II

60 9 7
                                    

Ciudad dentro de la ciudad.
Edificaciones largas y con escasas ventanas.
Nos encerramos ocho o diez horas
para recordar que tras las rejas hay libertad
y que, si ahorro lo suficiente, me podré marchar.

¿A dónde iré?
¿A qué otra cosa me dedicaré?
Lo único que sé hacer es coser.

Me duelen los dedos y los pies.
Los ojos me pesan más con cada amanecer.
Estoy aquí hasta que el reloj pasa las diez.

Algunos dicen que soy parte del inventario,
que llevo aquí más de veinte veranos.
No sé si sea cierto.

He visto a niños creer
y a las mujeres envejecer.
He estado aquí de planta
antes de que el sindicato se formara.

Decenas de camiones congestionan las entradas.
Hay más personas aquí que en todas las colonias.
Esta es la ciudad que mantiene viva a la ciudad.
Porque puedes vender y revender,
pero, ¿a quién, sino al obrero, se lo vas a ofrecer?

Ni sumando los restaurantes y centros comerciales
podrás juntar la mitad de la gente que tengo.
Soy lo más grande de este lugar.

¿Soy lo más grande es este lugar? 

A un costado de la fronteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora