{capitulo cinco}

1 0 0
                                    

—Oh, por Dios ¿Qué es esto, una estúpida película de adolescentes? Él no es ningún Danny Zuko y estoy segura como el infierno de que yo no soy ninguna Sandy. Puedo manejar a los chicos malos. 

—No es así, tonta, y obviamente no tú eres ninguna princesita dulce e inocente, pero Justin no es como cualquier "chico malo"¿De acuerdo? Confía en nosotras esta vez. 

—Está bien, ni siquiera me iba a acercar a él de todos modos —mentí rodando los ojos y dándole a mi Danny Zuko una ultima mirada esperanzada. 

¿Que es lo peor que me puede pasar si le hablo? ¿Un corazón roto? Demonios, puedo soportarlo. No es como si me fuera a morir de eso. 

{Tom} 

Suspiré cansado y me dejé caer en el respaldo de la silla con los ojos cerrados; verdaderamente no había una cosa peor para soportar que una mujer como mi mamá implicada en los negocios, y menos en uno como este. 
Era... Maldición, si iba a hacer eso por el resto de mis días no podía ni siquiera pensar en la opción de casarme con alguien que no fuera una prostituta que se quedara jodidamente callada siempre. 

—No. Lo están haciendo todo mal, no están pensando con claridad. Yo creo que...

—Mi amor, por favor sólo... Sólo déjanos manejar esto a nosotros —le interrumpió mi padre, igual o más exasperado que yo y todos los demás ahí. Ella asintió con los brazos cruzados y una ceja arriba, enojada. El señor Ferré dejó salir una sonrisa hacia mi madre y negó con la cabeza. 

—Deja que ella opine, Holland, lo queramos aceptar o no, las mujeres siempre tienen mejores ideas —dijo él— por favor, Patricia, dime que podemos hacer.

—Bueno, te diré lo que yo pienso. No puedes mantener a tu hija encerrada por siempre, Sebastian, no es justo para ella... Deja que salga y se divierta normalmente. Yo creo que hacer como si no supiéramos nada acerca de esto es la mejor opción, si ellos ven que tenemos a Chiara encerrada, desaparecida y asustada se darán cuenta de que ya sabemos el plan y eso no es bueno, sólo haremos que actúen más rápido y en secreto —contestó hablando rápidamente, como si tuviera esa idea en la cabeza desde que empezamos a hablar del tema—. No sabemos quien es el traidor y tampoco podemos equivocarnos, dejemos que ellos solos caigan.

—Mamá, eso es tonto... —murmuré enojado—. Van a matar a la chica.

—No es tonto y no la van a matar, Drew, porque tú y tus hermanos la van a cuidar y van a estar al pendiente de ella todo el tiempo.

—Pero... —empecé a negarme, hablando fuertemente, porque andar de niñero realmente no es algo que me guste hacer. Para nada. 

—Van a cuidarla todo el tiempo, y... Van a hablar muy mal de ella y de Sebastian con cualquiera que esté dentro de eso, con cualquier sospechoso —siguió hablando, como si fuera la jefa de todos, dando ordenes. Todos la miraban intrigados—. De ese modo, ellos pensaran que ustedes son una buena opción para confiar ese plan. 

—Que actuemos como el enemigo, quieres decir —habló Joshua, mi hermano mayor, asintiendo levemente y con la cara concentrada, considerándolo—. Es una buena idea, de hecho. 

—Es una muy buena idea, muchas gracias, Patricia. Creo que realmente puede funcionar —Sebastian colocó una mano en su barbilla y miró al vacío un segundo, pensando bien en el estúpido plan de mi madre. Sí, era terriblemente estúpido. 

Yo jamás le confiaría la vida de mi hija a unos idiotas... Bueno, no somos realmente unos idiotas, se podría decir que actuamos bien, pensamos claro y sabemos hacer las cosas, pero realmente confiarnos la vida de su hija no era algo muy inteligente para hacer. Todos sabíamos que él había perdido a su esposa y que su hija, Chiara, era lo único que le quedaba. 

Era demasiada presión, tener que cuidar lo más preciado del jefe. Una niña.

—¿Y qué, se supone que vamos a ser sus guardaespaldas? —pregunté en voz baja y molesta, con cara neutra y sin moverme en la absoluto.

—No. No, chicos. Piensen en ella como la hermana pequeña que lamentablemente no tuvieron —aconsejó mi padre, viéndonos a uno por uno detenidamente—. Justin y André, ustedes pueden ser los más unidos con ella, en el colegio, saliendo y todas esas cosas... Joshua, Fran, Kyle y Joe se les unirán casualmente.

—Espera ¿En el colegio? ¿Ella es una chica de nuestra edad? —preguntó André confundido, era lo que yo estaba pensando preguntar. 

—Mi hija tiene 17 años —respondió Sebastian—. Podemos hacer una cena mañana para que todos ustedes se conozcan. Y recuerden bien, ella no puede saber nada de esto, ella no tiene idea de lo que soy, de lo que está pasando o del peligro al que está expuesta.

—Por supuesto, Sebastian —dijo mi padre con una gran sonrisa, palmeándole la espalda—. Mis muchachos son buenos, ellos harán todo bien.

Genial, ahora tendré que ser guardaespaldas y mejor amigo de una chica de la escuela, estar con ella todo el tiempo, y estar cuidando lo que digo porque la estúpida no sabe a lo que se dedica su padre. Por lo menos espero que sea sexy. 

{...}

{Chiara}

Mi segundo día en el colegio no había empezado nada mal. Me desperté temprano y tuve tiempo suficiente para tomar una ducha, arreglar mi cabello perfectamente, ponerme el uniforme planchado, maquillarme como se supone que lo hagas para la escuela y hasta tuve tiempo de tomar un licuado y platicar un tiempo con Linda y mi papá antes de salir de casa. No choqué con nadie ni me perdí ni hice nada estúpido y las gemelas me esperaron en las escaleras para entrar juntas. Llegué temprano a mi salón y me senté en la silla de hasta delante, justo en frente de mi querido profesor, comenté en las clases y todo fue genial. En el almuerzo convencí a las chicas de que fuéramos con su papá.

—¡Tío! —chillé cuando lo vi y me acerqué a él para abrazarlo fuertemente. Estaba más gordo de lo que recordaba, pero aun tenía la cara cálida y amable que recordaba y todo el cabello rubio en su cabeza. 

—Chiara, por Dios ¿En qué momento creciste tanto? Me siento terriblemente viejo. 

—Es porque lo eres, papi —dijo Nedime con una sonrisa hacia él, mi tío se tomó el pecho con ambas manos como si lo que dijo realmente le hubiera dolido.

—Controla esa boca insolente si no quieres reprobar —la amenazó—. ¿Cómo ves el colegio, Chiara, te gusta?

—¿Está bromeando? Es el colegio más genial del mundo, todo es perfecto. Me encanta... —admití emocionada, dejando de hablar cuando la secretaria entró al despacho rápidamente.

ρeω, ρeωDonde viven las historias. Descúbrelo ahora