Errare humanum est
1. Peearz
Siente la cabeza adormecida de nuevo, sus extremidades entumecidas en fatiga y un cansancio que no se justifica por ningún lado ya que no hace nada con su vida salvo procrastinar a mansalva. Pasa una hora desde que se despierta hasta que se levanta, mira el reloj repetidas veces ya que sabe que tendría que estar sentado en la mesa, tomando el desayuno. Suspira y piensa en lo que ha soñado, en lo que tiene y en lo que le falta. Mira a su fiel compañera a los pies de la cama, ella le devuelve la mirada con los ojos brillosos a la espera de que se digne a apartarse de la cama y jugar con ella un poco.
Él suspira de nuevo. Pasa el tiempo y suspira una vez más.
Para intentar motivarse, pone música, ve videos en youtube de lo que sea y revisa las redes sociales que la mayoría del tiempo permanecen vacías de notificaciones.
Cuando se levanta, lo hace quejándose como si tuviera 40 años más de los que tiene. Piensa:
No puede ser que a los 24 ya esté hecho así de mierda.Se digna a bajar al comedor, observando la ausencia, sintiendo la soledad de una vida de soltero en un alquiler. Lo primero que hace es ir al baño, luego revisa si hay rastros de que sus mascotas hayan hecho lo mismo. Limpia las orinas y heces de Merculito (su gato) y Frambuesa (su perra). Toma té mientras acaricia la cara de su felino anaranjado con manchas blancas, le lanza la pelota por la casa a Fram y mira la hora.
Otra vez la universidad culiá, piensa.
Prepara todo muy lentamente y con desgana. Sabe que llegará y todo lo que hará será escuchar la voz del profesor a medias mientras dibuja puras hueás en los márgenes de las hojas. Luego se quejará porque tendrá que darle un repaso a toda la materia a última hora. Porque claramente es un idiota con I de Imbécil.
Suspira mientras espera el colectivo, mientras está sentado en el viaje y cuando llega a la facultad.
2. Ari
Se encuentra caminando en medio de la ciudad a altas horas de la madrugada. No tiene el reloj a mano ni celular, ¿por qué? No se acuerda. Simplemente trastabilla en medio de la vereda mientras ve a indigentes acostados en la puerta de locales o en algún que otro banquillo.
Está todo desierto y necesito un celular, piensa mientras camina despreocupadamente.
Su memoria llega hasta las 23 hs que estaba en una fiesta y le pasaron algo que ni se molestó en examinar y lo echó en su boca. Luego, no registra mucho. Se acomoda la pollera de cuero que lleva y se da cuenta, tardíamente, que uno de sus tacones está roto. Se saca los zapatos y los lleva en la mano.
Necesito saber la hora y en donde estoy, piensa con un poco de mal humor. Mira a los lados y se da cuenta que en la vereda en frente suyo hay un hombre caminando. No llega a descifrar la edad ni nada pero si se da cuenta que en el bolsillo de su pantalón de jean se forma un bulto cuadrado. Es todo lo que le importa. Lo próxima que hace es cruzar la calle descalza, lento para estar detrás del hombre. Toma los zapatos y lo golpea en la cabeza con un tacón.
El hombre adolorido pero lo suficientemente lúcido como para darse la vuelta, se sorprende y quiere devolverle el repentino golpe. Levanta el puño pero antes de que pueda hacer nada, ella lo vuelve a golpear con el tacón, esta vez en la cara, al mismo tiempo que le propina un rodillazo en sus partes nobles. El hombre se queja y se arrodilla en el piso, ella lo patea con todas las fuerzas que reúne repetidas veces. Finalmente logra sacarle el celular del bolsillo y 300 pesos que estaban sueltos en su chaqueta. Se va corriendo, alejándose del hombre tirado en el piso. Sabía que tenía una billetera en el otro bolsillo pero no le interesaba. Después de zigzaguear entre calles, toma un taxi y sonriente le indica la dirección de su casa.
Se fija en la hora del celular. Son las 5:35 am.
Voy a alcanzar a dormir un poco antes del examen, se dice en voz baja.
Desactiva la ubicación del celular para luego considerar formatearlo como mejor opción. Luego, inicia sesión en Instagram para mandarle un mensaje a su compañero:
Pedido de hoy: P. ev. de la niñez, 12 hs, todos los temas. La plata te la transfiero a las 12:01 :)
Al llegar a su domicilio, tira el celular debajo de su cama junto con otros tres que pasaron por historias similares. ¿Que podría haber subido a un taxi, pagarlo en casa y pedirle la hora al conductor? Seguro, pero no es como Ari hace las cosas.
3. Gaúl
- ¡Mastica, hombre! - Le dice la hermana mientras lo observa zamparse un pan con sobras del día anterior, en una suerte de sándwich improvisado.
- Mistiqui himbri, pesá culiá - Contesta con la boca llena.
Mientras desayuna abundantemente y con gran irritabilidad, pasa las hojas del resumen que le llevó tiempo hacer. Repasa, una y otra vez. No obstante, le cuesta tragarse el contenido como debe ser. Divaga entre las posibles preguntas del examen, el reflejo del foco en la calvicie brillante de su profesor mientras explicaba el último tema y el nivel de preparación que lleva para la ocasión. Acorde a ese nivel, qué nota espera sacar, cuál cree que es la más probable que le pongan y cómo puede seguir su vida si llega a reprobar.
Entre tanto berenjenal de pensamientos, su tensión aumenta. Repite el café con leche, extendiendo su desayuno un poco más. Siente el peso de las ojeras, poco ha podido dormir.
- Oye, ahueonao, atiende a lo que te estoy diciendo. A la vuelta, tenemos que salir con mamá al supermercado.
- Bueno. - Pausa de unos segundos - Ahueoná.
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Errados
Teen FictionNo hay escape para los monstruos del armario y las sombras persecutorias; trato de sobrevivir del peso de mis propios fantasmas. Sin embargo, aquí estoy, con personas que transportan su propia mierda. Nos contaminamos entre todos, entre promesas de...