Cava el hoyo más profundo.
Es una semana agotadora, llena de noches y días llenos de café. Lena se cae en su sofá tan pronto como llega a casa el viernes, se deshace perezosamente su sostén y lo arroja sobre la mesa de café. Le duelen los pies de caminar todo el día inspeccionando una planta de producción en la ciudad. Le duele la cabeza por leer informes. Le duele el cuello de mirar papeles todo el día. Por todas partes, se siente como una mierda.
Su mano vaga automáticamente por debajo de la cintura de sus pantalones.
Es un hábito desarrollado a principios de año: Lena se esforzará pensando en Kara o Supergirl. Nada sofisticado. Justo lo que funciona, como imaginar a Kara entre sus piernas, con el pelo haciendo cosquillas en los muslos de Lena; la forma en que besaba a Lena cuando estaban solas, el sabor de la luz del sol en sus labios; la forma en que sus brazos se flexionaban y el dulce olor a vainilla de su cabello ...
Al principio, su razón fundamental había sido el alivio del estrés. Kara Danvers es adorablemente linda. Supergirl es tremendamente sexy. Es lo mejor de ambos mundos, solo una cara bonita y conveniente y un nombre para jadear. Hasta que cambió, inevitable como el cambio de estaciones, de lujuria a algo…. cliché y emotivo.
Aún así, ella no va a luchar contra la ciencia. Los orgasmos liberan buenas hormonas y Dios sabe que ella las necesita. Es su ritual de los viernes por la noche.
Ella ya está evocando pensamientos sobre Kara de su último encuentro cuando lo recuerda.
Ella puede ... tener a Kara ahora. Se detiene y se sienta, mirando al balcón. ¿Realmente vendrá si Lena la llama por su nombre? Sus pies la llevan a través de las baldosas y hacia el balcón, el viento juguetón tirando de su cabello. Ella mira el chapoteo de neón de la ciudad a través del horizonte.
"¿Supergirl?"
Se siente estúpida, llamar a los cielos como la sacerdotisa de un culto olvidado hace mucho tiempo. Ella está allí, descalza, temblando de frío. Está a punto de regañarse a sí misma por actuar de forma tan ingenua cuando, una brisa fuerte, el chasquido de una tela resistente en el viento, Supergirl está allí, con la capa medio metida sobre los hombros.
"¿Me llamó?" Su rostro está enrojecido por el aire y la sonrisa en su rostro es suelta y vertiginosa.
"Yo lo hice." Lena se queda mirando un poco más, asombrada. Kara intenta arreglar su capa y casi la deja caer. Lena recuerda dónde está y qué está haciendo. "Entra por favor."
"Bonito lugar", comenta Supergirl, y Lena capta una bocanada de algo increíblemente empalagoso en su aliento. La puerta del balcón se cierra de golpe, demasiado fuerte, detrás de ella, y se estremece. Su capa se desliza por sus hombros y cae al suelo. "Mi error."
“Supergirl, has estado aquí antes. ¿Estás ...? ”Lena entrecierra los ojos y Supergirl parpadea, con los ojos muy abiertos, bajo su escrutinio. "¿Estas borracha?"
Kara se ríe. "No." Coge su capa y la arroja sobre su hombro como un chico de fraternidad con una chaqueta universitaria tratando de impresionar a las chicas. Incluso hay un poco de arrogancia en su paso.
"Sí lo estas."
"¿Cómo lo sabes?" Kara responde, quitándose las botas. Salta sobre un pie, casi cayéndose, antes de tirarlos a un lado al azar. "Los extraterrestres no pueden emborracharse".
"Sé a ciencia cierta que existe el alcohol extraterrestre, K- Supergirl". Lena se detiene en el último segundo. Eso es peligroso. Necesita dejar de referirse a Supergirl como Kara en su cabeza. "No sabía que bebías".
