Estoy bien...Eso decimos a diario y quizás es una de las mentiras más comunes del ser humano. La repetimos frecuentemente para no tener que dar explicaciones, claro ¿Por qué deberíamos?. Solemos pensar que no nos entenderían. Estamos rodeados de personas que no desean escuchar o eso es lo que creemos. Resulta que nadie sentirá el peso de la carga que sostenemos más que nosotros mismos.
Me siento como en una pequeña y oscura habitación, en la que cada vez disminuye más el oxígeno. Siento que éste no llega a mis pulmones. Siento que no puedo inhalar sin casarme y exhalar sin que mis ojos se cristalicen. No puedo mantener una sonrisa sin que ésta tiemble, tampoco dar un paso sin que mis piernas se debiliten.
En mí habita un inmensa sensación de soledad. Y Aunque me encuentre Rodeada de cientos de personas la sensación no intenta sesar.
Me encuentro en una caída constante. Solo siento como mi cuerpo se desploma en el aire. Caigo y sigo cayendo en un abismo interminable sin siquiera haber notado cuando he decidido abentarme.
El dolor y la presión en mi pecho se vuelven indomables, mi necesidad de calma se vuelve desesperada. Buscarme sin encontrarme es agonizante y finjir para todos es agobiante.
Continuar es la opción más viable. Vive un paso a la vez, una respiración y hasta si es requerido un parpadeo a la vez.
Pd: Deben saber que lo que escribo no siempre es lo que siento. Solo son cositas que se me ocurren.