Capítulo 2

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Lo primero que hago al encontrar el dinero es ir a buscar a Black, él se encarga de hacer carnets falsos. Sólo tiene 18 años y es bastante conocido por la zona.

Según he oído, suele estar en un bar al que iba frecuentemente mi padre a drogarse y beber. A mí no me gusta estar en esos sitios, pero no tengo opción, si quería ir a Canadá, tenía que entrar.

Cuando llegué al bar parecía un bar corriente, al cruzar la puerta mantenía su impresión, cosa que fue extraña para una bar así. El ambiente no me gustaba eso estaba claro, en la barra había mucha gente bebiendo y ligando, había una pista de baile donde mucha gente bailaba demasiado junta, la música provenía de un DJ que no conocía, pero era bueno. La gente estaba demasiado borracha o ya lo estaba, cuando me dispongo a subir las escaleras hay un guardia en ellas.

- ¿Qué quieres?- me dijo mirándome a los ojos y con un aire de superioridad.

- Necesito hablar con Black.- le dije de la misma forma.

Sin decir nada más me dejó subir y al hacerlo pude ver a muchísima gente drogándose y liándose, en los rincones "más oscuros" por así decirlo había parejas haciendo más que liarse, desearía no haber visto eso. Mi mirada se dirige en un chico de pelo negro con algún piercing en la cara, vestía de forma peculiar, tenía estilo, pero no mucho. Estaba rodeado de gente, suponía que eran sus amigos, pero a medida que me iba acercando pude ver que eran "clientes" y le estaban pidiendo droga. Me detuve enfrente suya y él apartó la mirada de una chica rubia para mírame a mí.

- Black, necesito hablar contigo.- le dije un poco nerviosa ya que la gente de su alrededor contándole a él me estaban mirando.

- Sí claro, ¿de qué quieres hablar?- dijo un chico de pelo castaño que estaba su lado.

- Dije Black, y en privado.- dije yo sin apartar la mirada de Black.

- Claro, acompáñame.- miró a los de su alrededor un segundo y rápidamente me estaba dirigiendo a una mesa apartada de los demás.- ¿Qué quieres?¿No ves que estoy ocupado?

- Quiero un carnet.- dije rápidamente mientras él me miraba algo sorprendido.

- Pensaba que me ibas a pedir algo de droga.

- ¿Me lo puedes conseguir o no Black?- hablé un poco cansada, ya que como dije anteriormente no me gustaban estos lugares.

- Sí claro, ¿para cuándo lo necesitas? Tardaré dependiendo de la pasta que sueltes.- dijo apoyándose en el respaldo de la silla para echarse un poco para atrás mientras cruzaba los brazos.

- Para mañana.

- Wow, ¿tan rápido?- me preguntó sorprendido.

- Sí, es urgente.

- Pues te va a salir algo caro... Serían unos 200 dólares.- dijo mirando fijamente al suelo, supongo que estaría haciendo cálculos mentales ya que cuando terminó me miró directamente a los ojos.

- De acuerdo, ¿y si lo quiero para esta noche?- pregunté un poco con esperanza ya que esperaba que no fuera demasiado caro.

- Serían unos 300 dólares.

- Acepto.

- En ese caso dime nombre, apellidos, tu fecha de nacimiento, edad y lugar de origen.- dijo mientras cogía una servilleta y un boli para apuntar lo que le iba a decir.

- Madeline Cox, 23 de abril, 19 años y pon que soy de aquí, de Virginia.- dije mientras miraba cómo escribía todo en la servilleta.

- Oído cocina Cox, reúnete conmigo a las 23:30 en el callejón del club nuevo.- dijo mientras guardaba el boli y la servilleta. Dicho esto, se levantó y se volvió a dónde estaba sentado rodeado de toda esa gente. Yo en cambio salí del bar.

(...)

Ya eran las 23:25 y Black no llegaba, he estado dando vueltas por toda la ciudad desde que salí del bar. No me atrevo a ir a casa, por si han ido las personas de servicios sociales a buscarme, no quiero arriesgarme y que todo se vaya a la mierda.

Eran las 23:40 y por fin llegó Black.

- Llegas 10 minutos tarde.- dije un poco exaltada.

- Traquila, ya sé que llegó tarde, no me diste mucho tiempo.

- Da igual, ¿lo tienes?- dije refiriéndome al carnet.

- Claro, pero primero la pasta.- dijo con una expresión de que no confiaba en que le iba a pagar. Saqué unos billetes de mi bolsillo y se los enseñé.- oye, dijimos 300.- dijo un poco cabreado.

- Lo sé, tengo los 300 dólares, primero dame el carnet y luego te doy el resto del dinero.- dije extendiendo mi mano. Él, cuando extendí mi mano me dió el carnet y yo le di el resto del dinero que tenía guardado en mi bolsillo.

- Un placer hacer negocios contigo Cox.- dijo con una sonrisa mientras admiraba los 300 dólares.

- Igualmente.- cuando me marchaba él me detuvo hablando y haciendo que girara para escucharle.

- Una pregunta, ¿Por qué lo necesitabas tan rápido? ¿Acaso has hecho lago malo y quieres esconderte?¿O simplemente porque quieres irte de casa ya que no soportas a tus viejos?

- Me quiero ir, eso es todo.- dije mostrando unos sonrisa algo incómoda por la situación ya que no quería responder.

- Guay, espero que no te pillen y llegues a tu destino Madeline Cox.- dijo mostrando una sonrisa que no era incómoda en mi caso.

Después de esto me alejé de ese lugar y llegué con cuidado a mi casa para recoger las maletas, afortunadamente no había ni rastro de los servicios sociales, echaré de menos este lugar, ya que viví mucho aquí...

(...)

Son las 12:25 p.m y estoy en la parada de autobuses esperando a que pase mi autobús y dirigirme a Pensilvania, allí podría coger uno que llevara hasta Nueva York y desde allí puedo ir hasta la frontera de Canadá.

Por lo que me dijo mi padre hace tiempo, mi madre y mi hermano se mudaron a Hamilton, por suerte no está al norte y no tendré que gastar tanto para llegar.

La llegada del autobús me sacó de mis pensamientos, subí, pagué y me fui con mis maletas a sentarme en un asiento libre, por suerte estaba junto a la ventana, dicho esto el autobús arrancó y justamente comenzó a llover.

SilentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora