{capitulo seis}

1 0 0
                                    

—La signora Genova ha avuto un incidente con il suo auto la scorsa notte. è ricoverata in ospedale —dijo ella demasiado rápidamente y con cara de angustia. No entendí nada de lo que dijo, las chicas jadearon al mismo tiempo y mi tío puso una mueca—. Cosa facciamo? 

—Dovremo dire ai ragazzi e rinviarla fino a trovare qualcuno per sostituire —soltó él con el ceño fruncido, perdido en sus pensamientos.

—¿Qué está pasando? —le pregunté a Yamin en voz baja mientras la secretaria decía otras cosas en italiano.

—La señora Genova es la psicóloga y consejera de la escuela, tuvo una accidente anoche, está internada en el hospital y mi papá dijo que tienen que buscar a un sustituto. Todos quieren a la Señora Genova... Esto es horrible. 

Asentí hacia ella y sonreí internamente, no por el accidente o algo así, no me alegraba por eso. Era... Simplemente el saber que había una vacante para ser psicóloga. No era posible que yo lo fuera de todas maneras, pero pensarlo no me haría nada malo. 

Mi colegio tenía al lado una universidad donde supuestamente yo iba a estudiar; cuando tenía 15 años tomé un curso paraescolar ahí de psicología por varios meses y me convencí de que eso iba a estudiar. Mi maestra dijo que yo tenía demasiado potencial para eso, que me veía mucho futuro y que cuando estuviera estudiando ella podía darme un trabajo de medio tiempo en su despacho para que pudiera tener experiencia para un trabajo de verdad. Yo ya tenía mi futuro casi totalmente planeado y... Me fui de ahí. La historia de mi vida. 

—Lo único bueno acerca de esto es que ya no había muchos chicos yendo con ella, como antes. Esperemos que se recupere —dijo mi tío un rato después de que se fuera la secretaria. Decidí que intentando no iba a perder nada. 

—Yo puedo ser la sustituta de la señora Genova —opiné con una sonrisa. Las gemelas y él me miraron con el ceño fruncido—. Tomé un curso de psicología en mi escuela anterior... 

—Um, no creo que sea posible, Chiara, pero gracias por... —empezó a decir mi tío pero su voz se fue apagando ante mi mirada de perrito—. Lo siento, linda.

—Le juro que es verdad lo del curso, yo quiero ser psicóloga cuando crezca...

—¡Chiara! No puedes. Los chicos que van al psicólogo usualmente están locos y traumados ¿Qué si te hacen algo? —murmuró Nedime. Yo negué con la cabeza. 

—Estoy preparada para todo —dije con una gran sonrisa—. Soy muy buena dando consejos y sé como se tranquiliza a las personas dañadas, en el curso nos hicieron tratar con un hombre que mató a toda su familia y tenía problemas serios... Por favor. Ni siquiera pediré que me pague o algo así. Si trabajo aquí ya voy a tener una referencia para cuando quiera trabajar profesionalmente.

—No vas a dejarme en paz hasta que diga que sí ¿No es así? —preguntó mi tío con una sonrisa escurriéndose por sus labios. Yo reí.

—Me conoces muy bien, Dan —hablé profesionalmente. Él suspiró.

—De acuerdo, sólo porque eres tú y sólo hasta que encuentre a alguien más.

Entonces, en la clase después del receso, en lugar de regresar a mi salón, caminé hacia el despacho de la señora Genova, saqué las llaves y sintiéndome toda una adulta, abrí mi lugar de trabajo hasta que ella se mejorara. 

No era como me lo esperaba, ya sabes, un consultorio real, como los que salen en televisión. Yo pensaba que habría un sillón de cuero donde los pacientes se acostaban a platicar y cosas así, pero no, era un lugar agradable. Paredes azul cielo, un escritorio de cristal donde había una computadora Mac y unos cuantos papeles desparramados. Una silla grande y ostentosa de... Me acerqué a ella y la toqué para comprobar, gamuza. Y dos sillones del mismo material pero más pequeños en donde los pacientes se sentaban. 

ρeω, ρeωDonde viven las historias. Descúbrelo ahora