Todo había acabado. Lo sé. Frente a mí, tengo a alguien apuntándome con un arma.
—¿Quién te ha dado permiso para que seas tú quien dispare?
Esa voz femenina... Volteé un poco, encontrándome con la misma mujer que me había atacado y por la cual había terminado en esta situación.
—Tu jefe no me pagará mientras no sea yo quien acabe con su vida. Quítame la paga y tú también acabarás con los sesos esparcidos por el suelo.
Dijo eso con una expresión totalmente tranquila, sin borrar su sonrisa encantadoramente femenina y delicada de su rostro. Ésa fue una de las cosas más escalofriantes de las que pude ser testigo. El tipo que me había estado apuntando desistió ante aquella amenaza. No sé si por esa sonrisa de ella o porque esa mujer era más peligrosa de lo que yo sabía. Por lo que estaba diciendo no era difícil adivinar que era una asesina a sueldo. ¿Quién contrataría a una sicario solo para asesinarme a mí? Solo recordaba a la Adivina como alguien que pudiera haber mandado a alguien a por mí. Pero, de ser así, ella podría haberme asesinado perfectamente cuando me tuvo a su merced. ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué tener que gastar dinero y tiempo cuando pudo acabar las cosas allí mismo? Muchas preguntas. Otra cosa que me tenía que contagiar el viejo. Siempre haciéndose preguntas de las cosas que pasaban a su alrededor.
Ya basta de pensar en eso. Me iban a matar. ¿No? Me VAN a matar, de hecho. Debo de ser consciente de eso. Dejé de preocuparme por lo que estuvieran diciendo para centrarme únicamente en esperar a que dejaran de hablar y prepararme para mi final.
Vi cómo el hombre se hacía a un lado, dándole paso a aquella mujer. Fijé mi mirada en la mano derecha de aquella mujer, viendo nuevamente aquel anillo. Recordaba ahora dónde era que lo había visto. Nunca vio el rostro de la culpable de aquel incidente, pero no era necesario ser una genio para atar cabos.
—Tú estabas allí—murmuré. No sé porqué. Solo sentía que debía hacerlo.
—He estado en muchos lugares—le respondió la rubia, con una pequeña sonrisa—He dejado a muchas personas llorando, querida.
—Eres una...
—Te permito completar la frase. Seguro tienes algo que necesitas liberar.
Esa maldita indulgencia con la que me estaba tratando me desesperó. Quería que me matara ahora y así no tener que aguantar verle a la cara. La miré atentamente, esperando que el cansancio no haya impedido que pudiera mostrarle el profundo desprecio que le tenía.
Esa asesina arruinó mi vida.
La vi agarrar el mango de su sombrilla con su mano izquierda, manteniéndola apoyada sobre su hombro. Entonces fue cuando su mano libre sacó algo que parecía sujeto de la tela que rodeaba su cintura. Era un revólver, pequeño. Vi cómo lo abría, seguro para verificar que el tambor estuviera cargado. Volvió a armarlo, causando un pequeño chasquido metálico, antes de alzar su brazo.
Fue como si tuviera el cañón del arma directamente enfrente mía. Había más de un metro de diferencia entre nosotras dos, y sentía como si, en realidad, tuviera la fría circunferencia de metal contra mi sien, a punto de dejar salir la bala que acabaría con mi vida.
Cerré los ojos.
Escuché, muy claramente, el estallido de un arma disparando. Era fuerte, ensordecedor, sin duda el sonido de un revólver, por pequeño que sea. Aquel estruendoso ruido en medio del silencio hizo que me pitaran los oídos. Sentí sangre caer directamente contra mi cara, manchando mi cabello y rostro. Entonces todo debería haber acabado.
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𝓐𝓼𝓮𝓼𝓲𝓷𝓪𝓽𝓸 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓐𝓿. 𝓝𝓸𝓲𝓻𝓮. ʙʳᵃʷˡ sᵗᵃʳˢ
Misterio / SuspensoUn disparo, un muerto. Mientras la policía investiga el caso, Rico indaga algo por su propia cuenta, solo para desaparecer y dejando atrás a una impetuosa joven que, cueste lo que cueste, está dispuesta a encontrarlo. Los personajes no son de mi pro...