Magda solía ir con regulidad a la casa de Edward, siempre era bienvenida con un fuerte abrazo y con uno que otro cumplido; hubo una ocasión en que ambos se quedarón solos, estaban conversando de su día, de lo bueno que era y de lo poco que hacían estando de vacaciones; se quedaron quietos, uno al frente del otro, ella respiraba entrecortado, en cambio él, estaba observando los ojos de ella, con una sonrisa de diversión en sus labios, ella estaba lista, le iba a confesar todo, el como hasta del porque de su silencio, pero él lo había arruinado, habló de su amada, como si se tratara del oxígeno, ella solo bajó la mirada, negaba levemente, la única palabra que pasaba por su mente era: "patética", notó como su mirada se nublaba, escasas lágrimas salían de ella, hasta que la puerta se abrió, revelando a la madre de él, comentó que era tarde para que ella se retire a casa, sugiriendo de que ella se quede a pasar la noche, ella no tiene escapatoria, así que aceptó.
Eran pasadas las 3 am, ella había tenido una pesadilla, lloraba en silencio, con tal solo recordarlo, era parte de su pasado, le atormentaba revivir recuerdos, respiraba pausado, logrando tranquilizarse; él solo observa, como ella estaba tan vulnerable, sabía que le ocultaba cosas, por un lado no se sentía feliz, eran mejores amigos, se supone que no se escondían nada, él nunca fue bueno con su amiga, no sabía como reacciónar, no le quedó más remedio que levantarse y sentarse al lado de ella, le sobaba la espalda, dando pequeños círculos en esta, pasaban los minutos hasta que él la cargó rumbo a su cama, estaba nervioso, nunca había dormido con una niña; ella por otro lado estaba tensa, enredó sus brazos en el cuello de él, aspirando su aroma, mientras cerraba los ojos trataba de guardar aquel momento; él se recostó junto a ella, pasando instintivamente su mano por la cintura de ella, apegándola a su anatomía y así pasaron la noche.
Ninguno de los dos quería recodar lo sucedido, en Magda el ultimo grano de esperanza se había esfumado, llevándose 2 años de amor y sufrimiento, Edward por su parte la olvido, era por el bien de ella, no quería hacerla sufrir, había perdido su apuesta.
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¿No es así como se siente el amor?
Non-FictionNo podemos negar, las veces que nuestros corazones han sufrido por algún mal amor, pero sobre todo cuando no es correspondido. Ella indefensa ante él, luchadora para todos. Él disfrutaba estar acompañado, pero no de la que deseaba.