Annalise
Su madre era la mujer más fuerte que había conocido. De hecho, hasta le parecía mucho más fuerte que sus tías, siendo que sus tías eran soldados reales, brujas Ignis y Fulgor, mientras su madre era una bruja
Medicus.-¡Vamos, Annalise! - gritó la mujer mientras le lanzaba una patada.
Ella reaccionó esquivando el golpe e intentó devolverselo, pero era muy difícil, su madre era demasiado buena, por lo que fue más rápida y detuvo su pierna con la mano.-¡Duele! - se quejó Annalise mientras su madre le apretaba el tobillo.
-Eso fue demasiado obvio - le recriminó su madre mientras le soltaba el tobillo haciéndola caer en el césped, para luego limpiarse las manos en su vestido de trabajo, tenía corte militar y color verdoso, pero seguía siendo un vestido - tienes que sorprender a tu enemigo y ser más rápida, vamos, sabes que no puedes desperdiciar tanto potencial.
Annalise rodó los ojos y volvió a levantarse, todo eso era inútil, jamás podría vencer a su madre, eso la frustraba. Pero al mismo tiempo
se encontraba emocionada, su madre tenía razón, no podía desperdiciar
su potencial. Hace unos meses, poco después de cumplir 16, los poderes de Annalise habían comenzado a mostrarse, y todos se sorprendieron al ver que era una verdadera Vires Mentis, una de las más raras de las brujas. Apenas enterarse le enviaron una postal a la reina, quien poco después le respondió felicitandola e invitandola a formar parte de su grupo más especial de brujos y brujas, hacía eso con todas las Vires Mentis.-¡Escorpión! - gritó su madre en dirección a su casa, se encontraban en
el patio trasero, y ya estaba apunto de anochecer - ¡Ven a practicar un poco con Annalise! ¡No quiero que sea una vergüenza para la familia el día que ponga un pie en el palacio!.En unos segundos Escorpión salió de la casa y se reunió con ellas, él no era realmente su hermano, su madre lo había adoptado a los 8 luego de la muerte de sus padres, y fue una coincidencia que justo tuvieran la
misma de edad. Así que se habían criado como hermanos, pero nunca
habían sido demasiado cercanos, ella notaba que su madre tenía un enorme favoritismo por él. Cuando él llegó a su hogar era un niño asustado y tímido de piel morena y cabello negro, completamente diferente a Annalise y su madre en todo sentido, pero se la había ingeniado para adaptarse bien. No se diferenciaba mucho de otros niños pobres que había en la ciudad, aunque Annalise nunca había visto
muchos, quizás porque en el reino no había tanta pobreza, o quizás porque ella de encontraba en una posición donde no tenía que ver esas cosas.Sin embargo, esa no era la razón del resentimiento de Annalise hacia Escorpión, sino más bien los celos. Con el pasar de los años el joven había crecido y convertido en un hombre delgado y alto, persistente, constante, y muy buen guerrero, además de ser sumamente perfeccionista. Annalise estaba harta de escuchar los susurros de las vecinas, donde lo único que hacían era halagarlo. Se podía decir que ella lo envidiaba.
-Vamos, no creo que un simple Infirmiter sea rival para mí - dijo
Annalise retándolo - ¡Pelea conmigo! ¡Gáname si puedes!Annalise había dicho esas palabras simplemente para provocarlo, pero
eran ciertas. A diferencia de lo que esperaban todos, Escorpión había demostrado ser un Infirmiter, un brujo sin ningún poder en específico, con apenas capacidad para dominar un poco de magia.
Annalise se puso roja de ira al ver como sus palabras ni siquiera afectaban
a su oponente: él sabía que sus provocaciones eran estúpidas ya que no
tenían fundamente, sí, él era un Infirmiter, pero incluso así seguía siendo 10 veces mejor que ella, e incluso si ella tuviera toda la magia del mundo, dudaba poder vencerlo en algún momento. Él solo la miró y sonrió
ampliamente, una sonrisa llena de malacia, era obvio que se estaba
burlando de ella. Su rabia solo siguió creyendo y no pudo estar más ansiosa
por estrellar su puño contra su cara, pero tuvo que contenerse, su madre
estaba ahí, e iba a recriminarla por eso; no podían golpearse antes de
empezar a pelear.-¡Deja decir estupideces! - le gritó su madre dándole un fuerte golpe en
el estómago - de nada te sirven todos esos poderes si no puedes ganar una simple pelea, ¡Deja de jugar y ataca!No hizo falta una palabra más para que el combate comenzara. Annalise hubiera tenido una gran ventaja sobre cualquiera si supiera usar sus poderes, pero no sabía hacerlo, por lo que toda su palabrería barata en realidad no servía de nada.
-¡Quiero que intentes leer sus movimientos! - ordenó su madre mientras se alejaba y sentaba en el césped, estaba intrigada, dispuesta a disfrutar ver como sus dos hijos arreglaban sus problemas a puñetazos.
Escorpión por su parte era increíblemente bueno, demasiado bueno, incluso se podría decir que era un prodigio si no fuera porque todos sabían la verdad: sí, él tenía talento, pero todo lo que había logrado lo había
hecho a base de esfuerzo y mérito propio, no era un Vires Mentis (brujos
con poderes mentales), ni un Ignis (poder de fuego) ni Fulgor (poder de
rayo), ni siquiera un Aqua o Medicus ( poderes de agua y médicos). Era
un maldito Infirmiter, apenas podía hacer un hechizo simple sin
desmayarse.-Acéptalo, no puedes ganarme - dijo Escorpión con una enorme sonrisa
de suficiencia - soy mucho más fuerte de lo que crees.La fortaleza de Escorpión se encontraba realmente en su constancia, todos lo sabían, desde que Annalise lo conocía él siempre se había levantado primero que todos y se había acostado por último, sacrificaba todas sus horas libres en entrenamientos, y se entrenaba con Stefan, uno de sus primos, quien también era
extremadamente poderoso. Conclusión:
ganarle a Escorpión en un combate cuerpo a cuerpo era prácticamente
imposible, podían pasar horas dándose puñetazos y patadas, y él seguiría
peleando como si recién hubiera comenzado. Su única oportunidad de
ganar sería usando sus poderes.-Eres un verdadero prodigio - admitió la chica apretando los dientes.
Cada golpe de Escorpión era tan preciso que hubieran podido matarla
si hubiera querido, él luchaba como si hubiera nacido haciéndolo, como si
no pudiera hacer otra cosa en la vida además de pelear, era demasiado,
casi era un orgullo perder contra alguien como él.“Concentrate” se obligó a decirse Annalise “nunca podrás ganarle en
esto, ríndete, concéntrate en tus puntos fuertes, tú tienes poderes” Annalise se concentró y dejó de querer solo vencerlo, dejó de querer demostrarle que era mejor que él, no era mejor que él, tenía que superarlo. En cambio prestó atención a sus movimientos y se repitió las palabras que su madre había dicho. “Quiero que intentes leer sus movimientos” Se concentró en eso, en los golpes, patadas, y ataques de su hermano, los analizó largo rato, y hasta creyó que no lograría nada. Pero luego,
por un segundo, pudo captar algo diferente, un movimiento anticipado,
una sombra, algo nuevo.-Golpe en el estómago - dijo Annalise antes de poder darse cuenta, apartándose a un lado y viendo como su oponente golpeaba el aire, había sido solo por un segundo, pero había podido usar sus poderes.
-¿Lo viste, mamá? ¿Lo viste? - gritó Annalise mientras buscaba a su
madre, para encontrarla en el mismo lugar de antes, sentada en el suelo -
¡Lo hice!No pasó ni un segundo cuando la golpearon desde atrás en las
rodillas, haciéndola caer al suelo, para luego subirse sobre ella e
inmovilizarla.-Te dije miles de veces que no me subestimaras - dijo él con la
misma sonrisa orgullosa de siempre - te felicito, hermanita.Antes de que Annalise pudiera quitárselo de encima y darle un puñetazo en la cara, su madre llegó hasta ellos con una sonrisa enorme en el rostro, no hacía falta que dijera nada para darse cuenta que estaba sumamente orgullosa.
-¡Lo han hecho excelente los dos! – los felicitó su madre saltando sobre ellos, tiró a Escorpión a un lado y asfixió todavía más a Annalise, quien casi creyó que moriría por asfixia - ¡Annalise, lograste usar tus
poderes! ¡Y Escorpión, lo hiciste igual de genial que siempre! ¡Estoy muy
orgullosa de los dos!Annalise apenas pudo sentarse cuando fue asfixiada por un enorme
abrazo de su madre, quien los estaba asfixiando a ambos.-¡Oh, voy a invitar a sus tías y a Stefan a cenar! ¡Tenemos que celebrar esto! ¡Annalise, también puedes invitar a Andrea!
Su madre ni siquiera los dejó hablar cuando los empujó a la casa y los obligó a ducharse y arreglarse, obligó a Annalise a ponerse su vestido más elegante, y a Escorpión una ropa que no sea negra y holgada. Esa sería una noche especial.
