Bang Christopher Chan

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Ah ~ había algo que Félix solía odiar de la escuela, mucho más que a los profesores mala onda y la comida de la cafetería. Eso era justamente lo que estaba sucediendo ahora.

El pequeño rubio golpeó las puertas de metal con fuerza, utilizando sus dos puños para hacer el sonido muchísimo más audible. Quería llamar la atención, del conserje, de algún profesor, de quién sea, solo quería salir de allí.

Pero sus esperanzas de que alguien viniera a rescatarlos se desvanecieron junto al sonido de la campana, que anunciaba el fin del receso. Felix frunció el ceño, golpeando mucho más fuerte las puertas y soltando un bufido porque sabía que iba a quedarse allí al menos unas horas.

— No puede ser, tengo biología. — susurro tratando de abrir la puerta con sus manos una quinta vez, obviamente, fallando en el intento.

Se rindió, dejando caer su trasero en el suelo y suspirando cansado. Había corrido cuatro pisos arriba por Jackson y su grupito.

Su "Amigo" los había seguido hasta el tejado, encerradole allí para evitar golpearlo, que era lo que pedían sus molestos compañeros. Todavía estaba molesto por la forma en la que lo había vendido tan fácilmente, aún cuando Felix ya conocía a su grupo y incluso había charlado con ellos alguna vez.

Aunque de alguna forma, eso no le sorprendía para nada.

— Gracias Jackson, voy a perder una de las pocas clases que más disfruto, no voy a poder comer con los muchachos, tendré que explicarle a mi madre porque no estuve presente en las clases y me dejaste encerrado con...con este...— giro su cabeza, observando al peli negro sentado como si nada en una de las banquetas del tejado, mirando su celular. — Extraño...

El pecoso exhaló, tomando su mochila y levantándose de su lugar. Si iba a estar encerrado quien sabe cuánto tiempo en el lugar más caluroso de la escuela, al menos debería intentar ser cortes.

Aunque siendo sinceros, el desconocido había chocado con él y ni si quiera se había dignado a disculparse. Tomo con fuerza los tirantes de su mochila, caminando tranquilamente hasta la banca en donde estaba el chico al que había salvado.

Se paró enfrente de él, esperando a que esté le saludara primero o que al menos levantará la cabeza para verle pero eso jamás paso. El pelinegro mantenía sus ojos pegados a la pantalla, en lo que parecía ser un libro online.

— Hm...Hola. — dijo Felix luego de comprobar que el chico no tenía ni el más minimo interés en saludarle.

Este, subió su vista, mirando al pecoso. Levantó su mano, saludando con la palma cerrada a Felix.

— Veo que nos encerraron juntos ¿Eres nuevo verdad?

El pelinegro asintió.

— ¿Tenías una clase a la que asistir...?

El pelinegro negó.

Felix mordió su labio, se sentía un poco incómodo pues el contrario parecía no querer dirigirle la palabra en realidad. No recordaba si se lo había cruzado antes del pasillo, si le había echo algo malo o simplemente era muy reservado como para ni siquiera formular palabras cortas con desconocidos.

Junto sus manos entre sus piernas, mirando el cielo, luego el suelo, luego otra vez el cielo y nuevamente el suelo. No sabía cómo charlar con el pelinegro, ya que este solo permanecía mirando su teléfono y ¿Enviando mensajes?

No sabía exactamente que era tan interesante, quizá charlaba con alguien importante y de verdad estaba molestado o simplemente, le estaba ignorando.

Resopló, cruzando sus brazos y acostándose en el respaldo de la banca. Ahora tenía hambre, quería irse o al menos ojear sus cosas, pero lejos de allí. Más, tampoco quería ser descortés y dejar ahí al chico solo, no podía.

— ¿Cómo te llamas? — pregunto, en su quizá, último intento por tener una conversación normal.

El chico misterioso detuvo sus dedos, girando su rostro para poder ver a Felix, quien tuvo la pequeña esperanza de poder sacarle al menos una palabra.

— Yo soy Felix, Lee Felix. — Comentó tratando de animarlo a decirle el suyo de igual forma, como lo haría con un niño pequeño.

Más sin embargo, su sonrisa desapareció cuando el chico volvió la vista a su teléfono, volviendo a teclear algo que no alcanzaba a ver en el móvil.

Bien, está vez el rubio se enojo, apretando su mandíbula y bajando la mano de su pecho, que había utilizado para presentarse. Si, podrían estar enojados por no poder salir a clases o hacer lo que tenían que hacer, pero eso no le daba el derecho a ninguno de tratarse mal.

— Oye, si no quieres hablar conmigo solo dímelo y-

El menor miro al pelinegro confundido, observando el teléfono en su mano, que le era extendido hacía él para que lo tomara. Dudo unos minutos en si tomar el dispositivo del muchacho o no, pues el cambio de su actitud fue tan repentino que no se esperaba que llegara a ofrecerle su teléfono celular.

Incluso llegó a pensar que quizá se lo estaba dando para jugar un juego y cerrar su pico. En ese caso ¿Quién se creía que era? Eso era el colmo, si no planeaba hablarle, que se abstenga de tratar de mantenerlo callado, porque jamás lo lograría.

El pelinegro empujó los dedos de Felix un poco con su teléfono, insistiendo en que tomara el dispositivo. El pecoso, quien salió de su propia mente, bufó, tomado el móvil y mirando la pantalla.

Soy Chan, Bang Christopher Chan.

¿Que clase de tonta broma era esa?

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2021 ⏰

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La libreta de Cupido × [ Chanlix ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora