Único capítulo

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Podría pensarse como que esa noche era una más de las tantas noches de sábado en las que se habian pegado el hábito de quedarse juntos. 

Senku había logrado mantener su perfil sereno mientras Gen se tomaba atribuciones que, obviamenre, tenían de su consentimiento. Como de aquella vez en la que habían salido a caminar y lo había tomado de la mano. O como de aquellos fines de semana en los que, con un tarro de helado, proponía mirar películas mientras hablaban de las trivialidades de la vida que llevaban.

Si rechazara todo aquello, ya se lo hubiese dicho. Su sinceridad aplastante y su necesidad de lógica sin rodeos eran suficiente como para hacerle saber a los demás cuando relamente no quería algo. 

Al contrario. El acercamiento que Gen realizaba era lento, sutil. Cada vez que se disponía a romper un límite entre ellos simplemente lo miraba a los ojos con un sutil sonrojo, algo así como una pregunta tácita. Siguiente a eso, sentía el calor de él cerca de su cuerpo, acompañado de algún suspiro o alguna exalacion. 

No entendía muy bien como había llegado al punto de sentirse lo suficientemente cómodo a su lado como para que sentirlo cerca no supusiera una molestia. Al contrario, moría por devolver todos esos acercamientos. 

Todo había surgido casi de forma natural, siendo que nunca había sentido cosas como esas. Sacando cuentas acerca de que no tenía ninguna enfermedad en el corazón, y de que tampoco estaba mal del estómago, llegó a la conclusión de que Gen le gustaba, y de que se había enamorado.

Vivían juntos a kilómetros de su país de origen, solos ellos dos. Gen, quién lo había conocido en un programa de televison de entretenimientos y entrevistas, insistió mucho para que lo acompañara a EE.UU. Después de todo, ambos tenían cosas que hacer en ese país. 

Se llevaban bastante bien, compartiendo un pequeño piso en el centro de la ciudad. También había que reconocer que se llevaban bien desde antes, desde que se habían conocido en Japón y el metalista insistió mantener una amistad. 

Eran opuestos, sus personalidades no combinaban y menos sus intereses. La fortaleza de su buena relación se basaba en que cada uno sabia que era bueno en lo que hacía, y reconocía la inteligencia del otro. Senku carecía de habilidades sociales óptimas, pero era todo un genio científico,  superando hasta los niveles propuestos por su universidad. Y Gen no sabía dividir por dos cifras, pero tenía un ojo increíble para leer las intenciones de las personas, además de ser muy ingenioso. 

Se sentían cómodos estando juntos. Tan cómodos que podía llegar a resultar peligroso para la vista. 

Aquella noche Gen llevaba puesta una remera de algodón que le llegaba al ombligo, y un short deportivo suelto y bastante corto. Actuaba normal, charlando sobre que tal persona del staff comentó que quiensabequien engañaba a un fulano. Al parecer, en el canal de televisión donde trabajaba, rondaba el chisme de un engaño.

Puso la primer película de aliens que encontró, alegando que siempre elegía él y que tenía que encontrar cosas a la altura de Senku.

Ya sin empezar, el chico de ojos rubíes no entendía ni mierdas de qué iba la película. Se habia vuelto aburrida, porque no se podía concentrar ni un poco. En sus retinas seguia grabado como Gen volvía de la cocina con una lata de coca, rascándose el vientre mientras veía como comenzaba el film. Se veia absurdamente adorable, exquisito, lindo. 

Más pasaba la película, menos entendía. La gota que rebasó el vaso fue sentir como el mentalista acomodaba la cabeza en su regazo tiernamente, mirando la película en total comodidad.

De repente su voz lo trajo a la tierra de nuevo:

―¿Cuántas probabilidades hay de que pase eso? 

Una Noche Mirando Películas (Sengen Au) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora