Capítulo 1: Melancolía

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"Siglos sin ti"

Lady Sakura Lee

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

No podía aparecer en su vida, aunque muriera de ansias cada noche solitaria, no podía hacerlo... Kagome debía seguir su vida, además él había tomado una decisión, 500 años atrás...

Las luces multicolores parpadeaban rápidamente al compás de la estridente música, el humo de los cigarrillos, el olor del alcohol, las risas escandalosas de sus compañeros y también de los desconocidos la estaban enfermando, él lo sabía, conocía de memoria aquella arruga en la frente que se le formaba al fruncir el ceño, el mordisqueo nervioso de sus labios, en los suspiros tenues pero que llegaban claramente a sus desarrollados oídos.

Inuyasha apretó los puños, los dientes rechinaron, sus ojos dorados ardieron en intensidad queriéndola apartar de allí, alejarla de las miradas lascivas de algunos, de las sonrisas burlonas de otros, de la excitación que provocaba en unos cuantos y que deseó matar en ese mismo instante ¿por qué no se iba a casa? ¿por qué tenía que exponerse otra vez a algo que evidentemente le desagradaba? ¿para qué se quedaba si al final nunca terminaba feliz? Quiso avanzar una vez más hacia ella, como tantas veces desde que la había vuelto a ver, pero en cuanto dio un paso recordó la imagen macabra de su muerte. El corazón le dolió tanto que hizo una mueca de dolor, la amplia frente se pobló de sudor y entonces quedó paralizado.

No podía aparecer en su vida... no podía hacerlo... aunque muriera de ansias cada noche solitaria evocando su imagen, recordando su voz, no podía hacerlo... Kagome debía seguir su vida... además él había tomado una decisión, 500 años atrás...

Capítulo 1: "Melancolía"

No había sido buena idea ¿a quién engañaba? Esto no la hacía feliz, que absurdo pensar en que encontraría a alguien que valiera la pena... absurdo...

- ¡Kagome!

Se giró lentamente sabiendo de antemano de quien era la voz chillona.

- Yuka...

La aludida sonrió ampliamente y corrió a su lado, no estaba sola, arrastraba consigo a un muchacho de rostro blanco y sonrisa tímida que a pesar de eso la observaba con intensidad. Sus ojos eran oscuros y brillantes, bonitos, pensó la muchacha, pero su pulso se aceleró cuando deseó una vez más encontrar un par de ojos cálidos como la miel que soñaba desde que tenía uso de razón... tonta... esos sólo eran sueños, nadie tenía los ojos del color de la miel, nadie.

- Hola, Kagome...- Dijo el muchacho, acercándose a ella y dándole un beso en la mejilla.

Desde la distancia, un joven hombre contuvo la respiración y apretó los puños con más fuerza que sus garras rasgaron algo de piel.

- Houyo quería hablar contigo- Dijo Yuka emocionada y mirando de reojo al chico- ¿verdad?

Intuyendo algo incómodo, Kagome sonrió torpemente y sus labios temblaron con ligereza nerviosa, nadie notó eso, sólo aquel que estaba un par de metros más allá, observando... como siempre...

- Ehh ¿si? Bueno... esteee... ahora me iba a casa, mamá debe estarse comiendo las uñas, ya sabes Yuka, como es de nerviosa...

La otra levantó una ceja ¿la mamá de Kagome nerviosa? Pero si aquella mujer era tan tranquila que la pasmaba, además era aquella misma mujer quien la alentaba a sacar a Kagome del templo...

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