Capítulo 9: Drama

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Son las 3:30 am y aún no puedo conciliar el sueño, creo que es porque he olvidado tomarme mis remedios. Tomo mi celular y reviso mi bandeja de mensajes, la cual estaba repleta, que raro. La mitad de los

mensajes eran de odio, creo que ya estoy acostumbrada a recibir ese tipo de tratos, vaya los mensajes si hirieron mis sentimientos,  pero más que nada aumentaron más el odio que me tengo,  soy un ser repugnante, no debería estar gastando el oxígeno con mi presencia,  debería morir, debería no estar aquí, quizás cuando sea demasiado tarde ahí alguien se preocupe por mi aunque sea un poco. Me gustaría un abrazo en este momento y dejar de llorar, que débil soy de nuevo estoy llorando, patética. Pero no puedo liberar estos sentimientos están atorados en mi garganta,  no sé como sacarlos, o en realidad si sé. Caminé al baño y me encerré ahí, trabé la puerta con pestillo, he hice que todo lo que me asfixiaba saliera de mi cuerpo a través de mi piel, cada corte liberaba la pena, la humillación y el odio que viven reprimidos en mí, cada gota de sangre equivale a 50 lágrimas, satisfacción pura. No puedo dejarlo, es como el cigarro para mí, cada vez me vuelvo más adicta y siento que lo necesito. Que placentera sensación,  ese pequeño ardor en la piel me hace sentir viva, y las lágrimas tibias cayendo por mis mejillas completan el ciclo de el desamparo, así lo llamo, consta de 5 fases, negación, represión, asimilación, desesperación y satisfacción, en esas cinco etapas consta cortarse.

Lave los filos, el lavamanos y mis brazos, sentí como ardía el agua en mis heridas, como el agua toca mi carne suavemente, la acaricia por la tortura que a sufrido, es lo único que se acerca a cariño para mis brazos.

Salí del baño y me dispuse para ir a acostarme a mi cama, Rex estaba sentado a la orilla de su cama con su mirada perdida, cuando se dió cuenta de mi presencia,  me miró,  con esa mirada penetrante que tiene, esa mirada intensa.

Me acerqué a mi cama, el se paró y tomó mi muñeca,  me dolió las heridas estaban frescas, él lo notó y me soltó, me levantó las mangas y vió mis brazos, solo pude ver su mirada de decepción,  y como se sentó a la orilla de la cama.

- te contaré una historia- me dijo- había una vez una familia no muy feliz, había una mamá, un papá, y dos pequeños niños, el menor era un niño muy especial, lindo y bueno, en su corazón no existía el concepto de maldad, el era un niño síndrome de down, su nombre era Tim, el hermano mayor ama a Timmy a pesar de su enfermedad. Los padres de los niños eran divorsiados y la madre de estos niños no era feliz, le afectó mucho tener un hijo síndrome de down, así que se volvió alcohólica y drogadicta. El pequeño niño no podía entender como ella podía despreciar a alguien tan maravilloso como Tim, el siempre cuidó de Tim. La madre nunca estaba bien para cuidar de los niños siempre estaba borracha o drogada, hasta que un día la madre de los niños se encerró como de costumbre en el baño, pero el pequeño niño se dió cuenta que se estaba demorando más de lo normal, así que el pequeño hizo que Tim durmiera y fue al baño a ver que sucedía. Cuando el pequeño niño de 6 años entra al baño,y ve a su madre en la tina del baño, con sus brazos con cortes muy profundos, su madre estaba pálida como el papel, y sometida a un sueño muy profundo porque a pesar de que el pequeño niño gritaba tan fuerte, que llegaba a sentir que rompía sus cuerdas vocales, y el pequeño Timmy lloraba, la madre no despertaba.

Ahora los dos hermanos viven con su padre y el pequeño niño creció sin su madre, ahora el pequeño niño le habla a una chica incomprendida y triste un cuento- las lágrimas caían por mis mejillas y las de él también, vaya el idiota no es tan idiota después de todo, tiene corazón. Me acerqué a él y me abrazó,  me recosté sobre sus piernas y el acarició mi cabello.

- Kate, no quiero que termines así, un mal corte y pasas a llevar tus venas, después dormirás para siempre, no quiero eso para ti, hazlo por los niños,  por Tim y por el pequeño hermano, porfavor Kate prometemelo -

DONT LEAVE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora