Prologo.

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Pongámonos a pensar.  ¿Algo en realidad les gustó de su pubertad, de su etapa de crecimiento?
Exacto, esa misma donde los ataques de estrés y ansiedad social vienen a ti además de el típico acné y presión extrema, porque a mi sinceramente me parece horrible, no puedo creer que haya personas que piensan diferente a mi. Como mi tío Pietro, el dice que aunque tuvo cosas malas que ocurrieron anterior a su adolescencia tuvo amigos y pudo encajar, por lo menos socializó.

Esto es probablemente, la vida de mi hermano gemelo Tommy, no creo que sea casualidad que ambos puedan correr tan rapido como quieran sin parar pero para mi no es nada fácil, paso todos los días abrumándome en pensamientos mientras doy vueltas y vueltas en mi cama. ¿Como se supone que debería hacer amigos? ¿Cuantos es el número que de debería considerar "normal"?

Pero jamás da resultado.
Hasta el día de hoy solo tengo dos personas que me escuchan, y solo en ocasiones, tienen cosas importantes en el día.
America, mi principal amiga, esa chica morocha, que aunque últimamente ha estado lejos de mi por una chica que le atrae, me apoya más que nadie y le puedo confiar cualquier cosa mía, de todas formas no me agrada mucho la idea porque me deja solo.
Theodore, o como todos le llaman, Teddy. Me acompaña a cualquier sitio, a veces siento que cree que soy débil o algo parecido porque trata de protegerme de todo, y más de esos idiotas del colegio.

Aún así, creo que es....

— Que lindo que escribas un diario Billy, puedo verlo? —El chico de mechones blancos se acercó a la cama del castaño y se puso a su lado intentado ver alguna cosa. 

— ¡Tommy!, déjame solo, ve a hacer deportes o algo para lo que seas bueno ademas de molestar —El velocista no pudo evitar reír, disfrutaba de molestar a su hermano con la excusa de que eso hacían los hermanos mayores, lo curioso es que el solo había sido más grande por 8 minutos.
Le arrebató el cuaderno y cerró las dos puertas de los cuartos, dejando a Billy encerrado.

— TOMMY DAME ESO, LOS DIARIOS SON PRIVADOS... ¡HEY! —Protestó abriendo su propia puerta, pero no consiguió abrir la de su hermano, no lo pensó dos veces y golpeó la madera en repetidas ocasiones.

— ¿Quien es Noh-Varr, y porque sientes cosas extrañas en el estomago al verlo pasar? —Dijo el gemelo mayor en su propia cama cómodo de estar leyendo las cosas personales del castaño, que al final había podido abrir la puerta y después tomar su cuaderno con un gran tono carmesí brillante en sus mejillas.

— N-No te incumbe... deja mis cosas no quiero que las toques

— ¿Es acaso el chico que yo conozco?, ¿Apuesto y exóticamenté guapo? —El menor se tiñó más de rojo en su rostro, pasando su brazo detrás de su nuca y rascándosela, si Tommy no lo conociera incluso, sabría que era nerviosismo. Y es que para fortuna de el, su hermano conocía a gran parte de la escuela y no podía mentirle sobre alguien, era casi seguro que había establecido por lo menos un saludo con la mayoría.

— ¡B-Basta!, no debes de leer cosas que nadie te pide. — Apenas pudo agregar el chico, ya se había puesto muy nervioso, solo su amiga sabía de eso, y ahora su molesto hermano estaba enterado gracias a su molesto comportamiento.

— ¿Sabes? Noh-Varr suena a que sería un buen cuñado, además está en el equipo junto a mi y podría echarte un empujoncito, eso hacen los hermanos . — El sonrió, mientras que Billy no podía con su existencia.

— ¿T-Tu crees?... lo se... creo que conozco... toda su vida, y harías eso por mi?, es decir... ¡NO LO HAGAS!, se que clase de empujoncitos puedes hacer y no son buenos. — Su sonrojo era tan indiscreto que casi estaba completamente marcado en su rostro, y a Billy no le gustaba porque su rostro ardía como si hubiera fuego en el.

— Claro, el es un chico fuerte, musculoso y valiente, cosas opuestas si es que hablamos de ti, pero a veces eso es lo que atrae, o dime que no. Eres un chico psicópata, pero es normal. Con eso me bastaba, mañana en el juego voy a... — El gemelo no pudo terminar su oración, debido a que el otro le interrumpió.

— ¡NO, NO TOMMY!, no necesito.... que me ayudes, así estoy bien y me acabas de decir débil, delgadillo y temeroso?, porque yo no soy así, no se que haz visto de mi. — Después de decir esto con un tono algo orgulloso, el otro río tan fuerte como era usual.

— Si te quedó el saco pues yo que puedo hacer. Y porque no?, lo único que no puedo, es asegurarte que le gustan los chicos, o ambas cosas, solo te digo que lo he visto al lado de muchas chicas. — Guiño el ojo y esto solo fue un golpe al corazón de Billy, no quería admitirlo pero ese chico de cabellos blancos y musculatura tan formada lo traía loco.

— No lo soy, deja de molestar..... bueno sea lo que sea, no quita que pueda tener una oportunidad con el.

— Si es hetero no le gustará tener algo contigo bobo, es lógica. — Billy dio unas pequeñas risillas y negó lentamente, al último suspirando.

— Yo puedo cambiar eso... no es algo muy difícil. — Ambos se rieron por lo que decían, no podían evitar hacer estupideces juntos aún así.

Más tarde Tommy le regresó el diario a Billy, se fue a su cuarto más calmado pero oh sorpresa, ya era de noche y mañana tenían que ir a la escuela, tenía que dormirse pero no quería, odiaba la simple sensación de hacerlo y saber que despertaría teniéndose que levantar.

Sus padres habían avisado que no llegarían, las nubes de tormenta se acercaban y los truenos eran muy sonoros, no tardaría en llover.

El gemelo más pequeño yacía con un jabón en mano debajo de gotas de agua que caían de la ducha, retumbaban en las ventanas las voces de Ariana Grande, Melanie Martínez y Lana del Rey, aunque también una que otra canción de Harry Styles. Afuera llovía, hacia mucho frío y las hojas de los árboles podían escucharse además de los rayos cayendo, el estaba tranquilo, cuando se bañaba procuraba ser delicado, claro además de cantar y protagonizar sus propios shows dentro, por eso se tardaba tanto, y lo más seguro era que Tommy ya se estaba quejando.

Después de algo así como 45 minutos, salió del baño con su clásica bata de color azul y corrió hacia su habitación porque le empezó a recorrer el frio por su cuerpo y odiaba eso, alzó sus brazos y los bajó lentamente haciendo que mágicamente su ropa estuviera allí en su lugar y la bata doblada y seca hacía a un lado.

Nada más terminar se acostó, ya había hecho todo, y estaba seguro de que su hermano también permanecía acostado en su cama porque ya había apagado la luz, cerró sus ojos y suspiró, esperando poder dormir y que no llegaran todos sus problemas a el a las tres de la mañana, como siempre.

The Chaotic Life of a Magician. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora