Dedicado a mi alma gemela.

2: Razón de ser tú.

No supe muy bien qué poner como nombre de este capítulo. Pero explicándolo un poco mejor, en este capítulo solamente quiero recordarte todo lo bueno que tienes, para que, algún día que te sientas decaído, puedas leerme otra vez y levantarte.

¿Cuán valioso es ser tú?

Para empezar, quiero desear que sean pocas veces las que leas este capítulo por estar triste. Espero que me leas, sí, pero solamente porque quieres verme cursi, más no por sentirte mal.
Eres la persona más valiente que he podido conocer, la persona que tomaba mi mano y me obligaba a seguir adelante cuando yo no podía hacerlo. Es increíble que me pongo a pensar, y no encuentro imágenes frecuentes en las que te haya visto así, llorando a más no poder, sintiéndote muy mal, o parecido.

Existen pocas personas a las que yo admiro, y una de ellas, eres tú. Te admiro por tu valentía y coraje, porque jamás intentaste cambiar tu personalidad por nadie más. Te admiro por lo que eres y no eres. Por ser mi oink al que yo le imagino siendo dueño de una granja, con muchos patitos detrás y una laguna para cuidar ranitas. Te admiro por la conexión que tienes con la naturaleza. Por lo que me enseñas, por quien me demostraste ser desde el día 1. Por saber controlar tus problemas. Por llorar, pero por cosas válidas. Te admiro por ser una persona que, entre tantas cosas, tiene una sonrisa en el rostro. Por otorgarle felicidad al resto, por ser sencillamente maravilloso.

Mucha gente ama, como expliqué en el capítulo anterior. Pero, ¿qué es amar sin admirar? Yo te amo, te admiro, te respeto y te doy mi vida entera si lo pidieras. Eres más fuerte que un millón de tractores a toda velocidad, más resistente que el cemento y más paciente que una tortuguita. Eres una persona que yo habría deseado ser, pero me alegra muchísimo tenerte a mi lado.

Cuánta alegría le das al mundo, mi amor.