Capítulo 1

39 8 4
                                    

Me desperté como un día cualquiera, con mucha prisa por llegar a clase, pues mis ganas de ver a Liam aumentaban por segundo.
Oí los gritos desesperados de mi madre, ya que como cada mañana, llegaba tarde a clase.
¡Lydiaaaaa!- aulló histérica.
Ya voy, pesada.- dije.

Corrí abajo con la sudadera a medio poner y un calcetín distinto en cada pie.
Eres un desastre andante- dijo mi madre con una sonrisa cariñosa.

Me dirigí hacia el autobús pensando en Liam, él era la principal razón de mi felicidad.
Liam era mi mejor amigo, pero yo estaba enamorada de él, en secreto.
Era guapo, alto, atento y muy cariñoso.
Llevábamos siendo mejores amigos desde hacía años, pero nunca me había atrevido a decirle todo lo que siento. Sentía que podía arruinar nuestra relación con un par de palabras.
Para mí, era el prototipo de chico perfecto, pero ser mejores amigos obstaculizaba nuestra posible relación futura.
Y hay un pequeñísimo detallito que no he contado, es gay.
Y diréis, Lydia estás como una cabra si piensas que un gay va a cambiar su sexualidad por ti.
Y si, estoy loca, pero la esperanza es lo último que se pierde.
La verdad es que jamás he visto un amor más imposible que el mío con Liam pero bueno, soñar es gratis.

Me bajé del autobús y me dirigí a la entrada del instituto, donde, como cada mañana, Liam me esperaba.
Estaba allí plantado con su tierna sonrisa, esperándome.
Corrí hacia él y le abracé.
Le cogí del brazo y corrí lo más deprisa que pude hasta clase, porque como siempre, llegábamos tarde. La verdad es que admiraba la paciencia de Liam, me esperaba cada mañana y por mi culpa nunca llegábamos a tiempo; pero aún así allí estaba siempre.
La profe de mates se encontraba explicando algo cuando entramos lo más disimuladamente posible y nos colocamos en nuestros pupitres.
Lydia Anderson y Liam Lodge, llegando tarde como siempre.- dijo Juana, nuestra tutora y profesora de matemáticas académicas.

Por fin tocó el timbre del recreo, se me habían hecho eternas las primeras tres clases, sobre todo porque tenía mates a primera hora y era lunes, que asco.
Nos dirigimos a la cafetería a comprar el desayuno.
Liam eligió un donut como de costumbre.
Sin embargo yo no cogí nada.
¿Estás bien, Lydia?- dijo Liam preocupado.
Si si, es que no tengo hambre.- dije fingiendo lo mejor posible.
Ok, tú misma- contestó.

Después de almorzar cogimos nuestras cosas y fuimos a clase pues aún nos quedaban tres horas de sufrimiento.


Cuando llegué a casa, aún conservaba la sonrisa bobalicona de haber estado toda la mañana con Liam, pero mi madre ya estaba acostumbrada así que ni me preguntó.

Subí directa a mi habitación y cogí el móvil dispuesta a llamar a Liam, pero al final no lo hice y decidí ponerme a leer así me distraía y pensaba en otra cosa que no fuera mi mejor amigo.

"Soñar Es Gratis" [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora