Destinado al infierno
"La distancia entre la locura y el equilibrio se reduce al tamaño de un cabello, entonces es que la risa se vuelve terror"
Desde aquélla noche en que el alcohol y los deseos hicieron estragos en Genos, Saitama era más posesivo, agudo y socarrón para el encono del rubio, solo para molestarle ya que el muchacho estaba fúrico y contrariado por haber sucumbido a sus deseos, ya habían pasado casi dos semanas... pero no podía evitar recordar lleno de azoro la súplica hecha por él ésa noche.
"¡No me importa si me rompes! ¡Acaba de una buena vez!"
Genos bufó molesto mientras seguía con su tarea de lavar trastes, el rubor en su rostro se extendía hasta sus orejas, sentía que éstas le ardían de tal forma que se derretirían como pabilos de velas, hasta estuvo a punto de sumergir la cabeza en el fregadero lleno de agua al recordar sus propias palabras:
"--¡Más... más fuerte! ¡Dame con todo!"
"--Podría romperte"
"--¡No me importa si me rompes! ¡Acaba de una buena vez!"
El rubio se detuvo en seco ante tales recuerdos, el golpe de las emociones intensas y desbocadas de aquélla noche lo volvió a abrumar, a su mente vino una discusión que tuviera con el calvo luego de recuperarse de la tórrida noche, la estamina de aquél hombre era de cuidado y lo había dejado bastante adolorido. El muchacho recordó el instante que despertara, pues tuvo que pedirle a Saitama lo llevara a la tina de baño ya que le costaba levantarse.
--Sí que eres un dolor en el trasero cuando te lo propones, solo no abuses de mi buena voluntad.
El agua caliente era un bálsamo para su cuerpo, no tenía heridas a simple vista pero si unos cuantos chupetones en cuello y pectorales, sin embargo eran sus músculos de la parte baja lo que le molestaban. Era como si hubiera ido a correr una maratón sin calentar, eso sin nombrar la molestia en donde el sol no le llegaba y las palabras mordaces del calvo que hicieron su cometido en su humor.
--¿Y quién crees que es el culpable calvo desgraciado?—A Saitama no le agradaba mucho que le recalcaran su calvicie prematura, su gesto se frunció levemente mientras respondía de forma severa:
--Cuida la lengua niño bonito, porque tal vez tuvimos una noche genial pero sabes que no soy muy paciente.
Genos iba a responder pero entonces la sonrisa sorna de Saitama afloró en sus labios, deteniéndole igual que una orden silente mientras su tono ronco se hizo grave al continuar:
--Genos... Genos—Canturreó con algo de burla-- Sigues portándote como princesa orgullosa, déjame recordarte una cosa "alteza"... yo no te obligué a nada, si mi memoria no falla fuiste tú el que se ofreció para que yo matara a ésos kaijines, dijiste que me darías lo que yo quisiera.
--Pe-pero yo—Tartamudeó el rubio buscando rápido una respuesta, el mayor soltó una risita mientras comenzó a tallar con jabón la espalda bien delineada del más joven:
--Tú hiciste un contrato conmigo por la sangre de ésas inmundas criaturas, pero lo de ayer no niegues que tú eras el más deseoso por hacerlo.
El muchacho se sonrojó furiosamente mientras sus cejas se juntaron en señal de enojo, negaba con la cabeza de forma incrédula igual que un niño desconfiado, Saitama tuvo que contener su risa pero dejó que protestara el rubio, ya se estaba volviendo muy divertido el molestar a Genos y no desaprovecharía la oportunidad:
--¡Tú fuiste el que empezó llevándome a emborrachar! Desde un principio lo planeaste—Saitama esbozó una amplia sonrisa y su dedo índice levantó delicadamente el mentón del menor, acercándosele al grado de rozarle la punta de su nariz, su voz se tornó ácida e intimidante al responderle:
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One Punch Man. DEMONS
FanfictionUn hombre descubre el poder para cambiar su destino, con su drástica decisión marcará a un joven para acompañarlo hacia donde la sangre y la oscuridad impera, ahí donde "la bestia de Ciudad Z" es amo y señor. ADVIERTO los personajes de OPM no son mí...