xxvii. Hospital

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CAPITULO 27

Hospital
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El silencio reinó en el lugar

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El silencio reinó en el lugar. Un silencio incómodo y lastimero.

—¡Por los Ancestros!—Sue fue la primera en reaccionar, acercándose con rapidez a la rubia.

Leah miró con completo arrepentimiento la cara de Gwen, arañada y sangrando por algunos lados. No llegó a ser una herida muy profunda, pero sin duda, eso dejaría marcas. O eso pensaban ellos...

La recién loba se acostó frente a Gwen, dejándo escapar unos sollozos perrunos y lastimeros.

—Estoy bien...—susurró Gwen intentando sonar convincente pero no lo logró por su débil y bajo tono de voz.

La rubia empezó a visualizar pequeñas manchas en su campo visual y, sin siquiera poder evitarlo, cayó desmayada.

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Un molesto pitido hizo que Gwen cerrara los ojos con fuerza. Se llevó una mano a la frente al sentir un pinchazo de dolor y abrió los ojos sorprendida cuando tocó una venda. Tuvo que volver a cerrar los ojos ya que una potente luz prácticamente la cegaba y después los volvió a abrir intentando acostumbrarse.

La ojiverde miró al lado dercho y encontró lo que producía ese horrible ruido. Un monitor que parecía medir los latidos de su corazón. Extrañada, miró a su alrededor y ver la habitación de hospital en la que se encontraba fue cómo si le lanzaran un vaso de agua fría.

Leah...

Recordó cada momento completamente detallado, aunque en el momento que lo vivó todo parecía pasar a cámara rápida.

La puerta fue abierta, callando sus pensamientos y divagaciones. La cabellera pelinaranja que conocía tan bien apareció por ahí, acompañada de altos hombres y el consejo Quileute.

—¿Puedes explicarnos por qué demonios no dejas que le expliquemos a Charlie que un oso la atacó?—soltó exasperado el alfa de la manada.

Al parecer, no se habían dado cuenta de que la ninfa estaba conciente.

—¡Porqué no!—exclamó Grace y su mirada se enfocó en el cuerpo de su amiga—¡Gwen!

Grace corrió hasta ella y la abrazó con fuerza.

—Hola, Graa.—la chica Swan se obligó a toser al sentir su voz pastosa y grave.

—Hola, Gwen.—Sam se acercó—¿Cómo estás?

—¿Quién es él?—le susurró a su amiga.

—El ex de Leah, Sam Uley.—susurró la otra en respuesta y, con un tono divertido pero complice, agregó: —Todo un alfa.

Eso fue suficiente para que Gwendolyn entendiera la situación al instante.

—Estoy bien, gracias por preguntar.—la rubia sonrió angelicalmente y miró a su mejor amiga.—¿Dónde... ¿Dónde estoy?

—En el hospital de la Reserva.—explicó el Billy Black con paciencia y preocupación.—Tu tío piensa que te has quedado a dormir con Leah. 

Ella asintió de acuerdo y suspiró.

—¿Cuando podré irme de aquí?

—Hoy.—un doctor entró a la habitación. Era un hombre mayor y moreno, se notaba que era de la Reserva.—Sorprendentemente, tus heridas han sanado hasta casi desaparecer. Aún tienes la marca pero es increible que se hayan curado así, ¡es como un milagro!

Gwen agradeció internamente a su madre y se recordó mentalmente llevarle una ofrenda al bosque para agradecerle.

—Wow, supongo que he tenido suerte.—fingió sorpresa.—¿Cuando ha dicho que podré irme?

—Ahora mismo, voy a buscar unos papeles para que los firme y podrá irse.

—Muchas gracias, doctor.—Gwen le sonrió agradecida y el doctor desapareció de la habitación.

—Escucha, te explicaremos todo lo que pasó.—empezó Sam pero la rubia se le adelantó.

—Claro, después me explicaís. Ahora tengo algo que hacer.

 Ahora tengo algo que hacer

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Vaya, vaya, vaya... ¡Problemas a la vista!

/// Recordé el audio de Tik Tok de:

Tengo un problema

Tatarataratata

Tengo dos problemas

Tatarataratata

Vale, tengo muchos problemas ///

JAJAJAJAJAJAJ Mejor dejo Tik Tok durante un tiempo

Bueno no.

JAJAJAJAJAJ Eeeeeennnn fiiiinnnnn...

¿Qué os pareció el capitulo? :)

Strange • Rosalie Hale Donde viven las historias. Descúbrelo ahora