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Estaba... Frío. Sentía una helada y áspera superficie contra su mejilla. Abrió lentamente sus ojos, notando que estaba tirada en un callejón. Maldijo entre dientes. Sentía su cuerpo adolorido y su nariz ardía. Se enderezó como pudo, sintiendo cómo le dolía cada vez que se movía. Llevó una de sus manos a su nariz y se asustó un poco al notarla hinchada. Estaba rota. Con manos temblorosas, deslizó su dedo prácticamente apenas rozando el puente. Mierda. Como temía. Desviada. Agarró el cuello de su chaqueta con una de sus manos y la llevó a su boca, y la mordió.
Agarró su nariz y, con un movimiento, la colocó como debía. Fue doloroso, claro que sí. Apretó sus dientes con fuerza contra el cuero de su chaqueta y cerró sus ojos, sintiendo un par de lágrimas escapar. Se quedó sentada en aquel callejón de mala muerte, desfogándose dejando que sus lágrimas siguieran brotando de sus ojos. Luego de algunos minutos de llanto, se sintió un poco mejor. El dolor de su nariz aún seguía allí, pero la peor parte ya había pasado. Como pudo, se reincorporó. Sintió más dolores aún. Parecía ser que la habían apaleado mientras estaba inconsciente. Bastardos. Tampoco llevaba la pistola, ni su bate. Estaba totalmente sin nada para defenderse encima.
—Hijos de puta.
No tenía un espejo o algo para verse a la cara, pero seguro debía de tenerla hecha un cristo. Acercó su mano para pasarla, con sumo cuidado, por su rostro. Notó hinchazón por sus mejillas, pómulos y el mentón. Y recién se daba cuenta de que no había abierto uno de sus ojos, seguramente morado e hinchado. Como si eso no bastara, pronto reparó en un dolor y dificultad en una de sus piernas al andar. Posiblemente otro hueso roto.
—Hijos de puta...
Bajó la mirada, observando el resto de su cuerpo. Su ropa estaba sucia y rota en varias partes, parecía casi una vagabunda. Siguió caminando, doliéndole uno de los tobillos con cada paso que daba. Caminó hasta encontrarse con la ventana que daba a un sótano. Se arrodilló, notando su rostro.
Joder. La zona derecha tenía marcada la suela de un zapato. De hecho, pasaba justamente por su ojo morado. Abrió un poco su boca, sorprendida, y notó que le faltaba un diente.
—¡Hijos de puta!
Habría golpeado la pared si no fuera que apenas podía mover sus brazos. No podía estar así. Tenía que regresar a casa y tratarse las heridas. Aunque ¿Cómo cojones haría eso? Ella nunca supo sobre ese tipo cosas.
—Oh, cielos...
Escuchó una voz femenina hablar, con una especie de pequeño acento al pronunciar algunas sílabas. Volteó hacia la entrada al callejón, viendo a una mujer morena de cabello... ¿Morado oscuro? Casi negro, de hecho. Los golpes a la cabeza debieron dejarla estúpida. Tenía unas gafas con lunas redondas muy pequeñas de color púrpura. Era alta, aproximadamente estaría por el metro con noventa. Vestía una sudadera de color negro y un buzo deportivo del mismo color.
—¡Oh, cielos! ¡¿Qué te pasó?!
Se acercó rápidamente, alertando un poco a Bibi quien, queriendo retroceder, acabó tropezando con sus propios pies y perdiendo el equilibrio, cayendo sentada. Eso le dolió un poco. Mierda otra vez.
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𝓐𝓼𝓮𝓼𝓲𝓷𝓪𝓽𝓸 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓐𝓿. 𝓝𝓸𝓲𝓻𝓮. ʙʳᵃʷˡ sᵗᵃʳˢ
Mystery / ThrillerUn disparo, un muerto. Mientras la policía investiga el caso, Rico indaga algo por su propia cuenta, solo para desaparecer y dejando atrás a una impetuosa joven que, cueste lo que cueste, está dispuesta a encontrarlo. Los personajes no son de mi pro...