Parte Única

47 14 4
                                    

Era la primera vez que se veían, ella estaba emocionada por hacer amistades y el pensaba en quien sería su próxima víctima, sin saber que pronto la víctima seria el. Pasaron desapercibidos entre si por un tiempo, pero ese día sus destinos se cruzaron y sus caminos se unieron para siempre.

Ella lo vio como un chico inmaduro y pervertido que solo pensaba en tener sexo con cada chica que le pasara por delante; y el la vio a ella tan hermosa como el atardecer, o incluso mas.

El sabia que ella era distinta, pero para ella el era igual que los demás. Ninguno de los dos supo explicar el momento en el que paso, pero poco a poco fueron enamorándose, hasta que un día no hubo vuelta atrás.

Cada día que pasaba era un nuevo encuentro, una nueva experiencia, un nuevo recuerdo juntos que jamas olvidarían. Con cada segundo que pasaba el amor crecía a la par que la atracción que sentían entre si.

Prometieron nunca mentir, ser sinceros aunque doliera, pero mintieron, nunca se dijeron cuanto se amaban; y ese fue su error. El la trataba fríamente para disimular y ella lo agredía con palabras para no admitir su amor.

Pero todo eso hasta un día; ella dejo su diario en el auto de el, y el trato de no hacerlo, de no invadir su privacidad, pero la tentación fue mayor que sus deseos y lo leyó. Sintió como las palabras de ella le llegaban al alma, allí estaba su esperanza, su oportunidad para conseguir lo que tanto había buscado.

Desde ese momento empezó a tratarla mejor, a darle pistas de su amor, y al fin, en una tarde de primavera en que se encontraron le dijo que la amaba:

–Escucha muy bien lo que te voy a decir, porque no pienso repetirlo–le dijo el poniéndola nerviosa.

–Si lo que me vas a decir es...–dijo ella apresuradamente.

–Por favor déjame terminar–la corto haciendo que ella se callara–, si me interrumpes nunca te lo llegare a decir–se quedo en silencio unos segundos antes de hablar para calmar los nervios que tenia–. Te amo–dijo al fin con expresión seria.

–¡¿Que?!–exclamo ella emocionada–¡¿En serio?!

Ella estaba súper nerviosa por esa declaración, y quiso de alguna forma hacer lo mismo, pero no supo como, cuando abrió la boca para decir algo el la interrumpió.

–No es necesario que digas nada–dijo–, ya se lo que sientes por mi, he leído tus palabras–explico mientras sacaba de su mochila el diario de ella y se lo entregaba.

–¿Lo tuviste todo este tiempo?–pregunto ella entre emocionada y nerviosa.

–Si–dijo–; al principio te lo iba a devolver sin leerlo, pero la curiosidad pudo mas que yo y termine viendo lo que habías escrito de mi.

Esas palabras ocasionaron que ella se sonrojara, pues sabia bien lo que había escrito en aquel cuaderno. Ese sonrojo para el fue lo mejor del mundo, porque estaba convencido de que fue a causa de el, y eso era lo que tanto había esperado.

A partir de ese momento ambos se amaron sin limites, sin ocultárselo a nadie y mucho menos a ellos mismos. Pero no fue un amor de cuento de hadas, fue el de una canción de amor.

Canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora