La casa del lobo feroz.

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No crean que me he desviado de el tema que nos ocupa, de la razón de mi patético comportamiento, pero es aquí donde comienza en realidad mi perdición, poco antes del regreso a la escuela, en una de esas reuniones, estaba con solo un grupo pequeño de seguidores, jugábamos en el billar del centro comercial de la zona, estábamos bebiendo un poco, los encargados no dirían nada si éramos discretos y pagábamos bien, el alcohol comenzó a rondar mi día a día y pronto me di cuenta que estaba aburrido de mi existencia, estaba haciendo lo mismo siempre y sorprendentemente el verme libre del internado, el no tener una autoridad a la cual retar se había hecho aburrido, sostenía mi botella entre las manos mientras una de las chicas se inclinaba sobre mí, me besaba, pero era un beso frío, la botella era helada y esta chica estaba aquí por lo que todos siempre estaban aquí, lo que les podía dar con el dinero.

Si desapareciera, ¿Alguien estaría preocupado por mí? La respuesta llegó en ese momento, pues pude ver al enorme David caminando afuera del lugar junto a su novia, me enderecé sabiendo que venían con la pequeña de siempre, que caminaba detrás de ellos, vestida aun como una niña, parecía la hermanita pequeña que los seguía por imposición paternal, dejé a mi compañera sola con mi bebida, sabía que podía tener a Tea si quería... Pero ¿Lo quería?

Perdí de vista al trío y eso me dejó cabizbajo, la chica regresó a mí, diciendo que se habían acabado las bebidas y que ya no les quedaba tiempo en las mesas, dirigió sus manos por mi pecho hasta los bolsillos del pantalón para sacar mi billetera, la detuve en seco sujetando su mano con fuerza, miré a todos como los zánganos que eran y les dije que se acabó la diversión, estaban perdidos sin saber por que les hablaba así, tome mi chamarra y todos vinieron detrás de mí, no creo que entendieran que quería que se largaran, no había bebido tanto, pero era suficiente, esta chica corrió para tomarme del brazo y otra se le unió haciendo lo mismo preguntando si las llevaría a casa, no contesté y se miraron entre si incrédulas, soltaron esa risita como si estuviera jugando, cuando de una tienda salieron aquellos tres, los tenía frente a mí, sonreí y ellas pedían que no jugara, me solté de su abrazo mientras saludaba a David, y él con esas perlas me saludó de regreso.

-Eli... ¿No nos llevaras a casa? -Repitió la más encimosa de ellas.

-Hoy no podré. -Dije contundente y me acerqué a los otros, les sonreí hasta llegar a mi pequeño ángel guardián, pasando mi brazo sobre sus hombros. -Por qué a quien voy a acompañar es a ella.

Las dos sanguijuelas se molestaron y se fueron refunfuñando a donde estaban los otros chicos, Tea me miró sin comprender que pasaba, Vivi la imitó preguntando con curiosidad si algo había ocurrido con mis amigos, le dije tajante que no tenía amigos.

-¿Estas borracho? -Preguntó Vivi tan sincera como solo ella era.

-Tal vez. -Contesté recargándome ligeramente en los hombros de la pequeña que no se movió ni un centímetro.

-¿Te llevamos a casa? -Preguntó David con auténtica preocupación, me acerqué a Tea y recargué mi barbilla en ella.

-Si ella viene, sí.

-Claro. -Contestó David y caminamos a la avenida, Vivi pidió un transporte que ahí nos esperaría.

No me separé de Tea, alagué el aroma de su perfume, pero ella no es de las que saben tomar un cumplido, pues no contestaba nada y eso me irritaba un poco, ¿Qué debía hacer para que se diera a mí?

En el auto me senté atrás con las chicas, Vivi planeaba ponerse entre Tea y yo, pero no lo iba a permitir, no dejaría que mi presa se fuera y entré por la otra puerta y me senté junto a ella rodeándola con el brazo de nuevo, Tea no hacia nada para alejarme, solo estaba sonrojada y Vivi estaba muy molesta, casi asesinándome con los ojos, supongo que sabía que su amiga sentía algo por mí y no hacía nada por respeto a ella, pues la he visto defenderla y mi comportamiento ya ameritaba una golpiza de su parte, me recargué sobre "mi chica" embriagado por su fresco aroma, Dios, nunca había percibido algo así, realmente era diferente al olor de otras, entonces mis pensamientos empezaron a divagar en su menudo cuerpo, ¿Su suave piel sabría tan bien?, ¿Cómo se estremecería si la llenaba de besos? Mi mente la comenzó a imaginar, era tan emocionante pensar en su inocente mirada corrompida por mí, por un engendro como yo, el conductor me preguntó si podía entrar a la cerrada donde estaba mi casa, sacándome de mis pensamientos, le dije la contraseña un poco molesto por sacarme de mis sucios sueños y luego le pregunté a Tea si se quería quedar, Vivi la tomó de la mano sin que ella contestara y me dijo que no podían quedarse, porque era tarde, entonces le aclaré que solo estaba invitando a Tea, Vivi no podía creerlo y le preguntó a David si podían quedarse un momento, el titubeó y contestó que sí, que gran molestia, estaba arruinando mi diversión.

Solo por una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora