You're my killer.

1.2K 64 11
                                    

My Killer.

El mundo jamás deja de girar, es algo que todos aprendemos tarde o temprano. El mundo jamás deja de girar pese a nuestros problemas o inquietudes, siempre es igual, el mundo seguirá y seguirá, jamás se detendrá por más humanos que mueran, amen, peleen, o lloren.  Eso pasa con el mundo exterior, con ese mundo que vemos y sentimos tal cual, así pasa, lo sé. Pero nuestro mundo, el que se limita ante nuestro ojo es un mundo tan diferente, puede tomar tantos colores y formas como nuestra mente deseé.

Ahora mismo, esa clase de pensamientos se mesclan en mi mente, cual veneno, me dejan con un extraño pesar, siento que mi respiración es nula y mis ojos se pierden ante la vista. Mientras permanezco frente a la ventana de mi apartamento, veo la lluvia caer, es una tarde gris, tan melancólica que parece sacada de una película.

Así permanecí largos minutos, mirando por la ventana, observando la lluvia que había dejado todo tan helado. Suspiré, pude ver mi aliento en el vidrio, esa era la señal de que en mi aún quedaba calor, pero ¿Durante cuánto tiempo? Tan helado estaba mi corazón que temía esto se expandiera a mi cuerpo.

No comprendo, como él puede frenar todo mi mundo, quiero que me devuelva mi libertad.

A él lo conocí hace tiempo, siempre fuimos amigos, siempre reímos y compartimos juntos, yo solía pensar que el amor hacia él que yo profesaba era de hermanos, que él era mi familiar y por ello tendría el derecho de amarle cuanto yo deseara. Pero, un día cruzamos la línea, él la cruzó… yo estaba confundido, pero él me aseguró que todo iría para mejor, que todo sería como un cuento. Caí en ese truco barato y antes de darme cuenta estaba a la mereced de él.

Las cosas cada vez se volvieron más difíciles.

Él se alejaba de mí pero al final regresaba para llevarse todo de mí.

Cortó mis alas y me amarró a la tierra.

Mientras el frio me helaba y la lluvia arrullaba mis particulares pensamientos, un sonido me despierta, es el timbre, seguro es él.

Lo sé, lo tengo muy en claro, y aunque mi mente grita que no debo abrir la puerta, no hay escapatoria, mis pies ya han comenzado a moverse, no respondo siquiera al llamado, solo abro la puerta. Al hacerlo, ahí está él, empapado en lluvia, mirándome con calma.

Ahí estas de nuevo…

—Aoba… —él susurra mi nombre, su voz destroza mi ser y me deja sin defensa.

—¿Qué… quieres? —traté de sonar firme, pero era inútil, mis labios titubeaban.

No dijo nada, dio un paso y me abrazó, sentí un calor tan dulce que me quitó fuerza o palabra para rechazarlo. Me dejé caer en sus brazos, así era siempre, cuando yo estaba con él todo mi mundo volvía a caminar.

—Quiero que me calientes… —susurra a mi oído y deposita un beso en mi mejilla.

—No… —me limité a responder—. Koujaku… ya no puedo con esto.

—Aoba, no me hagas esto, te quiero…

Te quiero… te quiero tanto que duele. Por favor, Koujaku no me hagas esto, déjame olvidarte de una buena vez… quiero que mi mundo pueda girar sin ti. Duele.

Ya no digo nada en respuesta, mis ojos cristalinos están por derramar lágrimas, la impotencia y el dolor me orillan a llorar, no hay nada que yo pueda hacer, cuando mi corazón late duele. Me desespera y frustra el hecho de que él… puede deshacerme a su antojo.  

Todo se volvió un desastre. Ya ni siquiera puedo decirme a mí mismo si esto es romance o es enfermedad, si es cariño o es obsesión.

Koujaku me besó suavemente, primero en mi mejilla y luego en mis labios, estaban cálidos a comparación de los míos que no terminaban de temblar. Y así, sin aviso o petición él derribó los débiles muros que había intentado poner, ahora todo mi ser estaba siendo arrastrado por él. Me tomó en brazos y me llevó a mi habitación, la cual ya había sido testigo de nuestro muchos encuentros… aquel lugar era una tortura dulce.

My Killer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora