𝑃𝑎𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟 𝑎𝑛𝑑 𝑃𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛𝑒𝑟. -𝑰𝒅𝒆𝒏𝒕𝒊𝒕𝒚 𝑽.

𝐍𝐢𝐧𝐞

One Shot
(Relacionado con el capítulo ocho.)

Tracy había despertado bastante más temprano de lo habitual, eran casi las seis de la mañana, cosa que hasta a ella misma le sorprendía, porque solía despertar siempre pasado las 11.

Se levantó dejando a su robot hacer la cama y se puso una sudadera debido a lo fría que era la mansión en invierno, sin más que hacer, salió de su habitación en busca de algo para comer, puesto a que estaba hambrienta.

Al salir, se topó con Emma mirando atentamente hacia abajo, que era donde estaba la cocina, ella claramente sabía lo que pasaba.

– ¿Otra vez lo está haciendo?

– Lo hace cada mañana, sin falta, así que no sé por qué preguntas, Acy.

La mecánica solo asintió y abrazó a su amiga para entrar en calor, mientras que miraba atentamente como su mejor amigo, Luca, se frotaba ligeramente el ojo derecho para luego bostezar con suavidad, este estaba esperando que el agua hirviera.

– Edgar es sumamente suertudo, Luca es muy atento.

Emma asintió con la cabeza, para luego soltar un pesado suspiro. El joven había ido al jardín del cual se encargaba la chica, solo para ir en busca de una rosa. Emma no se veía capaz de decir nada, ya que le agradaba que el chico fuera tan atento con su novio, pero a la vez le molestaba un poco que cortara sus rosas, pero bueno, en algún momento lo regañaria.

Pasado unos minutos, Luca volvió a entrar con una rosa en sus manos, la flor era sumamente preciosa, era de un color rojo brillante, con un tallo de color verde reluciente, el único problema es que el castaño no había tenido el cuidado suficiente al cortar la flor y terminó por enterrarse una que otra espina en ambas manos, ocasionando que estas sangraran ligeramente.

Luego de lavar sus manos y retirar las espinas de estas, tomó una bandeja y colocó dos tazas junto a la tetera, además de algunos macarons (Dulces que eran los favoritos del pintor y que se había tomado la libertad de hacer la tarde anterior), dejó la rosa sobre esta y subió con la bandeja en las manos, al llegar arriba, acarició el cabello de Emma y besó la cabeza de Tracy, les sonrió y entró a la habitación de su novio, el cual se encontraba profundamente dormido.

El inventor dejó la bandeja en la mesita que tenía la habitación y se recostó junto a Edgar, el cual, de manera casi inmediata, se apegó a su cuerpo, recostando su cabeza sobre el pecho del más alto, el cual solo se dedicó a acariciar con delicadeza su cabello.
En ningún momento se dedicó a observar lo desordenada que se encontraba la habitación, puesto a que las cosas se habían subido de tono la noche anterior, ocasionado el notable desorden.

Al cabo de unos minutos, Edgar despertó, dando un suave bostezo. Su novio acarició sus mejillas acunandolas entre sus manos y se dedicó a besar el rostro del ojiazul, sacándole una adormilada sonrisa.

Al abrir sus ojos, el ojiazul notó que su novio tenía sus manos heridas, sacándole así una preocupada mueca, se sentó en la cama y tomó las manos del castaño, dando suaves y calidos besos sobre cada herida, Luca sonrió ampliamente al notar la tierna actitud de su novio y solo lo abrazó, dando uno que otro tierno beso sobre las pequeñas y rojizas marcas en su cuello, clavículas y pecho, susurró con suavidad en su oído.

– Traje tu desayuno, Ed.

– Hmm... Gracias, Luca. Pero para la próxima ten más cuidado, no quiero que vuelvas a herirte.

– No agradezcas, con tal de ver tu lindo rostro adormilado todas las mañanas mientras bebes tu té es suficiente para mi. Y está bien, no debes preocuparte, Eddie.

– Te amo.

– Yo también te amo, Edgar.

Sólo besó con ternura los labios del pequeño castaño y lo acompañó mientras desayunaba, molestándolo con cualquier cosa, besandolo por sorpresa, sacándole una que otra avergonzada risa.