Un 26 de junio del 2020 estaba en Snapchat aceptando solicitudes, entre todas las demás estabas tú.
Te acepté sin imaginarme lo que llegarías a causar, sin saber que terminarías siendo la razón por la que muchas veces lloro.
Y no me mal entiendas, no eres la que causa mi llanto; el llanto es causado porque yo misma se que lo nuestro es casi imposible.
Y digo casi para darme ánimos a mi misma porque en el fondo se que tengo un 0.1% de probabilidades y al final lo único que me queda es pensar positivo.