1er Dia

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El transcurrir de los años me ha hecho entender que hay cosas que deben permanecer en secreto y a la vez, que ser normal no es tan malo.

Mi nombre es Bradley Harding y estoy a punto de comenzar el segundo año de preparatoria; mi padre, Ian Harding, decidió cambiarme de escuela ya que él piensa que nadie debe saber más de lo que puedo contar.

Soy el típico chico nuevo, la bolsa de carne que los brabucones usaran para desahogar sus penas y sentimientos que los vuelven frágiles.

Mi padre siempre me dice que al cumplir 17 todo va a cambiar y en realidad no sé a qué se refiere; miles de ideas vagan por mi cabeza pero ninguna parece lógica.

1er día

Me encuentro en un mar de adolescentes con hormonas alborotadas y todos me observan, ¿Por qué? ¡Oh cierto! Chico nuevo y debilucho; una presa fácil para el brabucón que veo aproximándose.

-hola nuevito- dijo burlón -¿Cómo te llamas?-

-Brad- dije cortante.

-vaya, bonito nombre- rió y sus idiotas amigos lo hicieron también –yo soy Dylan Morgado, capitán del equipo de futbol.

¡Vaya, que cliché!

-deben ser buenos- dije para alimentar su ego.

-¿tú juegas?- pregunto mientras me observaba de arriba abajo.

-un poco- respondí serio.

-deberías ir a las pruebas el viernes, entrarías seguro- volvieron a reír y me importo en lo más mínimo.

-lo tendré en mente. Ahora debo irme a buscar mi casillero- comencé a caminar y el me detuvo.

-espera un poco- miro a su alrededor y grito: "¡ven aquí!".

Miraba al suelo cuando una dulce voz femenina me hizo levantar la vista; era una chica linda, de cabello castaño, ojos grises y una increíblemente bella sonrisa.

-¿Qué pasa, Dylan?- pregunto ansiosa.

-ayuda a nuestro nuevo amigo a encontrar su casillero, querida. Esta perdido-  ella asintió, deposito un beso en los labios de Dylan y este se marchó; dejándome a solas con ella.

-vamos- dijo alegre comenzando a caminar y la seguí – ¿número?- la mire confundido, ¿Por qué diablos querría mi número? ¡Ni siquiera la conozco!

Ella vio mi cara e instantáneamente rió.

-me refiero al número de tu casillero- suspire y le entregue un papel –vaya, está a solo unos pasos del mío- caminamos por un rato y entonces se detuvo y lo señalo.

-gracias- dije en un susurro.

-un placer...- se paró y rápidamente entendí.

-Brad... Brad Harding- dije sin emoción.

Sonrió –soy Jane Miller, un gusto- sin más que decir se dio la vuelta y se marchó dejándome solo con su perfume como recuerdo.

En eso sonó el timbre que marcaba el fin del horario de entrega de materiales, deposite algunos libros en mi casillero y me retire.

Al llegar a casa mi padre me saludo, note que él estaba leyendo algo en la computadora -¿Qué haces?- le pregunte, él no me respondió.

-¿has escuchado de alguna fiesta en tu escuela?-Me pregunto.

-sí creo haber escuchado algo pero no estoy muy seguro-dije confundido.

-¿Porque?-pregunte ansioso.

-según lo que leí, parece que planean organizarles una fiesta para darles la bienvenida-dijo con gran seriedad.

-¿Planeas ir?-pregunto

-Sí, planeo encontrarme con alguien-

 -ese día hay luna llena-dijo afirmándolo.

Yo confundido lo mire preguntándome - ¿Eso que tiene que ver?-.

El me miro e instantáneamente me respondió.

-¿Recuerdas lo que ocurrió en una noche de luna llena?-Me pregunto.

-No-Le dije mirándolo fijamente -¿Por qué?-pregunte confundido.

-Una noche de luna llena hubo un asesinato-me lo dijo de una forma seria pero no mirándome a los ojos, sus ojos estaban mirando hacia el retrato de mi madre.

-Sí pero eso no significa que volverá a suceder-dije aun confundido.

Mi padre me observo con angustia y preocupación, luego me ignoro y continúo leyendo.

Yo me retire y me dirigí a mi cuarto y me puse a investigar acerca de las noches de luna llena y del supuesto asesinato, busque y en ninguna de las paginas se hablaba de un asesinato antes de abrir la última página que quedaba, comencé a pensar y me di cuenta de que a mi padre no le agradaba nada que yo me divirtiera y a lo mejor él lo hacía a propósito, en ese momento me moleste y salí por la ventana dirigiéndome al bosque.

Al llegar comenzó a dolerme la cabeza, me comencé a marear y antes de caer al suelo vi unos ojos rojos.

Al despertar me encontraba recargado en uno de los árboles, en eso vi que sangre brotaba de mi brazo mire y era como una mordida, era como si un animal me hubiese atacado, en eso me levante y puse mi brazo derecho en el brazo izquierdo donde se encontraba la herida.

Me dirigí a casa para ponerme algo en el brazo parecía que mi padre aun no llegaba del trabajo, me senté y me puse una venda.

En eso se escucharon pasos a lo lejos, volteé y no había nada en eso escuche voces y logre oler que alguien se acercaba, pero de nuevo no había nada.

En eso volteé y mi padre estaba abriendo la puerta.

El me miro y con gran seriedad se acercó a mí el sin pronunciar ninguna palabra solo se sentó a mi lado y dijo:

-¿Dónde estuviste a noche?-pregunto molesto.

Me quede callado, mi padre me miro y con cara de angustia y preocupación, me dijo:

-¿Qué te ocurrió en el brazo?-

-Nada-

Mi padre insistió y vio mi brazo, no le sorprendió para nada la herida es como si él ya la hubiese visto antes.

-ven, sígueme-

Me levante de la silla camine hacia la puerta y seguí a mi padre, y horas después estábamos muy apartados de la ciudad y en lo único en lo que yo pensaba era en aquella chica que conocí, yo planeaba verla hoy en la fiesta, pero al parecer eso no fue posible ya que ya se había hecho muy tarde, mire hacia el cielo y vi que mi padre no se había equivocado.

Al parecer si había luna llena, me quede observándola en eso mi padre me miro y paro el coche.

Yo comencé a sentirme mareado y de nuevo me dolía la cabeza me vi por el espejo del conductor y mis ojos eran naranjas, mi padre me miraba y lo último que le escuche decir es que al parecer yo tendría que afrontar el cambio a los 17 años solo.

Sangre FriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora