Aquella chica sentada en el pasto de el patio de la preparatoria a la que iba “Inarizaki”... En fin, estaba esperando a su mejor amigo, uno de los ya populares gemelos Miya... Osamu.
El chico al verla se acercó a paso un tanto apurado a donde estaba, al ya estar a su lado se sentó también en aquel pasto verde.
─¿Quieres?─Le pregunto Osamu, ofreciéndole onigiris, claramente caseros.
Ella gustosa aceptó.
─¡Gracias, Osamu-San!─Le dio un mordisco al onigiri, y de sus ojos un brillo único, llamo la atención del peliteñido.─¿Lo hiciste tú?─Le preguntó aquella chica.
─Sí... Los hice yo... ¿Por qué?─Pregunto un tanto nervioso.
─¡Están riquísimos!─Le dijo sonriendo─¡Tienes un talento único!
El chico no era de ponerse nervioso o sonrojarse, pero ella era diferente, era más abierto, más... Él.
─¿Tú crees?─Le cuestionó mirándola fijamente.
─¡Sí!─Le sonrió mientras le daba otro mordisco al onigiri.
Al igual, ella tampoco era muy abierta y extrovertida, pero él... Osamu, sacaba la mejor y única parte de ella.
Pasaron un rato más en aquel patio comiendo, hablando y riendo.
Ambos adolescentes tenían algo en común "comida" les gustaba a comer y siempre tenían hambre, cosa que eso mismo hizo que ambos se conocieran.
La chica se encontraba caminando hacia una máquina expendedora, para comprar algo de comer, o algo así, ya que... como siempre... se moría de hambre.
Iba arrastrando los pies y con su cabeza mirando al piso mientras para colmo, también iba de muy mal humor.
Al no fijarse donde caminaba choco contra un algo, o más bien, alguien.