Cuchillo

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Siempre que llegaba del trabajo, ahí estaba el, sin falta a la misma hora.
Su estela negra devoraba mi alumbrado porche, y siempre se sentía la incomodidad de que estaba un invitado no deseado en la casa.
Solo me veía realmente no era una amenaza, fuera de la incomodidad que me causaba era alguien inmóvil y mudo, al ni darle importancia el no lograba sus objetivos, así no se podría alimentar de nuevo de mis miedos.
Yo me pierdo en sus ojos, no se exactamente a dónde mirar cuando está ahí parado, inmóvil, siempre sonriente.

Pasaron más días, y desde que tocó mi ventana con ese cuchillo se está volviendo más agresivo, al llegar del trabajo se acerca más y más a la puerta, no se si el día de mañana lo encuentre dentro de mi casa.

Al verlo, no puedo evitar pensar en que somos uno mismo, somos dos lados de la misma moneda, se supone que yo lo dejé en la mina para separar mi odio de mi cuerpo, separé todos mis defectos y mis errores y se transformaron en esa cosa, es por eso que no me da miedo, y ahora que se quien es no queda más remedio que luchar contra el.

Aunque lo que más preocupa es que hoy no está aquí, no está en el porche y no está dentro de la casa, me sorprende solo me quede pensando en la puerta, donde estará, que planea...

Aunque "el" no habla, y sinceramente no hace ningún movimiento, mi corazón se paralizó cuando en el gran silencio de la noche, sólo se escuchaba el aire, y una grave voz que me dijo al oído:
"Mira detrás tuyo"

¡Gracias a dios es viernes! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora