CAPÍTULO 16

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La única manera qué encontraba para sacar toda esa ira acumulada era golpeando fuertemente aquél infortunado arbol.

Aquellas filosas palabras lanzadas por Ino le habían calado más de lo qué habría querido. Sabía qué Sakura se había ido para alejarse de él pero jamás imaginó qué aquello por poco y terminaba costándole la vida y el hecho de saberse responsable por ello, lo hacia odiarse de una forma inimaginable.

[♥]

— ¡Azumi! ¿¡Me puedes decir de qué demonios manchaste el sueter!?

La niña bajo su cabeza con tristeza al recordar aquel episodio.

— Es cafe mami, lo siento mucho.

—¿¡Y qué demonios hacías tú tomando cafe!?

— Fue un accidente mami, lo siento.

Hanabi rodó los ojos exasperada ante la actitud de su hija.

— ¿Sabes qué? ¡Lárgate a tú habitación y no salgas hasta mañana!.

Azumi obedeció rápidamente. Hanabi no solía hablarle de esa forma, pero el hecho de enterarse de qué Sasuke había llegado de su misión y que no se había dignado en aparecer por la casa la hacía ponerse de lo más frustrada

"¿Donde demonios estás Sasuke?"

Ardía en rabia y celos el solo imaginar donde y con quién podría estar.

[♥]

La mañana había llegado y el humor de Hanabi no podía estar peor, Sasuke, su futuro esposo no había llegado a casa a dormir.

—¿Mami?

—¿¡Qué demonios quieres Azumi!?

— Tengo hambre.—bajo su pequeña cabecita. —pero si te sientes mal yo puedo tomar algo de leche, prometo no derramarla.

La debilidad de su hija la irritaba por completo.

—¿Sabes que? harás algo mejor, ve por tú abrigo, iremos a casa de la tía Hinata.

[♥]

Sigues siendo aquella niña molesta, nada ha cambiado.

Y tú sigues siendo el mismo niño engreído, egocentrico y arrogante. Tampoco has cambiado.

— Soy el mismo engreido, egocéntrico y arrogante qué te hacía y te sigue haciendo sonrojar.

Abrió abruptamente los ojos y el sol le dio de lleno en el rostro.

"Estúpido sueño"

La puerta fue abierta sin previó aviso y Sakura no dudó en insultar a aquél qué se había atrevído a entrar así.

— ¡Estupido! ¡Pude haber estado desnuda!.

— Como si tuvieras mucho que mostrar.

Soltó como si nada el pelirojo.

— Eres un imbécil.

— Cambia de insultos, esos ya me los se de memoria. Levántate qué Deidara ya terminó de hacer el desayuno.

Sakura giró su cabeza de un lado a otro como si buscase algo.

—¿Donde está mi silla?

— Tal vez en el tiradero.

— ¿¡Que!? ¿¡Y como se supone qué me voy a mover de aqui!?

— Con esto. — Le Mostró un bastón tallado en madera. —La vieja ésa, dijo que era momento de caminar.

EL CEREZO NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora