Era una tarde soleada en namimori, todo transcurría normalmente, veíamos a unos guardianes vongola de aproximadamente 87 años en un hospital esperando la recuperación de su amigo.
- Yamamoto, siempre fuiste el más sano de nosotros, todavía te queda mucha vida, todavía no podemos irnos, el décimo estaría triste si te mueres, decía un intranquilo Gokudera que a pesar de su temperamento le había tomado cariño al guardián de la lluvia.
- Yamamoto, tu puedes al extremo, aunque somos viejos todavía tenemos muchas aventuras por vivir, decía un Ryohei triste tratando de alentar a su amigo.
- Eso es cierto Yamamoto, todavía te queda mucho tiempo viejo amigo, tenemos que seguir vivos para alentar a la siguiente generación de espadachines vongola, decía Squalo el cual veía a yamamoto como su rival y aunque nunca lo admitiría como un buen amigo.
- Yamamoto, mi gran amigo, siempre hemos salido de todos los problemas juntos y esta no será la excepción, cuando salgas de tu enfermedad iremos a jugar baseball, nunca nos ha importado la edad, podemos jugar muchos partidos más.
- Amigos, muchas gracias por estar aquí pero ya es hora de que me valla, he cumplido todos mis sueños, fui un jugador profesional de baseball, me convertí en el mejor espadachín de la mafia, pude convertirme en un maestro del sushi como mi padre y sobre todo pude pasar muchos años con mis mejores amigos, muchas gracias a todos por acompañarme en mis mejores momentos, ahora puedo irme en paz.
Todos estaban muy tristes por que su amigo estaba próximo a fallecer, pero sabían que se iría feliz.
Al día siguiente su corazón dejó de latir exactamente a las 4:30 de la madrugada, pero se le veía con la sonrisa que tanto lo caracterizaba.
Yamamoto sabía que había muerto pero algo raro estaba pasando, el sentía una extraña sensación de estar callando y al voltear hacia abajo pudo saber que efectivamente estaba callando, sin darle tiempo de nada yamamoto solo se preparó para la caída, cosa que nunca sintió, fue algo muy raro para el, de la nada estaba enfrente de una chica muy rara, con ell cabello rosa y de apariencia infantil, (Yamamoto estaba con su traje elegante de color negro).
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¿Donde estoy?, me duele la cabeza, ¿cómo es que no morí por esta caída?, ¿No estaba muerto ya?, eran algunas cosas que pensaba yamamoto.
-Oye tú, ¿quién eres? Preguntaba la chica de cabello rosa frente a el.
Yamamoto pensó que sería bueno llevarse bien con estas personas tan extrañas ya que no sabía que pasaría, si eran buenas o malas, no sabía absolutamente nada.
- Hola, mi nombre es takeshi yamamoto, ¿y tu eres? Dijo Yamamoto.
- No te estoy preguntando tu nombre, ¿porque un plebeyo?
