Desconocido
Escuchar el sonido del cuchillo perforando la piel, me es tan... Gratificante.
- Por favor, para ya, te lo ruego. ¡Sólo para ya!
- Dime una razón. Sólo dime una buena razón para detenerme. – Le dije mientras seguía presionando más hondo en él.
Sentí su mirada asustada en mí. Sus ojos grises miraban cada uno de mis movimientos. Pero lo que Él no sabía, era que no causaba nada en mí. Sus suplicabas se cerraban en mis oídos, nada de lo que Él pudiera decirme, iba a cambiar su destino.
- ¡Te daré lo que sea! Sólo dime. Pero por favor, no le hagas daño. Te los suplico. – Vi terror en su mirada y eso sólo incrementó mi sed de venganza. Seguí presionando con fervor.
- Algún día me lo agradecerás. Cuando en ese pueblo de mierda se descubra la verdad, verás que fui Tu Salvación. Sólo tienes que decirme Dónde está. Dónde la ocultan.
Me di cuenta que estaba vacilando en si decirme o no. Por lo que presioné más fuerte en su rodilla. Vi que ahogó un grito. Eso me molestó. Odio que se hagan los fuertes, al final del día, todo sabemos que no lo somos. Así que mi siguiente movimiento fue agarrar la parte superior de su cabello. Sentía la suciedad inundando mis manos.
Al fin y al cabo, pasar semana y media en la cabaña donde todo pasó. No me extrañaría que en sus pantalones no haya gusanos, o que por sus pies pasaran ratas.
- Veo que no tienes sentido de cooperación. Veamos si el cortarte los dedos y hacértelos tragar va a hacer que hables. Deberías sentirte afortunado nunca tuve tanta paciencia por nadie – Sólo por ella. Pensé internamente.
Vi las manchas de gasolina y mi mente voló. Saqué el cuchillo de su rodilla y lo llevé a sus manos amarradas. Vi que la cuerda tenía hilos sueltos. Eso me molestó. Así que lo enterré en una de sus manos desgarrando uno de sus tendones y cuando ya no pudo más, vi que traspasó hasta chocar con el reposa brazos de la silla. Gritó. Eso me gustó.
- ¡Te diré! , ¡Sólo para por favor! – Lastimosamente eso iba a ponerle fin a mi diversión. Pero todo sea por Ella. Le di una mirada que le dio a entender que siguiera. Pero no la captó. Así que lo saqué de su mano derecha y lo llevé a la otra. Sus ojos quedaron en blanco y con ello gritó y eso fue Música para mis oídos.
- ¡Se encuentra a las afueras de Kinzigtal en Alemania! – Inmediatamente mis ojos se perdieron en algún punto de la habitación. Mi respiración se cortó. No lo podía creer. Ella siempre había estado ahí. Nunca se fue. Pasaron por mi mente recuerdos de Ella y míos, jugando en esta cabaña. Hasta que Ellos lo arruinaron.
- Creo que no era tan difícil decirme. – Y con eso me di una vuelta para ir camino a la puerta. Estaba por girar del pomo, hasta que escuché algo que me paralizó.
- Eres un psicópata... - Su voz apenas fue un susurro, pero dado el silencio de la cabaña, hasta nuestras respiraciones se escuchaban. Me giré hacia Él y vi en sus ojos un atisbo de miedo. Pero volvió a recobrar fuerza y me dijo. - ¡Un fenómeno que nunca debió nacer!
Y con esas palabras sonreí. Amaba que me llamaran fenómeno. Amaba que la gente tuviera miedo al escuchar mi nombre. Pero lo más importante amaba el dolor ajeno.
Miré el piso y volví a sentir la gasolina en la suela de mis zapatos. Del bolsillo de mi pantalón guie mi mano izquierda y saqué un encendedor. Sin el darse cuenta mientras seguía gritando, caminé de espaldas a la puerta. Dejé caer el encendedor.
Él giró su cabeza, y sus ojos conectaron con los míos.
Miedo.
Terror.
Angustia.
Eso transmitía sus ojos. Grises como el cielo. Y nosotros bajo el.
Me abrí paso entre los árboles mientras veía como la cabaña. Esa cabaña, se caía, poco a poco...
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Tu Dulce Salvación
Misterio / SuspensoUn pueblo dónde la palabra muerte y desaparición nunca estuvo en sus vidas. Pero pasó. Bonnie creía estar al tanto de todo, que no le mentían. Ella quería creer que su vida no fue un engaño. Que no estaba comprometida. Que su vida no era una mierda...