CAPITULO 2

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La costumbre es más fuerte que el amor, eso yo lo sabía bien.

Verlo me ponía los nervios de punta y no sabía exactamente la razón, él solía darme una sonrisa cada vez que me veía y yo jamás se la devolvía pero luego me sentía culpable, hace una semana que había iniciado el trabajo y trataba de evitarlo a toda costa.

- Alaia - me llamó Anthony al darse cuenta de mi distracción - ¿Que te sucede? - cuestionó - te noto rara.

Negué con la cabeza para restarle importancia y dejé de pensar en ese hombre que no tenía ningún significado para mi. Yo no era de esas mujeres, siempre había estado en contra de la infidelidad y que él estuviera en mis pensamientos se sentía como una.

- ¿Y bien? - Preguntó mi prometido - aún no me has dicho que has pensado sobre mi nuevo ascenso en el trabajo.

Le sonreí tratando de parecer lo más segura posible - Estoy feliz por ti, cariño. - la verdad no lo estaba, su nuevo ascenso consistía en horas extras lo que daría como resultado un distanciamiento abismal para nuestra relación, pero tampoco quería ser la responsable de negarse a dicho oportunidad, después de todo el la estába anhelando desde hace mucho tiempo.

- ¡Lo sé! - concordó conmigo entusiasmado - Después de esto tendré el dinero que deseo para por fin casarnos e irnos de Luna de miel a las montañas - dijo emocionado mientras se iba a la sala seguramente a ver TV.

¿Las montañas? Iugh. La naturaleza no era lo mío, con mucho esfuerzo amaba el Caribe y sus playas pero las montañas ya era demasiado para mi.

Solté un suspiro y recordé que hace trece meses Anthony me había propuesto matrimonio, pero aún no habíamos podido concretar el evento y como íbamos no creía que lo hiciéramos.

Ahora la pregunta del millón era ¿Por que no simplemente lo dejaba? Suena fácil pensarlo pero no es igual hacerlo, él era mi compañero de vida desde hace un buen tiempo y la costumbre era más fuerte que cualquier otra cosa.

Relaje mi hombros y trate de concentrarme en los documentos que tenía en mi manos desde hace veinte minutos. ¿Que me estaba pasando? No había compartido más que simplementes miradas con aquel hombre y ya estaba causando un sin fin de revuelos en mi cabeza, tal vez no debí contratarlo después de todo.

Solté todo lo que tenía porque la concentración era imposible, deje los papeles a un lado de mi cama sobre el nochero y sin más me quedé dormida, esa noche tuve sueños extraños, roces de labios y gemidos lentos sobre mi oído, pero no era mi prometido.

***

Bajé del taxi nerviosa porque sabía que estaba a punto de verlo, mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho pero alcé el mentón y seguí mi camino hasta la entrada la empresa.

– Buenos días señorita – me saludó apenas entré, se encontraba en la puerta principal como de costumbre. Quise evitarlo como siempre pero volvió hablar – ¿Puedo conversar con usted? – pidió.

Me paralicé de inmediato – Buenas tardes Elianth ¿que necesitas? – pregunté apresuradamente mientras veía las manecillas del reloj.

– Me refería a solas – dijo nuevamente y por alguna razón la idea me agradó.

– ok, ven a mi oficina. – le dije moviendo mis cadera como solo yo sabía hacerlo, mientras el me seguía u seguramente veía el paisaje.
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JUEGO PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora