Speciale: Miele 2

270 37 3
                                    

︶︶︶︶︶︶︶˗ˋ .*ೃ✧₊˚.❁ ↷


Un Omega de cabellos color blanco se encontraba muy entretenido escogiendo las flores más hermosas del jardín.

Sentado en el suelo con las piernas extendidas a ambos lados, sus pies descalzos a la vez que sus pantalones ajustados de color crema se hallaban repletos de tierra húmeda.

Era un día demasiado caluroso del mes de Junio, así que se permitió ser algo exhibicionista, y subió la blusa de Elsa, que esa misma mañana había decidido robarle, hasta arremangarle sobre su gran vientre de 6 meses, dejando respirar a su bebita, como él mismo se justificaba cuando la señora Tremaine le reprendía porque aquellos no eran modales de un Omega.

Sus ojos observaban minuciosamente los detalles de las amapolas frente a él. Eran flores simples, pero debido a que no las arrancaría sino que las dejaría vivir ahí donde habían crecido, necesitaba memorizar todos los detalles a la perfección, para poder plasmarlos después en el mural que estaba pintando en el cuarto de Sofia, su futura cachorrita.

Se acercó más a ellas, memorizando el color rojo intenso, la textura y el color verde fosforito del tallo. Después de observar varias, Jack agarró su vaso de zumo de zanahoria y anduvo descalzo hasta la siguiente plantación del gran jardín de la mansión.

Esta vez eran lirios. Le gustaban los lirios. Estas flores también eran simples, pero eso no significaba que fueran menos bonitas. Jack comprendía la diversidad de la naturaleza en las infinitas formas que tenía de expresarse, y mientras que una flor era bella por sus colores vividos y complejas estructuras, otras lo eran por su sencillez.

Al Omega le gustaban las cosas sencillas pero hermosas. Así que, cuando observó que una de las flores había caído, probablemente por la visita nocturna de algún gato callejero, decidió que quedaría mejor en su cabello que oculta entre las demás. Aquella flor terminaría por pudrirse, pero por el momento podía servirle como un lindo accesorio.

Dando un trago al zumo, Jack agarró la flor y anduvo con ella en mano hasta dar con Hans, el Alfa jardinero que cuidaba aquellos bellos jardines.

-¡Hans!

El chico se encontraba podando algunos arbustos traviesos que habían decidido crecer de forma desigual. Jack odiaba que los lobos intentaran imponer su perfección cuadriculada en la libertad de la naturaleza, pero comprendía que era el trabajo del Alfa que todo se viera de aquel modo, así que no lo tomó mucho en cuenta.

De todos modos, ellos eran amigos. Como todo el personal de la casa, que durante décadas, había pertenecido a la familia Arendelle. Ahora él, junto con Elsa, eran los dueños de la propiedad, pero debido a que quien pasaba más tiempo en ella era el Omega, sobretodo una vez su embarazo comenzó y abandonó temporalmente su trabajo, se había adjudicado ciertas libertades y, por supuesto, nadie podía negarse a sus sonrisas tiernas y voz suave.

Era una ternurita, y en la casa todos lo protegían.

Por eso, cuando Hans vió al Omega, no se inclinó como haría un trabajador ante su jefe ni lo trató de usted, sino que le sonrió con una sonrisa amable y dejó sus labores para atenderlo.

—Hola, Jack—secó el sudor de su frente. De veras que era un día caluroso. El Alfa desvió un segundo su mirada abajo, sonriendo disimuladamente cuando notó la barriga del Omega al aire libre y lo poco que le importaba llevarla así. —¿Necesitas algo? —dijo en cambio.

—¿Podrías ponérmela en el cabello? —Jack le cedió el lirio.

Bueno, la petición era algo extraña. Pero Jack nunca había sido del todo común y todos en la casa ya se habían acostumbrado.

↷✦; Miel; [Jelsa] ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora