Capítulo 3

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Fic dedicado a mi queridisíma _Syesta, por su cumpleaños y la amistad que hemos creado de una parte del mundo a otra.

ஜ۩۞۩ஜ KT •••𝕽𝖊𝖖𝖚𝖎𝖊𝖒 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖆𝖒𝖔𝖗 𝖊𝖙𝖊𝖗𝖓𝖔••• KT ஜ۩۞۩ஜ

Las razones de Tsukki para inmiscuirse en un tema que claramente supera al mundo mortal son inciertas. Kuroo se tomó su tiempo para ponerlo a prueba, intentar adivinar sus pensamientos y aquello que motivaba al misterioso cultivador a acompañarle en aquella travesía. Este a veces se excusaba en su deseo por proteger los templos de la deidad a la que era adepto, y otras veces simplemente murmuraba que la posibilidad de aprender directamente de un oficial celestial no debía desperdiciarse. Al final del día, Kuroo no sospechaba mucho de él, pero tampoco podía dejar el tema de forma definitiva. Con frecuencia sentía que algo se le estaba escapando, y corría el peligro de cometer tal error por la atención que no podía evitar derramar sobre el menor. 

Sin embargo, durante los primeros días aprendió mucho de su acompañante. Era naturalmente callado, y a veces solo rompía el silencio para burlarse o decir algo sarcástico que terminaba por ser bastante inteligente. En cierta ocasión incluso silenció a un grupo de cultivadores de bajo rango que hablaban pestes sobre los templos recientemente destruidos, todo sin necesidad siquiera de sacar su espada. Le gustaban los dulces, las fresas, y la lectura en los pocos momentos libres que encontraron durante la búsqueda de información.

Convivir con él todo el día se volvió algo tan sencillo como respirar, solo fue cuestión de horas y Kuroo no pudo más que quedar genuinamente sorprendido por aquella afinidad. Ni con Bokuto había logrado llevarse tan bien en tan corto tiempo, y la historia tenía incluso una fábula sobre los pequeños desastres de caza que un gato y un búho podían causar. Nada relevante ahora mismo. Nada que tampoco pudiera recordar del todo, porque al parecer pasó pocos años después de que ascendió. 

Tsukki resultó ser una persona difícil de leer, pero los intentos de Kuroo (y las respectivas fallas que consecuentemente tuvo), solo hacían que su interés sobre ese peculiar humano creciera. Especialmente por el conocimiento que este parecía tener sobre Tetsuro como oficial celestial, y Suguru como el fantasma que era, a punto de ascender de categoría en cuanto a poder. 

Era difícil no preguntarse a que bibliotecas asistió o que maestro le enseñó tanto sobre eso, y fue en uno de sus muchos interrogatorios y jugetones devaneos que se enteró de forma más o menos accidental que el maestro de Tsukki había dejado de viajar con él hace algún tiempo. Kuroo no debía inmiscuirse, pero inevitablemente se preguntaba si este cultivador misterios algún día volvería, o si el rubio podría tomar otro Shizun. Tampoco llegó a preguntarlo, pero desde entonces, cada que encontraban alguna pista o se detenían a ayudar con algun cadaver feroz atormentando uno de los pueblos por los que pasaban, Tetsuro se extendía un poco más en sus explicaciones, y enseñaba a Tsukki su estilo de espada aún si, hasta el momento, todavía no había podido tener ni un vistazo del arma ancestral que suponía el rubio tenía. 

Por otro lado, en cuanto a la verdadera misión y los templos destruidos que cada vez eran más, las noticias no eran nada alentadoras. Cada que llegaban a algún lugar, por grande o pequeño que fuera, cualquier construcción dedicada a El Gato que espera por la Luna, estaba ya hecha polvo, y el causante dejó de ser precavido al poco tiempo. 

Pronto el envenenamiento en los sobrevivientes representó un problema, la cura era algo casi imposible de conseguir, pero el rubio había leído sobre un tónico que si bien no sonaba del todo aquel mal, permitía a la víctima alargar el tiempo de vida al que se le había condenado, en espera de que un sacrificio desinteresado por parte de alguien más, terminara de sanar los efectos de aquel extraño veneno que ahora era cada vez más y más recurrentes. Las víctimas aumentaban en cada lugar al que llegaban, y ni hablar de los petrificados, para ellos no había salvación.

𝕽𝖊𝖖𝖚𝖎𝖊𝖒 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖆𝖒𝖔𝖗 𝖊𝖙𝖊𝖗𝖓𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora