Génesis de un romance furtivo

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Ninguno de los dos sabía con exactitud cómo, ni en qué momento habían llegado a tal situación. Habían estado reuniéndose en la oficina de la fundación por motivos importantes: una investigación y búsqueda pendientes de hace tiempo, que la misma Saori incentivó.

Llevaban horas trabajando y sin notarlo las altas horas de la noche los sorprendió. De repente estaban ahí, viéndose a los ojos con sus comisuras arqueadas hacia arriba por lo bien que estaban disfrutando la compañía del otro.

En medio de pequeñas bromas y un sinnúmero de sonrisas, Seiya había acercado su rostro al de Saori, quien no hizo nada para apartar aquella cercanía que estaba deseando más de lo que su rostro podía reflejar; aunque el brillo en sus ojos y aquel tenue rubor de sus mejillas comenzaban a evidenciarla.

Tenían dos opciones: parar, o simplemente dejarse llevar por ese cúmulo de sensaciones irracionales, pero emocionantes; en definitiva la segunda opción era más tentadora.

Por inercia Seiya movió con suavidad su mano y la posó en el rostro de ella, quien estaba atónita ante esa acción, tanto así que su corazón latía a mil, pero aún así pudo atreverse a colocar su mano sobre el pecho de él. Esta acción provocó que él acariciara con su pulgar aquella tersa zona de piel que lo estaba enloqueciendo. Por inercia sus ojos se dirigieron hacia la boca de Saori, lo que provocó que automáticamente se mojara los labios. La tenía tan cerca.

A todo esto y sin saber cómo ocurrió, sintieron la punta de sus narices chocar con suavidad entre sí, en un gesto que aceleró un poco más ambos corazones. Seiya comenzó a mover suavemente su nariz contra la de ella, acto que poco a poco se transformó en una tierna caricia, la cual hizo que Saori cerrara sus ojos, disfrutando de ese contacto que le erizaba la piel.

Seiya no podía creer que algo así pudiera estar pasando entre ellos, pero el contacto de la nívea piel con la suya, aquel exquisito aroma de su perfume, la tibia respiración que podía sentir en su rostro, todo se lo confirmaba, era real y sólo sentía que ya no podía ocultar más lo que ella le provocaba, así que sin pensarlo se atrevió a acortar la cercanía un poco más.

Sus cuerpos estaban necesitando más contacto y por un instante sus labios se alcanzaron a rozar, haciendo que de la boca de Saori naciera un suspiro de placer. Ambos se estremecieron.

En un momento de lucidez que sacó a Seiya de aquella euforia, este se alejó con nerviosismo, su respiración aún fuerte a causa de aquel momento no lo ayudó con ese remordimiento, se disculpó de inmediato, mientras veía a ambos lados y se pasaba la mano por sus castaños cabellos.

Saori, que también se encontraba con las secuelas de aquel éxtasis, despabiló un poco pero pensó que si no era ahora... ¿Cuándo? Quizá nunca podría presentarse otra ocasión de esta magnitud para decirle que sí, que él era el amor de su vida.

Así que se decidió y con el corazón a mil, sintiendo el temblor que los nervios le provocaban y antes de que el pronunciara palabra alguna, tomó el rostro de Seiya con ambas manos y sin mas unió sus labios a los de él, dejándolo perplejo.

Seiya no tuvo tiempo para pensar en nada más que en lo que estaba aconteciendo. Saori... ¡Su Saori lo estaba besando y no era un sueño! El chico cerró sus ojos y correspondió de inmediato el beso. Con lentitud colocó sus manos en la espalda de ella, atrayéndola más a sí, en un abrazo lleno de amor.

Ambas bocas se movían contra la otra sin prisas, con suavidad y ternura, provocando una corriente de electricidad en sus cuerpos deseosos, hasta que la necesidad de hablar llevó a Seiya a parar el beso y ver a los ojos a la chica de sus sueños, porque en definitiva sabía que no debería estar así con ella, pero Saori tomó la palabra.

–Sé lo que vas a decirme Seiya, y yo también lo sé. Pero es que esto es más fuerte que yo, y hoy he caído.

–Hemos caído. Ya no puedo ocultar esto que siento por ti... Te amo Saori –esbozó un gesto de felicidad con los nervios a flor de piel.

–Te amo Seiya, siempre lo he hecho – respondió Saori compartiendo el mismo eufórico sentir.

Las palabras se esfumaron una vez más y Seiya tomó las manos de Saori entre las suyas. Se quedaron contemplándose en silencio por unos minutos. Luego de ese lapso, ambos estuvieron charlando sobre la complicada situación en la que estaban y concluyeron que querían darse una oportunidad para vivir su amor, aunque fuera de manera furtiva.

Llegadas las tres de la madrugada los dos jóvenes salieron tomados de la mano de la oficina de la mansión, la oscuridad era su aliada en esos momentos. Seiya escoltó a Saori a su habitación y se despidieron con un cálido y largo beso de buenas noches. Con mucho pesar separaron sus caminos para ir a dormir, ya que por la mañana seguirían fingiendo que solo eran caballero y diosa.

Fin.

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Este oneshot no tiene una ubicación específica en la historia, simplemente plasmé una idea de cómo podría comenzar el romance de ellos dos. Espero que les guste :D

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