Parte 1: Una extraña sombra

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Se que no debería plantear una pregunta en estos momentos, pero, ¿te has planteado alguna vez la vida? ¿Ves la vida como el resto de personas? Necesito saber si soy la única que ve la vida de diferente manera, veo la vida amargada y solitaria, siento que tengo la mentalidad de la Edad Media, cuando lo único que te hacía feliz era el momento en el que llegaba tu muerte, aun así, después de morir, seguías retorciéndote pensando en que la vida eterna solo sería de puro sufrimiento y que no habría otra manera de cambiar ese destino que te aguardaba. La muerte es fría y solitaria, y cuando menos te lo esperas, allí está, acechándote por la espalda, sin esperar a atacar porque ya habías sido atacada. La muerte y su guadaña, lo más peligroso que podrás encontrar en la vida. Solo con pensar eso, libero mis pensamientos y ellos me llevan a un lugar que se ha diseñado para no sentir, para no sufrir. La muerte te puede perseguir de cualquier manera, no has de temer porque llegará. La muerte por mucho que trates de huir te acechará y perseguirá, aunque te de más tiempo de vida, lo malgastarás huyendo de ella, y después pensarás, ¿de qué te sirvió huir?, si te encontró y mató.

Es una reflexión que muchas personas deberían replantearse, Dios no va a estar ahí para salvarte, no va a espantar a La Muerte para que puedas vivir. Dios es una alegoría, al menos, eso es lo que pienso yo. Cada uno tiene sus creencias, siendo cristiano, musulmán, judío, etcétera. Simplemente, es lo que es, una alegoría. La muerte, en cambio, llegó a todos nosotros de diferentes maneras, por asfixia, por accidente de coche, por ser atropellado y muchos otros. La muerte acecha en la oscuridad cual sombra de la noche, puedes verla o no verla, puedes ser visto o no visto, pero acabará llegando, como todo. La Muerte, el mundo la detesta, el mundo se asusta cuando alguien la nombra, cuando tenemos miedo y soñamos o tenemos pesadillas, no son producidas por nuestra mente, La Muerte intenta hacernos soñar con lo que sueña ella cada día, muerte. Por ello, no has de tener miedo, pues La Muerte también lo tiene, hemos de aceptarla, hemos de acogerla, nos llegue antes o después, con cinco años o con ciento veinte, debemos de pensar que antes o después, ella acabara llegando sin nosotros darnos cuenta.

Después de esta pequeña y profunda reflexión, empecemos con mi historia. Yo era una chica sencilla, sin problemas, más bien como un fantasma, pues nadie parecía verme, un día caminando por la calle, me topé con una extraña sombra la cual me impulsaba para seguirla. Después de un rato llegue a un callejón. La sombra me miraba de extraña manera, parecía querer decirme algo, susurraba, se lamentaba, pero no podía entender lo que quería decirme. No estaba asustada, sino más bien correspondida con la sombra, sentía algo en mi interior, pero no podía explicar el que. Algo físico, algo mental, pero, aun así, mi mente solo pensaba en aquella sombra, su mirada era penetrante, pues no sabía descifrarla, además de espeluznante pero no entendía porque el terror no se había posado en mi cara, porque seguía allí, no lo entendía. ¿Quería huir o quedarme? ¿Quería escucharla o huir despavorida? No sabía que era lo que quería, pero, apunto estuve de entenderla cuando escuché unos ruidos, provenían de detrás de mí. Sentí un escalofrío recorriendo mi cuerpo. Me di la vuelta para mirar a la sombra, pero no estaba. ¿Dónde se había podido ir? De repente, detrás de mí, apareció una mano gigante y peluda sobre mi hombro, cuando me giré, me topé con un hombre de cuarenta y muchos años, con una barba negra, con unos ojos pequeños pero que expresaban más de lo que querían. Su boca, con aire serio y cabreada, alzando una pequeña sonrisa de maldad, me miraba fijamente. Me acuerdo, en ese momento sí que estaba verdaderamente asustada, en cambio con la sombra me sentía aliviada, era reconfortante estar con ella, pero seguía sin entender porque desapareció. El hombre seguía mirándome, y no entendía el porqué, mi mente estaba ausente, aunque yo estuviera allí. El hombre me grito, pero no entendía que me estaba diciendo, miraba como se movía su boca, pero parecía que no salieran palabras de ese profundo agujero negro, algo despertó en mí, y empecé a escuchar lo que me decía, solo entendí las ultimas preguntas. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás sola? De repente, el hombre me agarro la mano y me dijo que me iría con él, en ese momento reaccione intentando soltarme e intentar salir corriendo de aquel lugar en el que me había conducido la sombra. El hombre fue más rápido que yo, y me agarro apretándome las manos y abrazándome, sentía como aquel hombre intentaba estrangularme, en ese momento, grite que me soltara. ¡Suéltame! Me soltó y sentí que aquel extraño se cayó detrás de mí. Cuando me gire descubrí lo peor, aquel hombre estaba muerto. No entendía como podía ser posible, yo solo grité y al girarme, lo encontré muerto. Salí corriendo de ese lugar, sin mirar atrás, asustada pensando en donde estaba y donde estaba la sombra, a la cual, consideraba una amiga.

Hola chicos y chicas lectores, es la primera vez que escribo algo así, y aunque se que se puede mejorar, espero que os guste tanto como me apasiona a mi escribir.

Mi amiga la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora