Capitulo 1: "El amor nunca dura para siempre" - Parte 2

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Colgado vagando en mis pensamientos, evadiendo a la gente que se me interponía y esquivando a los autos en las esquinas, intentaba escribir un mensaje coherente para lograr justificar mi tardanza. Cuando por fin lo logré, me adentré exasperado en ese bar donde siempre nos encontrábamos para reír un rato y compartir amor, temí que mis errores me hayan costado nuevamente una salida con ella. Pero no, ella aún me esperaba.

Resulto sumamente extraño que no se enojara, pero no me sorprendió. Por suerte algunas veces ella es bastante comprensible conmigo.

Precisamente a las 4.30 de la tarde finalizó su espera y con sus labios pintados de rojo que tanto me gustan y su vestido negro que resaltaba notablemente su hermosa piel blanca, me cautivó con una inmensa facilidad desde el preciso instante que vi donde estaba sentada. Intente ser disimulado y sorprenderla al llegar. Me besó, casi apasionadamente, y yo quedé mudo por unos minutos admirando su belleza. Le susurre un “Te amo” al oído y ella sonrió. Charlamos mucho, y entre tantas palabras que cruzamos ella me dio todo lo que necesitaba, en un tono inundado de ternura, regalándome otro "Te amo".

Hipnotizado miré sus labios y luego sus ojos, esa mirada tan profunda con sus pestañas largas y arqueadas. Un mechón de pelo caía por su rostro...la ame, la ame mucho, la ame demasiado. No pude evitar abrazarla, bese sus mejillas, llegue a sus labios, la mire y la besé nuevamente intentando transmitir el amor infinito que tengo por ella.

Caminamos de la mano por un parque, no muy lejos, encendió un cigarrillo y me demostró poco a poco cuan errado estaba al pensar que era imposible encontrar la perfección en una persona. La poca luz que lograba iluminar su rostro, el humo fluyendo de sus labios rojos, sus ojos, la punta de su nariz, los dedos de sus manos... qué difícil es no amarla...

Dudé bastante pero la idea de invitarla a dormir me perseguía y de repente, tan solo lo hice: Dijo que sí. Mis ojos se iluminaron, ella apagó el cigarrillo y me beso, puso sus manos en mis hombros, me miró detenidamente y acarició mis labios para que luego sus ojos se enfoquen en el horizonte.

La noche caía y en un momento supe, que ya debía dejarla para siempre. 

¿Y si mañana no te tengo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora