, la cual subió en un parpadeo y observó detenidamente a su amigo.

—Ya que tienes la libertad de aconsejarme, tú deberías ir a cambiarte, ¡Estás empapado! ¿Y tu gorro? —preguntó divertida la muchacha.

—Este.. pues, larga historia, la odiarías jeje... iré a hacer el chocolate. ¡Ah y recuerda que ya no tardan en venir los chicos! —le respondió sonriente, dirigiéndose hacia la cocina.

Saori rió con sutileza ante la conducta de su amigo e inmediatamente se dirigió hacia su habitación de dónde se colocó su abrigo aterciopelado marrón, gorro del mismo color y guantes color crema muy finos sin olvidar sus elegantes botas de nieve.

Cuando estuvo lista bajó el largo trecho hacia el gran salón, abrió la puerta principal y el viento le pegó en la cara, era tan frío que la hizo pensárselo dos veces para salir del todo, mientras retrocedió un paso pensó: «Tonterías, nada me detendrá», y así decidida salió a contemplar los copitos que le caían en el rostro, sin esperárselo la llenaron de paz.

Saori prosiguió caminando y se dijo para sus adentros: «Cómo te extraño», su sonrisa se desvaneció mientras daba pasos sin rumbo, hasta que cobró el sentido del presente y se dió cuenta que estaba frente al pequeño bosquecillo que la Mansión poseía.

Pensó que no era muy buena idea, quizá la arboleda albergaba más frío que acá afuera, sin embargo sintió que debía seguir por aquel sendero de árboles frondosos, así que sin dudarlo más se adentró y comenzó a tiritar de frío.

«Creo que esta no fue la mejor idea que se me pudo ocurrir, podría pescar un resfriado por mis grandiosas ideas», se sermoneó, cuando de repente divisó un sutil claro en medio de toda esa sombra natural de los árboles.

Saori sin pensarlo aligeró el paso hacia dicha claridad, pero aún así el frío que ella sentía era muy intenso, le helaba los huesos y pensó que era una exageración ya que estaba muy bien abrigada.

De pronto se le ocurrió una idea; encendería su Cosmo para apaciguar aquel casi congelamiento que estaba sufriendo mientras pensaba: «Yo sé que no debo usar mi Cosmo para causas personales, y en este caso ridículas... pero sólo una vez no estaría mal romper las reglas», mientras sonreía ensimismada y así lo hizo, el calor volvió a recorrer su cuerpo y se llenó de una paz indescriptible.

Así estuvo largo rato, pensando, recordando, disfrutando la vista que aquel claro le brindaba, cuando repentinamente unas manos enguantadas cubrieron con delicadeza sus ojos; Saori quedó pasmada ante aquella inusual acción, deseando escuchar la voz de la persona dueña de esas traviesas manos escondidas bajo aquellos gruesos y rústicos guantes.

Así estuvo largo rato, pensando, recordando, disfrutando la vista que aquel claro le brindaba, cuando repentinamente unas manos enguantadas cubrieron con delicadeza sus ojos; Saori quedó pasmada ante aquella inusual acción, deseando escuchar la vo...

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Continuará...

Mi razón de ser-OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora