CAPÍTULO 1.- Reencuentro

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Una tierna escena se desarrollaba a la lejanía y él, orgulloso, apartó la mirada, como un cupido moderno después de cumplir su misión. Con pasos ligeros y un gran peso sobre su cabeza, Horacio partió rumbo a su departamento, buscando abandonar la nostalgia y melancolía por el camino. No es que no fuera feliz por su nuevo amigo, solo que añoraba demasiado el vivir lo mismo con la persona que ama.

Dudas colmaron sus pensamientos durante todo el trayecto; por ejemplo ¿y si su amor hubiera sido correspondido? ¿ si todo hubiera sido diferente? ¿si hubiera buscado a Volkov antes? ¿si jamás se le hubiera confesado? ¿si no se hubiera enamorado? o incluso ¿si no lo hubiera conocido?. Todas esas suposiciones llenaron su mente de manera persistente y no dejaban descansar su alma. Con una conocida presión en su pecho y todas esas abrumadoras ideas, Horacio se dispuso a preparar la cena y, con sus ojos bicolor cristalizados en lágrimas, logró conciliar el sueño ya avanzada la madrugada.

El sonar del despertador atormentó sus oídos, obligándolo a ponerse en marcha y prepararse para ir al trabajo, no tenía tiempo para distraerse y menos ahora que estaba en medio de una peligrosa investigación. Así que, como cualquier otro día "normal", subió a su auto compacto y condujo hasta la central del FBI, pero no pudo obtener mayor sorpresa que los gritos provenientes de una de las oficinas. 

 -Pero qué cojones sucede aquí - Entró Horacio azotando la puerta y miró perplejo como Volkov estaba encima de Gustabo, y éste, aprovechando la confusión de semejante entrada, propinó un puñetazo al rostro del comisario apartándose de él. 

 -¡Ya basta! ¡Qué es todo esto!- Horacio se interpuso entre ambos para evitar que continuaran golpeándose.

-Lo que tenía que pasar Horacio, no te preocupes, Volkov y yo no hemos llegado a ningún acuerdo y después de todo lo que pasó, sinceramente no creo que pueda dialogar con él- Contestó Gustabo con una mano sobre su ojo izquierdo. 

 -Lo dice tan a la ligera Gustabo, como si no me hubiera disparado, dejándome en coma por años, es un milagro que esté vivo- Volkov sostenía su brazo a la altura de la nariz para detener el sangrado causado por ese último golpe.

-Comprende por favor, Volkov, ese no era Gustabo, ¡ERA POGO!, no fuiste el único afectado por todo lo ocurrido en ese momento, hasta el mismo Gustabo fue la mayor víctima de ese desquiciado.- 

 -No me hable como si no fuera la misma persona, son lo mismo y por su culpa desperté en la cama del hospital años después y completamente solo, sin saber qué había ocurrido, sin tener noticias de ninguno de ustedes, ¡COMPLETAMENTE SOLO!- 

 -Volkov.- Horacio extendió su brazo para alcanzar al comisario, pero este retrocedió de inmediato. 

 -No le entiendo Horacio, usted fue torturado por ese psicópata, le hizo daño incluso antes de que eso ocurriera, y a pesar de todo lo defiende a él, lo prefiere a él-

-¡Es mi hermano!, es mi familia y lo digo por Gustabo, no por Pogo; No perdí las esperanzas de recuperarlo, no podía permitirme perder a mi única familia, a quien ha estado toda mi vida a mi lado.- 

 -¿Su única familia, eh?- Volkov miró a Horacio con dolor en sus ojos celestes. - Y Conway, Michelle, Freddy, el CNI y CNP, y... yo, no le importamos? Claro, ahora lo recuerdo, está la curiosa cuestión de que Gustabo es hijo de Conway, veo más claro de qué lado están todos. - 

 -Todos estamos en del mismo lado Volkov, compréndelo por favor-

-No Horacio, entiéndalo usted, quién es la víctima y quién el victimario- Volkov alzó su mano en dirección a Gustabo. 

 -Deja de repetirlo, Gustabo y Pogo no son lo mismo, tú no sabes nada de él, de lo que hemos pasado juntos desde niños, lo que tuvimos que hacer para sobrevivir y lo que fue nuestra vida después de la explosión. - 

 -Solo sé lo que quisieron decirme y lo poco que averigüe por mi cuenta, en resumen, que pasé años en coma porque recibí 3 disparos: 2 en el pecho y uno en la pierna, y adivine que Horacio, en el informe de balística que obtuve, una bala concuerda con el arma que llevaba ese día. ¿Tiene algo que decir al respecto?- Miró desafiante a su antiguo compañero.

El joven de la cresta se quedó mudo, temblaba al saberse descubierto y al no tener más opción que afrontar la verdad.

 -Él solo me protegió de tus insistentes amenazas hacia mi. Horacio fue el único que entendió que si Pogo moría yo también y él me salvó la vida como cualquier hermano lo hubiera hecho. Por desgracia no esperaba que Pogo apretara el gatillo contra ti. Así que, como ya dije Volkov, si te vas a vengar de alguien, si vas a culpar a alguien, que sea solamente a mi. - Gustabo estaba frente a Volkov, dejando a Horacio a sus espaldas. El ruso estaba perdiendo la cordura, rojo de ira se apresuró a contestar. 

 -Pues, felicidades, son la familia perfecta, y perdón por involucrarme e intentar protegerlo Horacio, de ese enfermo que buscaba asesinarlo, pero sigan fingiendo que nada ocurrió y móntense el circo más grande del mundo si quieren, que yo no tengo cabida en esa tetra, mi marcapasos, cortesía del maniaco aquí presente, no va a impedir un próximo infarto y quiero vivir el resto de mi miserable vida en paz y alejado de ustedes.-

-Volkov, espera- Horacio instintivamente bloqueo la salida con su cuerpo, no permitiría que la discusión finalizara así. 

 -Apártese Horacio, no me obligue a retirarlo de allí- su mirada fría y vacía hizo estremecer al más joven pero no se movió de la puerta. 

 -Solo hemos escuchado lo que has querido decir- Contestó Horacio. - Crees que todo resultó fácil para los demás menos para ti. ¿Tienes una idea de lo que sufrimos los últimos años, como logramos mantenernos con vida hasta hoy?. -

 -A ver, Horacio, ilústreme. Cuénteme como Conway y Michelle huyeron a esconderse como ratas después de que no pudieron contener el caos causado por este payaso, cuénteme como su hermanito estuvo atendido en un hospital 24/7 con doctores y enfermeros altamente capacitados y dispuestos hasta para limpiarle el culo. Y usted Horacio dígame, ¿Cuánta ropa compro? ¿ y cuantos autos y mascotas obtuvo durante este tiempo?- Volkov terminó la frase con una cruel y sarcástica sonrisa.

-Es injusto Volkov, las cosas no fueron así, no conoce todo el dolor que sentimos y todo lo que yo sufrí... por ti.-

 -Ah, sí, disculpe, no lo recordaba... ¿Me gustas, te gusto? Ja!, Mejor ¿le gustaría una bala en la cabeza y ser traicionado por la espalda? A eso le quiere llamar "Amor", Horacio.- El comisario estaba fuera de sí, su propio dolor lo cegaba, y aunque era consciente del daño que provocaba, no podía detenerse, solo empeoraba con cada palabra que decía, hasta que una repentina acción de Horacio lo congeló por completo. 

 Con lágrimas en los ojos, Horacio se retiró la chaqueta del FBI y su camisa, dejando al descubierto las cicatrices, quemaduras y finas estrías en sus caderas, causadas por el aumento de peso.

-Si no quieres escuchar al menos mira y observa bien- sobre sus brazos se distinguían unas largas cicatrices - Mira mi repugnante apariencia, aprecia lo que hice cuando me dijeron que estabas muerto por mi culpa, que no sabían nada de Conway o Michelle y que Gustabo estaba encerrado en aislamiento, siendo torturado por su propia mente, sin escapatoria o esperanzas, enfrentando todo el tiempo los recuerdos de los crímenes de Pogo y que él terminó pagando. Créeme que de haber sabido que seguías con vida yo hubiera estado allí, a tu lado, día tras día, en vez de alcoholizarme y atragantarme en comida chatarra hasta asquearme a mi mismo-. Suspiró, enjugó sus lágrimas y miró fijamente al ruso que aun no decía una sola palabra.- Podre ser el mayor estúpido, bastardo, hijo de perra de este jodido mundo, pero nunca jugaría con el significado de la familia o el amor, que conocí cuando te vi por primera vez en la comisaría. Y de todo lo que has dicho hasta ahora puedo aceptar que dudes de nuestras razones para separarnos, pero no a lo que refiere a mis patéticos y tercos sentimientos que han perdurado tantos años sin siquiera quererlos. Viktor Volkov, amarte ha sido el mayor suplicio de mi vida y solo necesito que esto termine. -Horacio se colocó torpemente su camisa, tomó la chaqueta y salió rápidamente de la oficina sin mirar a nadie.

TODA HISTORIA MERECE UN FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora