Capitulo 1

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Clínica O&M

-Muy bien, creo que eso es todo, le voy a prescribir algo para el dolor y la hinchazón.

-Muchas gracias doctor Piscrack, no es tan malo venir al hospital, cuando se es atendido por médicos como usted.-dijo la señora con una sonrisa.

-No diga eso, lo ideal sería que no tuviera necesidad de venir al hospital, por ninguna dolencia. La acompaño.-le sonreí,  me levante y la ayude a salir.

-Esa era mi última paciente, verdad?-le pregunté a la enfermera.

-Si, esa fue la última.-me informó.

En ese momento mi teléfono vibró, cuando lo revisé y vi de quien se trataba, sonreí. Él siempre es muy entusiasta, pensé.

-Hola.

-No has olvidado nuestra cita, cierto?- se escuchó al otro lado.

-No, como podría.- dije riéndome.

-Perfecto, nos vemos más tarde.

-Está bien.

Me disponía a tomar mi maletín para salir del consultorio, pero escuche conmoción en la recepción.

-Disculpe.- me giré y vi a 2 hombres vestidos de negro y con lentes oscuros, que se veían bastante rudos.

-Si, tienen alguna cita?- le preguntó la secretaria ligeramente intimidada.

-El amo Stanislasky  tiene que ver al doctor Levil.- dijo uno de los hombres.

-Oh, pero el doctor Levil, ya se fue.- dijo la secretaria rápidamente.

-Que regrese.- dijo el otro hombre encogiéndose de hombros como si fuese lo más obvio.

-Qué sucede?- dijo un hombre mayor, sentado en una silla de ruedas mientras era empujado por otro hombre vestido de negro.

-El doctor que tiene que atenderlo, ya no está.

-Pues que me atienda otro médico, o es que acaso solo hay un doctor competente en este hospital ?- dijo el anciano torciendo la boca.

-Oh disculpe, yo puedo atenderlo sin problema.-dije de inmediato.

-Pero doctor.- comenzó la enfermera.

-Tranquila, acompáñenme por aquí por favor.

-Señor.- otro hombre entró, se acercó al anciano y le dijo algo al oído.

-Este niño es tan cabezota, le dije que no tenía que cancelar su viaje.- dijo poniéndo los ojos en blanco.

Vi como otros dos hombres se paraban uno a cada lado de la puerta del hospital, la verdad no sabía si reírme por esta escena. Hasta que otra figura se paró en el umbral, había muchas palabras con las que podría describirlo, enorme, imponente, intimidante. Si, así me hizo sentir.

-Abuelo.- dijo en voz baja, acercándose.

Todo el espacio se redujo considerablemente cuando entró. Decir que era una persona grande era un eufemismo, incluso yo con mi 1,96, me veía pequeño en comparación con él, tenía unas piernas largas y fuertes,se veía que tenía un buen cuerpo debajo del traje hecho a la medida, el cabello era castaño oscuro y corto, sus  ojos eran grises y me recordaban a un iceberg, de lo gélidos que eran, tenía un lunar en su barbilla, su rostro era muy  hermoso, pero rudo al mismo tiempo. En su mano había un tatuaje de una cruz, rodeada por una serpiente que estaba mordiendo una mariposa.

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